Capítulo 21

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Capítulo 21

Hubo un suave destello en la oscuridad. Primero suave, casi indetectable al ojo humano. Después fue creciendo. Primero poco, después más, siempre poco a poco, hasta acabar convirtiéndose en una brecha en la noche.

La luz empezó a parpadear. La gama de colores que lo conformaban viajaba desde los tonos azules hasta los rojizos, pasando por los magentas y los verdes, pero siempre ignorando el blanco. Allí no había cabida para la blancura ni la pureza que ésta simbolizaba. Tampoco había ruido alguno. ¿O quizás sí? En un inicio había creído que no, que todo cuanto había a su alrededor era silencio y paz. No obstante, con la llegada de la luz, el sonido empezó a martillearle la cabeza. Primero susurros, después siseos, golpes, sacudidas y, finalmente, gritos. Miles de gritos que, por fin, tras largas jornadas de inconsciencia, al fin lograron hacerla despertar.

—¿Daryn...?

La penumbra fue la única al responder a su llamada. Tanith abrió los ojos lentamente, sintiendo el cansancio de siglos en los párpados, y volvió la vista a su alrededor. No entendía dónde se encontraba. Tampoco comprendía cuanto tiempo llevaba tumbada en aquella dura cama de piedra donde yacía cubierta por una sucia sábana de lo que parecía ser esparto.

Todo era tan oscuro... y tan ruidoso...

Se llevó las manos a la cabeza. El ruido iba y venía en oleadas. En realidad, como pronto descubriría, era su mente quien provocaba aquella sensación puesto que el sonido, aquel infernal e insoportable ruido, siempre estaba presente. Y al igual que el ruido, la oscuridad, el frío y el altísimo nivel de humedad.

Confundida y con un latente dolor de cabeza palpitando tras los ojos, Tanith apoyó las manos sobre las orejas en un intento desesperado por escapar del ruido. Sus ojos se iban adaptando poco a poco a la penumbra que la rodeaba. En ella podía ver paredes de piedra, un cubo de lo que parecía ser agua en el suelo y, más allá de su cama de piedra, unos barrotes.

Poco a poco, el sonido volvió a cesar. Tanith aprovechó entonces para estirar los brazos y comprobar su estado. Además de heridas cosidas y alguna que otra venda, no había nada fuera de lo normal. Eso sí, le habían crecido las uñas. No demasiado, pero sí lo suficiente como para saber que llevaba bastante tiempo inconsciente. Después de todo, ¿acaso las había llevado tan largas alguna vez?

Poco a poco, asimilando la información que sus ojos le proporcionaban, Tanith desvió la mirada hacia la manta y la apartó de un tirón. Cualquier movimiento le resultaba agotador, pero tenía que intentarlo. Si cerraba los ojos volvería a dormirse, y aunque era lo que en cierto modo deseaba, tenía la sensación de que volverían a pasar muchos días antes de que pudiese volver a abrir los ojos.

Demasiados.

Así pues, valía la pena intentarlo. La mujer volvió la mirada hacia su vientre y comprobó con agrado que reconocía las ropas. Éstas estaban sucias y desgarradas, como si hubiese caído encima de mil cuchillos, pero al menos eran familiares, cosa que le agradaba.

Siguió bajando la mirada y se centró en los pantalones. Ella no solía ponerse pantalones cortos. Nunca hacía suficiente calor como para llevarlos. Además, no le parecía adecuado. A las madres les encantaba criticarla cada vez que acompañaba a Daryn al colegio. Hablaban de ella a sus espaldas por lo que evitaba darles motivos... y esos pantalones eran un buen motivo.

Se preguntó de dónde habría sacado aquella prenda. Al igual que la parte superior, los pantalones le resultaban familiares, pues eran suyos, solo que su mente no era capaz de comprender que simplemente habían cortado las perneras. ¿El porqué? Antes de poder llegar a planteárselo lo descubrió por sí misma. Tanith deslizó las manos por la pierna derecha hasta alcanzar la pequeña pieza que tenía anclada a la piel. Se trataba de una especie de panel metálico de color plateado en cuya superficie negra había extraños códigos verdes en continuo movimiento. La mujer desconocía qué era, pues ningún hombre lo había visto anteriormente, pero por la cantidad de cables que surgían de su interior y se clavaban en su piel supuso que se trataría de instrumental médico.

ParenteWhere stories live. Discover now