28. No me olvides

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Narra Luka

Nos besamos desesperados en el ascensor y cruzo el umbral de la puerta de mi casa con ella en brazos. Le hago cosquillas y se ríe a carcajadas en mi cuello. Busco su boca y ella me muerde el labio inferior, poniéndome a mil.

Le queda de lujo la camiseta del Real Madrid, una pena que le vaya a durar tan poco puesta.  La siento sobre la encimera de la cocina y me quito mi camisa. Cris me mira con deseo y tengo muchísimas ganas de ella.

La desnudo rápidamente y deslizo sus vaqueros ajustados por sus largas piernas. Me aparto un poco para admirar su figura y ella sonríe ampliamente. No espero más y entro en ella, agarrándome a sus caderas, disfrutando de cada segundo.

Cuando ya llevamos un rato me canso de esta postura, salgo de su interior y la llevo en volandas hasta el sofá. Me tropiezo con mi propia zapatilla por el camino y por poco no acabamos los dos en el suelo. Cris se descojona y me contagia la risa.

Me tumbo sobre ella y a los pocos minutos ambos acabamos, suspirando exhaustos. Nos quedamos mirando al techo, hablando de lo primero que se nos pasa por la cabeza.

-Estoy segura de que si hubiese pinchado el Madrid no estaríamos tan felices-dice ella tras unos minutos de silencio.

-Yo creo que sí, hubiéramos tenido el polvito de consolación de todos modos-respondo pícaro.

Se ríe ante mi ocurrencia y yo le acaricio la mejilla en un gesto completamente involuntario que parece gustarle mucho.

-Mi niña...-sus ojos marrones brillan más que todas las putas estrellas del cielo.

-Te quiero tanto-me acaricia el pelo.

Me quedaría aquí a su lado toda la vida, sintiéndola mía, sintiéndome suyo.

Se levanta y va al baño. Cuando vuelve lleva puesta mi camiseta, que ha recogido por el camino y eso me hace muy feliz.

-Pfff me muero de hambre-dice tocándose el vientre.

-¿No has tenido suficiente con el postre? -pregunto arqueando las cejas. Ella estira la pierna y me da una pequeña patada.

-No-suspira con los ojos en blanco ante mi ironía.

-Pues tendré que preparar algo-digo levantándome y dándole un cachete en el culo.

-¿Ah sí? ¿Con que eres cocinitas?-vacila.

-Ya verás, tonta.

Me pongo manos a la obra con unas tortitas, simples pero muy efectivas. Mientras, ella se va al salón a ver la tele. Parece sorprendida cuando le llevo el plato con los dulces recién hechos y untados con Nutella.

-He de reconocer que me has impresionado-dice relamiéndose ante la deliciosa merienda-. Me esperaba un ColaCao con galletas.

-Pues ya ves que no, reina.

Merendamos entre bromas y me ayuda a limpiar los platos después. Pongo la cucharilla debajo del grifo y el agua le salpica de golpe.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora