41. Pajaritas y lentejuelas

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31 de diciembre, 9:30 de la noche.

Ya estoy lista para Nochevieja. Llevo preparándome desde las seis de la tarde y la verdad es que estoy orgullosa de mi trabajo. Llevo un vestido corto y ceñido de lentejuelas doradas, medias negras y taconazos, también negros; bastante maquillaje y el pelo completamente alisado. Voy mucho más llamativa de lo que suelo ir, pero es fin de año. ¿Cuándo si no?

Apoyo mi IPad en el escritorio, abro Skype y llamo a Luka. Desde que vine aquí de vacaciones hablamos todos los días para aliviar ligeramente lo mucho que nos echamos de menos, por lo que hoy no podía perderme su modelito para el fin de año.

-Madre del amor hermoso-exclama nada más descolgar la videollamada.

Lleva un esmoquin con pajarita roja y sus precioso ojos claros llenan toda la pantalla.

-¡Pero qué guapo!-le respondo.

-Estás increíble, nena-me confiesa mordiéndose ligeramente el labio inferior, gesto que me acelera el pulso.

-¿Te gusta?-me alejo de la cámara y doy un giro sobre mí misma para que me vea mejor.

-Pffff madre mía, vas a ser el centro de todas las miradas-sonríe-. Pero que no te miren mucho, ¿eh? A ver si te van a gastar.

Me río ante su irónico intento de protegerme.

-Lo que daría por estar allí contigo, poniéndome de puntillas para arreglarte la pajarita.

Está irresistible, no tiene otro adjetivo.

-Y lo que yo daría por estar ahí a tu espalda, subiéndote, o más bien bajándote la cremallera de ese vestidito-me contesta sugerente.

Escucho unos toques en mi puerta, que se abre, interrumpiendo el momento tontorrón que estábamos teniendo:

-Niña, ve cortando que llegamos tarde a la cena-me dice mi madre-. Todo el día hablando con el novio-la escucho quejarse antes de volver a cerrar la puerta.

Es mi madre, si no se pone nerviosa ante un evento importante, no es ella.

-Gordo, me tengo que ir. Pásalo genial pero no bebas mucho, que ya sabemos lo que pasa-le advierto mientas voy cogiendo mi cartera.

-Hija de puta, te recuerdo que tú eres casi peor que yo-contraataca fingiendo indignación.

-Te amo-le planto un beso a la cámara con toda la pena de mi corazón al no poder plantarlo en sus labios.

-Y yo, mi vida. Feliz año nuevo.

Necesito tenerlo aquí. Necesito bailar con él todo lo que nos pongan, cantar todas las canciones a grito pelado, aunque nos inventemos la letra de la mayoría. Necesito que me traiga otro mojito sin que le haga falta preguntármelo, porque ya sabe que quiero otro. Necesito que me susurre al oído las ganas que tiene de que lleguemos a su cama, poniéndome la piel de gallina. Necesito que me diga mil y una veces lo guapa que estoy o lo bien que me queda el vestido. Necesito que me lleve sobre sus hombros cuando me duelan los pies de aguantar toda la noche mis zapatos de tacón . Lo necesito a él, con todas las letras.

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Narra Luka

Las Navidades en mi país están siendo geniales, como siempre. Necesitaba desconectar de todo y pasar tiempo con la gente a la que más quiero, pero una parte de mí, cada día más fundamental, se ha quedado en España.

Pues claro que la echo de menos, pero me alivia saber que ella también me echa de menos a mí. Verla a través de la pantalla hace la distancia un poco más llevadera, pero ya son muchos días sin tenerla a mi lado, sin poder besar esa boca que tanto me gusta ni acariciar cada rincón de ese cuerpo que tan loco me vuelve.

Le he hablado a mi madre de Cris. Ella siempre ha sabido aconsejarme como buena mujer que es. Sé que no le hace mucha gracia que mi novia sea española y no eslovena, y que aún no ha asimilado del todo mi ruptura con Ana María, a la que quería mucho; pero esas cosas no se eligen y estoy convencido de que cuando conozca a Cris, cambiará de opinión.

Verla así de espectacular la noche de fin de año hizo que mi necesidad de tenerla creciera aún más y fue la guinda del pastel para decidirme a hacer algo que llevaba rondando mi cabeza desde hace unos días.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Where stories live. Discover now