29. Vuelta a la residencia

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Todo lo bueno llega a su fin y Luka y yo nos decimos adiós en su coche, delante de la puerta de mi residencia.

-Mucha suerte en Turquía-le deseo lo mejor para el partido de Euroliga que jugará el miércoles allí.

-Gracias nena, no me eches mucho de menos -dice con chulería y yo me derrito por dentro; no termino de acostumbrarme a él.

-No te puedo prometer nada.

Nos damos un largo abrazo y un beso de despedida con algún que otro te quiero intercalado. ¿Cómo no voy a echarlo de menos?

Salgo de su coche y a mitad de camino entre este y la puerta principal me vuelvo hacia Luka. Le lanzó un beso con la mano y sonríe, diciendo adiós. Siento una melancolía muy repentina y absurda y me cuesta tragar saliva. Solo quiero llegar a mi habitación y refugiarme allí.

Mis deseos no se cumplen porque cuando atravieso la sala de estar encuentro a mis amigos allí. A todos menos a Marcos, gracias a Dios. Solo faltaba verlo en un día como hoy, no se me ocurre nada peor en la vida.

-Hombre, si está viva-exclama Marta. Noto un deje de rencor en su voz pero decido ignorarlo.

-Hola chicos, ¿qué tal?-me siento con ellos.

-Como siempre, ¿y tú? ¿Dónde te habías metido?-pregunta Pablo interesado.

-Bueno, estoy saliendo con Luka Dončić y ha sido una semana muy intensa-confieso sonrojada.

-Ya nos lo ha dicho Marcos-responde Vero. Al escuchar su nombre se me revuelve el estómago.

-Te lo dijimos, había tema-me recuerda Rocío, siempre inmersa en su mundo.

-Sí, ya, pero todo ha ido mucho más rápido de lo que pensaba-reconozco.

-Oye, ¿y por qué no salimos hoy todos a comer y nos pones al día? Te hemos echado de menos-sugiere Álvaro rodeándome con un brazo.

Me siento tremendamente mal cuando tengo que denegar la invitación, pero es que no hay nada que me apetezca menos que tener que contar todo lo ocurrido con el esloveno públicamente y teniéndolo aún tan presente.

-Lo siento chicos, tengo muchísimo que adelantar de la reda-me invento la primera excusa que se me ocurre y me escabullo de la salita. No me pasa desapercibida la cara de enfado de Marta, pero subo a mi habitación antes de sentirme aún peor conmigo misma.

Me doy una ducha para despejar mi mente. Voy a estar solo media semana sin ver a Luka, ¿por qué me pongo tan sentimental? Siempre me he reído de esas parejas que sufren porque no pueden estar el uno sin el otro ni cinco minutos y aquí estoy yo, quién me ha visto y quién me ve.

Por otro lado, no poder mirar fijamente esos profundos ojos azules, no poder sentir su cuerpo fuerte y definido y no poder contagiarme de su preciosa sonrisa cuando ya me había acostumbrado hacen más que evidente la dificultad de la distancia. Después de siete días viéndonos, cualquier lapso de tiempo separados es un gran paso.

Estoy muy cansada y no tengo ganas de hacer nada productivo, así que me tumbo en la cama y pongo la tele, concretamente la repetición del Chiringuito de Jugones de la noche anterior. Me entretengo durante un rato con la tertulia futbolística de Pedrerol y su equipo y me aíslo del mundo.

Alguien toca a mi puerta, sacándome de mi momento de relax. Cuando la abro, me encuentro a Marta con cara de pocos amigos, entrando sin que ni siquiera me dé tiempo a saludarla.

-¿Se puede saber qué cojones te pasa?-pregunta enfadada mientras cierra la puerta a su espalda.

-¿Cómo?-no entiendo qué quiere decir.

-Pues que has estado una semana desaparecida y ahora vuelves como si nada, y lo que es peor, sigues escaqueándote de estar con nosotros-dice indignada-. No te consideraba ese tipo de persona que lo dejaba todo por un tío.

La frialdad de sus palabras me golpea como un jarro de agua fría, pero me recompongo rápido y doy paso a mi orgullo, sin pasar mis palabras por el filtro mental.

-Tampoco creo que haya que crucificarme por ello-contesto con la barbilla alta-. Acabo de empezar con Luka y creo que tengo derecho a pasar con él todo el tiempo que me apetezca.

-Y claro que lo tienes, pero no por ello tienes que olvidarte de nosotros. Te queremos mucho, Cris-Marta se ablanda y me empiezo a sentir un poco culpable.

-Joder, y yo a vosotros, Marti. Pero es que no te imaginas lo colgadísima que estoy de él, en serio. Es como si el tiempo fuese a otra velocidad a su lado-me escucho a mí misma y por poco no me entran ganas de potar. Me estoy volviendo demasiado cursi.

-Sé lo que es el primer amor, cielo.

¿Es Luka mi primer amor? He salido con otros chicos antes, pero nunca me han hecho sentir como él. ¿Puedo de verdad darle a este esloveno la licencia para ser la primera persona a la que he querido de verdad y, por tanto, la primera que me romperá el corazón?

-Pero no quiero perderte, puedes combinar ambas cosas e incluso puedes presentárnoslo-dice sacándome de mis pensamientos.

-Bueno, no creo que sea buena idea...

-¿Por qué?-enarca una ceja.

-Es por Marcos. El otro día me la volvió a liar y encima delante de Luka-resoplo recordando el incómodo momento en el ascensor.

-A ese le faltó una buena hostia a tiempo. ¿Qué ha hecho ahora?

-Pues vaciló a Luka y dijo algo del tipo: ahora que no follas conmigo ya no nos vemos. También me dijo que lo llamara cuando me cansara de tirarme a Luka.

-Coño, sí que se ha pasado. ¿Cómo reaccionó Luka?

-Por poco no lo mata-ambas nos reímos-. Se puso bastante celoso y le jodió que Marcos me tratara como a un trofeo.

-Y tiene razón, no sé qué le pasa últimamente a este tío, se cree Mario Casas-la comparación me hace gracia.

-Pues si tú supieras lo chica que la tiene...le quita todo el sex appeal- nos reímos a carcajadas y me alegra que estemos bien de nuevo.

-Bueno gorda, me tengo que ir a cambiarme-se levanta dándome una palmadita en el muslo-. ¿Seguro que no vienes a comer?

-Hoy de verdad que no me apetece nada, estoy KO del fin de semana.

-Ay, a saber lo que has hecho...-se me escapa una sonrisa muy tonta-. Quiero los detalles suculentos, ya me contarás, no te vas a librar-me guiña un ojo.

Está a punto de irse de mi habitación cuando se gira hacia mí:

-Y Cris, entiendo la tensión con Marcos, pero él ya no viene casi nunca con nosotros. No quiero que te aísles, sabes que nos tienes para lo que sea y echamos de menos tus gilipolleces.

-Y yo las vuestras. Gracias por todo, Marta-digo mientras la abrazo-. Prometo gestionarme mejor a partir de ahora. Te quiero.

-De acuerdo, señorita Dončić-apunta con ironía-. Yo también te quiero.

Cierra la puerta y yo suspiro aliviada. Ahora sí que estoy en paz, pero....estaría mucho más satisfecha con un rubio de ojos azules tumbado sobre mi cama.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Where stories live. Discover now