21. Rumbo a lo desconocido

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La mañana del martes se me hace interminable; no paro de pensar en el esloveno. Por más que intento concentrarme los recuerdos me arrasan: su habilidad jugando al baloncesto; sus ojitos claros; su sonrisa de pillo; sus bromas y provocaciones; su pelo rubio, tan suave bajo el tacto de mis dedos; sus brazos fuertes cogiéndome como a un bebé; sus labios de ensueño; la manera que tiene de mirarme; sus manos grandes agarrándome para que no me caiga; su olor tan masculino...

No recuerdo haberme pillado de alguien de esta forma en mucho tiempo; me encanta absolutamente todo de él. Sé que esto no va a ser nada fácil, que se puede marchar de la noche a la mañana igual que ha venido y que verá mundo y conocerá a mujeres mucho más especiales que yo; pero me niego a rendirme y quedarme con la duda de lo que hubiera pasado por el resto de mi vida. También sé que conocerlo a fondo implica chocar con partes de él menos perfectas y que él podrá ver las mías, pero quiero seguir adelante mientras me lo permita.

Estoy ya de camino al metro a mediodía cuando me vibra el móvil. Su nombre ilumina la pantalla de mi Iphone y me apresuro a descolgar la llamada.

-Hola rubio.

-Hola guapa. ¿Muy cansada por lo de ayer?-me encanta escuchar su voz.

-Para nada, soy una chica fitness -apunto con chulería.

-Eso ya lo demostraste, menuda carrerita-dice y me recuerda a mí corriendo con el balón como una niña pequeña-. Bueno, quería proponerte algo-me pongo nerviosa.

-¿El qué, señorito Doncic?

-¿Te acuerdas que te dije que vivía con Dino Radoncic?

-Sí-estoy impaciente por saber qué se le ha ocurrido a este loco.

-Pues ayer le hablé de ti y ha pensado en organizar una barbacoa mañana en casa para conocerte. También vendrá Lucía, su novia. Es española como tú y seguro que os vais a llevar muy bien.

Espera, ¿Luka me quiere presentar a su compañero de piso y uno de sus mejores amigos? ¿Le ha hablado de mí? ¿Me va a invitar a su casa? Todo está yendo a un ritmo de vértigo, pero yo no puedo ni quiero decirle que no:

-¡Ah, que bien! Estoy deseando conocerlos-digo ilusionada y un poco intranquila, quiero encajar con ellos.

-Te van a caer de puta madre, están más locos que nosotros-ese "nosotros" hace que algo se revuelva dentro de mí, estoy perdiendo la cabeza por este chico definitivamente.

-Pues es difícil, ¿eh?

-Ya lo verás. ¿Te recojo mañana de Marca y ya vamos a mi casa?-se ofrece.

-Te lo agradecería, la verdad. Salgo a las dos.

-Perfecto, a las dos estaré allí. Nos vemos mañana morena-el tono con el que pronuncia esa última palabra es irresistible.

-Hasta mañana Lukita-digo antes de colgar.

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Miércoles, 12 de la mañana.

Quedan aún dos horas para que Luka venga a recogerme y ya estoy bastante nerviosa e impaciente. Me va a presentar a sus amigos más íntimos y eso que solo nos conocemos de hace un par de semanas. No sé si esto es un procedimiento habitual para él con todos sus ligues, pero para mí significa un paso importante.

He decidido vestirme informal ya que me ha dicho que vamos a estar en la terraza. Llevo unos vaqueros claros, una sudadera de cuello redondo burdeos con una camisa vaquera debajo y mis adidas con las tres rayas a juego. Me he maquillado ligeramente y llevo el pelo suelto y liso por el seco clima madrileño.

Milagrosamente llega la hora de irme. Me despido de mis compañeros y Carlos me da ánimos, a él lo tengo informado sobre todo lo que pasa con el jugador de baloncesto. Bajo deprisa las escaleras y salgo a la calle antes de que al resto le de tiempo siquiera a apagar el ordenador. Cómo no, ahí está él en su coche blanco. Esta vez no tengo duda alguna sobre cómo saludarlo, me lanzo a su boca y nos damos un beso corto pero muy cariñoso.

-Hola nena-me encanta como dice "nena", me hace sentir suya.

-Hola rubiales-enseguida apoya su mano en mi muslo y yo sonrío.

-Me encanta que hagas eso-le confieso.

-¿Que haga qué?-pregunta confuso.

-Que me toques la pierna mientras conduces, me gusta mucho.

A él parece alegrarle mi respuesta y me presiona un poco el muslo mientras me lo acaricia con su dedo pulgar.

-A mí me encantas tú, estás guapísima-dice mirándome a través de sus gafas de sol negras.

Me sonrojo y miro hacia otro lado, no sé que decir. Finalmente opto por un simple "gracias" y una sonrisa. Pongo mi mano sobre la suya y durante unos minutos solo se oye la radio dentro de su coche. Suena "Borro Cassete" de Maluma, una canción que he escuchado millones de veces.

Canto el estribillo y a él le hace mucha gracia.

-¿De qué te ríes?-pregunto sonriendo también.

-No sabía que fueras reggaetonera.

-Hay muchas cosas de mí que no sabes aún-afirmo enigmática.

-De acuerdo señorita Fernández, tendré que descubrirlas-contesta siguiéndome el juego. ¿Cómo sabe mi apellido? No recuerdo habérselo dicho nunca.

En más o menos quince minutos llegamos a un edificio moderno situado en un barrio muy bonito de Madrid. Entramos en el parking y subimos al último piso en el ascensor. Él me mira mientras yo estoy inmersa en mis pensamientos:

¡Ey!-dice pasándome la mano por delante de mi cara-. ¿En qué piensas?

-En si les caeré bien a tus amigos, estoy algo nerviosa-confieso sorprendiéndome a mí misma. ¿Desde cuándo soy tan sincera con mis sentimientos?

-No te preocupes tonta, lo vamos a pasar genial y les vas a encantar-me anima dándome un apretón muy cariñoso en el brazo.

Se abre el ascensor y veo un descansillo muy bonito con dos puertas, una a cada lado. Luka me guía hacia la puerta A y saca sus llaves del bolsillo." Vale Cris, ático A, memorízalo". Abre la puerta y me deja entrar primero.

Me quedo atónita ante lo que veo: es un piso precioso con las paredes blancas, suelo de parqué y los muebles de madera clara. El salón, que es lo primero que vislumbro al entrar, tiene unos grandes ventanales que hacen la estancia muy alegre y luminosa. Parece mentira que un sitio llevado por dos tíos pueda estar así de bonito y organizado. En el centro se ve una enorme televisión junto a una estantería llena de CDs y DVDs.

-Dino, ya estamos-grita Luka.

De una habitación que debe ser la cocina viene una pareja con unos botellines de cerveza en las manos, ambos riéndose. Yo entonces desconocía la importancia que ese momento iba a tener en mi vida.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Where stories live. Discover now