LEY & DESORDEN

CAPÍTULO 30. AMIGAS Y PADRES

—¡Ahhh! ¡La hostia puta, la madre que te parió! ¡La que decía que lo de casarse era de antiguos, qué cabrona, y ahora vas a ser la primera!

Esa era Raven.

—Tía, qué fuerte.

Esa era Octavia.

Las dos amigas de Clarke estaban genuinamente sorprendidas por la noticia.

—Pues qué alivio —le dijo Raven—, porque la promesa que nos hicimos de que si llegábamos a los 40 solteras nos casaríamos entre nosotras, ya me estaba acojonando un poco.

—Yo no pensaba cumplirla —dijo Clarke.

—Ni yo. Pero iba a quedar feo.

—¿Os habíais hecho esa promesa? —preguntó Octavia.

—Sí —dijeron al unísono.

—¿Sin contar conmigo? ­¿Dejándome fuera? —dijo dolida.

Las dos amigas se miraron culpables. Pero Raven supo salir airosa.

—Es que en esa época todavía no existía el poliamor, cariño.

—Me habéis herido.

—¿Cómo te ibas a casar con nosotras si eres hetero? —dijo Clarke.

—Eso es lo de menos, ni siquiera me lo propusisteis. Y lo que importa es la intención.

Las dos amigas se miraron interrogantes. ¿Hablaba en serio? ¿Se había enfadado por no contar con ella en semejante promesa loca? ¿Sentía que la habían dado de lado? Octavia las vio tan apuradas que se arrepintió de su teatrillo.

—Ja, ja, ja, que es broma. Vaya cara que habéis puesto. Me habría enfadado si no me hubierais puesto de madrina o algo así. Porque yo habría sido la madrina, ¿no?

—Claro —dijeron sus dos amigas al unísono.

Mientras tanto, en la casa de Lexa, la cara de Anya era de total desconcierto.

—¿Casarte? —Lexa asintió—. ¿Te vas a casar antes que yo?

—Eso parece. ¿Te molesta?

—Pues un poco, la verdad —bromeó su amiga—. Yo soy mayor que tú.

—Pues haberte dado más prisa.

—Pero... ¿por qué tan pronto?

—¿Y por qué no?

—No sé, para prepararlo con tiempo, por ejemplo.

—Queremos algo íntimo y sencillo, con pocas personas... —Sonrió—. Tú estarás.

—Más te vale.

En casa de Clarke, Raven sacudía la cabeza con incredulidad.

—No puedo con la vida...

—¿Estás segura, Clarke? —preguntó Octavia—, lleváis poco más de tres meses juntas...

—Creedme, he pasado por mis momentos de crisis...

—Soy testigo... de mucha crisis —dijo Raven.

—Pero ahora estoy segura; es extraño, pero es como si ya nos conociéramos... —dijo Clarke.

—... o sea, como si nos hubiéramos reconocido —dijo Lexa—, ahora todo está en orden: es ella.

Lexa miró a los ojos de su amiga, y esta supo que hablaba en serio. Nunca le había visto esa firmeza, esa seguridad en sus sentimientos, ni siquiera con Costia.