54. Madrugada

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Luka y yo acordamos ir con pies de plomo en lo nuestro, aunque con eso de "lo nuestro" ninguno de los dos sabemos en qué ha quedado la cosa. Supongo que el numerito de su cumpleaños supuso una ruptura y lo del vestuario, el comienzo de una reconciliación, pero como no nos hemos sentado a hablar las cosas con claridad, yo por lo menos estoy algo perdida.

No hace falta decir que a Marta, Vero y Rocío no les hizo mucha gracia que hubiera besado a Luka y la idea de que nos demos una segunda oportunidad; pero por mucho que me repitan que hay mil tíos, que él no merece la pena y que salir con un deportista de élite es muy jodido, no les hago el más mísero caso. Ellas no entienden lo que el esloveno es capaz de hacerme sentir, cómo se me acelera el corazón cuando lo tengo cerca.

Tan solo dos días después de la dramática tarde en el Palacio de los Deportes, estoy en la discoteca Capitol de mi querida Madrid con los de siempre. Por primera vez desde el cumpleaños de Luka me veo lo suficientemente motivada como para salir de fiesta. Tengo ganas de beber y bailar como una loca y olvidarme de todo, o casi todo.

Bailo con Marcos, con el que me llevo genial desde que quedó claro que no éramos más que amigos. También bailo con Pablo y con las niñas, aunque una de ellas está demasiado pendiente de Álvaro como para dedicarse a otra cosa. Sí, Marta y Álvaro están juntos, como se veía venir desde hace mucho; y sí, no puedo estar más feliz de que dos de mis mejores amigos hayan encontrado el amor.

Cuando me canso del alboroto de la pista me retiro un rato a la barra a por algo de beber. Voy bastante contentilla y no estoy para pensar en grandes enigmas de la humanidad, pero hay uno en concreto que siempre viene a mi mente en los momentos más inoportunos. Pienso en Luka y en cómo me gustaría que estuviese a mi lado ahora. Por muy bien que lo esté pasando en un sitio, siempre tengo la sensación de que algo me falta si no está él.

Me dirijo al camarero con todo el desparpajo que me da el alcohol:

-Oye guapo, invítame a un chupito, ¿no?

El barman, bastante atractivo por cierto, me da un repaso con la mirada antes de decir:

-A ti claro, guapa. ¿Tequila?

-Sí, por favor.

Me lo sirve y vierto el licor ardiente en mi boca. Dejo el vasito sobre la barra, doy media vuelta y me alejo de allí a paso firme, dejando al guapo camarero con la palabra en la boca.

Sé que no está bien crearle algún tipo de ilusión al chico para conseguir alcohol gratis, pero alguna ventaja habría que sacar de soportar estos taconazos y este vestido tan ceñido.

El licor no tarda en subírseme a la cabeza y busco a mis amigos por las diferentes plantas del local, pero no los encuentro entre tantos cuerpos en movimiento. La cabeza me martillea a causa de la música alta y las luces centelleantes.

El alcohol y la necesidad me llevan a hacer una completa locura. No sé por qué, pero estoy en la puerta del piso de Luka Dončić a las tres de la madrugada.

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Narra Luka

Estoy tirado en el sofá, no muy lejos de quedarme dormido, viendo un partido en directo de la NBA, cuando suena el timbre. Miro el reloj y son más de las tres.

Lo primero que se me viene a la cabeza es que es Dino, pero se ha ido por ahí con Luci y se quedará en su casa a dormir. Luego pienso que será un vecino que necesite cualquier cosa, todo esto mientras recorro el espacio entre el cómodo y mullido sofá y el recibidor.

Me esperaba a cualquier persona antes que a la que encuentro al otro lado de la puerta.

-Cris, ¿qué haces tú...?

No me deja acabar, porque acorta distancias y se lanza a mi boca, empujándome levemente hacia el interior y cerrando la puerta. Su boca sabe a alcohol y consigo separarme de ella para interrogarla.

-¿Has bebido?-pregunto frente a la obviedad.

-Solo un poco-dice antes de sonreír ampliamente, confirmándome que está mintiendo.

Me tomo unos segundos para observarla. Lleva los tacones en una mano y un vestido negro muy ceñido, que se ajusta perfectamente a sus preciosas curvas. El pelo suelto, de leona, y los ojos pintados de un intenso color negro que hace que parezcan más claros. Está para comérsela allí mismo.

Nos quedamos parados mirándonos. Cris parece muy perdida, de hecho va como una cuba; pero aunque esté borracha, tiene que haber un motivo de peso por el cual haya decidido venir aquí a estas horas, así que decido salir de dudas:

-Bueno y...¿qué haces aquí?-pregunto.

-¿Acaso importa?-deja sus tacones en el suelo y se acerca a mí, acariciándome lentamente la barba y el cuello con sus largas uñas-. No podía parar de pensar en ti y...

Me vuelve a besar, mordiéndome el labio. Aunque la situación no es la más idónea, me está poniendo como una moto.

-Te necesito, Luka-susurra mirándome fijamente a los ojos con cierta malicia en ellos.

Me coge de la mano y me arrastra hasta el sillón, empujándome suavemente con ambas manos para sentarme en él. Me dejo guiar por ella, sin quitarle los ojos de encima ni para pestañear. Me siento como un niño a merced de una diosa, como si estuviera hechizado.

Se quita su mini vestido de fiesta y se queda en ropa interior frente a mí, de pie entre mis piernas. Yo me limito a observar su precioso cuerpo hasta que se sienta a horcajadas sobre mí y empieza a besarme el cuello.

-El cuello no, sabes que es mi debilidad-consigo articular entre suspiros y con ambas manos en su culo.

-Creo que tu debilidad es otra-dice antes de dirigirse a mi boca y besarme como nunca nadie me ha besado.

Algo dentro de mí me dice que esto no está bien, que nuestra reconciliación no debe ser en estas condiciones y que el sexo no debe empañar los sentimientos encontrados de todo lo que nos ha pasado últimamente. Sin embargo, he echado tanto de menos su piel que separarme de ella se me hace mucho más difícil de lo que pensaba.

-Cris, para, esto no está bien-digo en un tono casi inaudible.

-Venga, te echo de menos y sé que tú también a mí-contesta sugerente.

Restriega sus benditas caderas contra mí, poniéndomela muy dura. Me demuestro a mí mismo que soy más fuerte de lo que creía cuando la aparto suavemente y me levanto del sofá, ante su mirada interrogante.

Sueño cumplido (Luka Dončić)Where stories live. Discover now