CAPÍTULO 7 - LA MISIÓN

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Eran las once menos cuarto de la noche, el operativo comenzaría a las once y media. Clarke entró por primera vez en su vida en una unidad móvil de vigilancia de la policía. No era nada del otro mundo, pero a ella le pareció la NASA. La verdad es que estaba un poco nerviosa por su nuevo encuentro con Roan: una cosa era hacer el ganso en solitario y otra tener tres pares de ojos y oídos sobre ella.

—Hola, Clarke —la saludó Lexa al abrirle la puerta de la furgoneta.

La detective Woods tenía modelitos para todas las situaciones: ahora tocaba ir toda de negro, en modo incógnito casual: vaquero, camiseta, chaqueta y botas. Indra y Lincoln también saludaron a Clarke, que cruzó todo el vehículo hasta sentarse en la silla que le indicó el chico.

—Enseguida te preparo el micro —dijo Lincoln.

La Clarke yonqui llevaba el pelo mal recogido en una coleta, la raya del ojo mal hecha a propósito, unos vaqueros rotos, y una holgada camiseta negra con motivos heavies. Inconscientemente, empezó a tamborilear los dedos sobre la pierna. Lexa se percató de ello y se acercó.

—¿Estás bien?

La detective se sentó junto a ella.

"Lo estaría si no te acercaras tanto".

—Sí. Preparada para ser Clarke la yonqui.

—Lo harás muy bien.

—No sé si eso es exactamente un cumplido... —rio Clarke.

—Lo es.

Lexa le sonrió levemente, se levantó y se sentó junto a Indra, que estaba preparando la mesa de audio que recogería la conversación entre Clarke y Roan.

Lincoln se acercó a la investigadora con un micro en la mano, dispuesto a colocárselo a la chica. Pero en ese momento le sonó el móvil.

—Es Gustus, salgo un momento —miró a Lexa—. ¿Se lo pones tú?

Lexa lo miró sin decir nada durante algún segundo de más, mientras, el móvil seguía sonando, Indra estaba concentrada en su mesa de sonido...

—Sí, claro.

Y Lexa no tuvo más remedio que coger lo que el chico le tendía: un diminuto micro con un cable corto que terminaba en una minipetaca y un rollo de cinta adhesiva.

Clarke la siguió con la mirada hasta que la tuvo delante. Lexa se quedó parada frente a ella meditando por dónde empezar.

—Será más fácil si te quitas la camiseta.

—Claro.

Clarke se puso de pie, se quitó la camiseta y dejó al descubierto un sujetador negro deportivo que aprisionaba sus generosos pechos. Lexa pugnó por no mirarlos directamente y concentrarse en el micro. Fue a ponerlo sobre la parte central del sujetador, pero algo la detuvo.

—Si te lo pongo sobre el sujetador va a rozar en la camiseta y hará interferencias —Lexa se giró—. ¿Verdad, Indra?

Indra las observaba con interés desde su silla.

—Ajá. Se lo tendrás que pasar por debajo del sujetador y pegárselo a la piel. Pareces nueva.

Indra era toda una institución en la policía y si no era ya capitana era porque no le había dado la gana, porque le gustaba mucho más el trabajo pegado a la calle. Así que podía permitirse ese tipo de licencias con su "superior". Lexa le echó una mirada lo más fría que pudo. Juraría que la oficial estaba disfrutando al verla tan incómoda con la situación. La detective sabía controlar sus nervios y mostrarse impertérrita en la mayoría de las ocasiones, pero quien la conocía bien podía ver los pequeños detalles que otros no apreciaban. E Indra los veía, y Lexa lo sabía.

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