CAPÍTULO 19 - PUNTO DE INFLEXIÓN

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Advertencia: Esta historia sólo pretende entretener e intentar que sus lectores pasen un buen rato, así que, debido al contenido de este capítulo y aun a riesgo de restarle suspense, creo que debo advertir que en este fic NO va a morir ninguna de nuestras amadas Clexa. Gracias por leer.

Los primeros rayos de sol llegaron hasta los ojos de Clarke, que dormía de lado, con el brazo de Lexa sobre el suyo y con el cuerpo desnudo de esta arropándola por detrás haciendo la cuchara. Abrió los ojos poco a poco, saliendo del sopor del sueño lentamente, sin saber quién la tenía prisionera entre sus brazos. Pero le bastó una décima de segundo para recordarlo todo y esbozar una sonrisa. Estaba relajada y en paz. Se arrebujó para acoplarse mejor a ella, y entonces se dio cuenta de que lo que sentía no era relajación exactamente, sino que el contacto de piel con piel la había despertado excitada, una excitación placentera, tranquila, sin urgencias.

El ligero movimiento del cuerpo de Clarke contra el suyo despertó a Lexa, que no había sido consciente de haberse dormido aprisionándola entre sus brazos de ese modo. Pensó que quizá tanta intimidad la podría incomodar, así que intentó separarse de ella sin despertarla. Pero Clarke ya estaba despierta y no la incomodaba en absoluto ese contacto, así que tiró de su brazo y lo colocó como estaba, abrazándola de nuevo.

—Buenos días —dijo Clarke con voz rasposa.

Lexa sonrió porque la acercó a ella, porque habló con esa voz tan grave, porque le dio los buenos días, sonrió por todo.

—Buenos días —dijo con la boca hundida en su pelo.

Y entonces se dio cuenta de que si hubiera sido un tío estaría empalmado y le estaría clavando su pene en el trasero. Se alegró de no serlo. Nunca le había pasado tener esa conexión física tan intensa con alguien, pero sabía que no sólo era eso: lo sentía, era real, Anya tenía razón, se había enamorado. Habían tenido sexo y habían hecho el amor, las dos cosas en una sola noche, su primera noche. La conexión espiritual también existía, estaba claro. Y todo junto era abrumador. Sabía que estaba entrando en territorio inexplorado para ella. Suspiró tan profundamente que hizo sobresaltarse a Clarke.

—¿Estás bien? —preguntó la investigadora.

—Sí. ¿Y tú?

—Genial.

Clarke se dio la vuelta y las dos se quedaron mirándose frente a frente. Lexa quería saberlo todo de ella, pero no sabía por dónde empezar a preguntar. Clarke también estaba experimentando sentimientos nuevos, y eso le producía cierto vértigo, pero había decidido que iba a relajarse y a dejarse llevar. Ya la había perdonado, aunque tardaría un poquito en decírselo...

Lexa levantó el brazo y acarició la cara de Clarke, que la recibió con un beso en la palma de la mano. Después tocó su pelo y contorneó su silueta desde el hombro hasta la cadera, con un recorrido sutil de sus dedos que hizo que se le erizara la piel. Una vez allí pareció dudar, pero Clarke le sonrió sin dejar de mirarla a los ojos y le cogió la mano para conducirla hasta su entrepierna. Lexa también sonrió al comprobar la humedad y el calor de los labios de su sexo. La detective se puso encima sin apartar su mano y le susurró en la boca.

—Creo que voy a llegar tarde al trabajo.

—Así es.

Y las dos sonrieron antes de comerse la boca. Clarke también llevó la mano a la entrepierna de Lexa, que la recibió con un estremecimiento y un contenido jadeo. Y así continuaron, tocándose a la vez, moviéndose a la vez, sintiéndose a la vez durante un largo rato. Lexa se contuvo todo lo que pudo para que primero llegara Clarke al orgasmo y, en cuanto tembló bajo su cuerpo, lo hizo ella. Tras la sacudida se dejó caer sobre su pecho; se besaron y se entrelazaron con abrazos de brazos y piernas. Todo encajaba, ellas encajaban, podrían haber estado así horas, pero el deber reclamaba a la detective y no tenía más remedio que salir de esa bendita cama.

LEY & DESORDENWhere stories live. Discover now