Desistimiento de la Envidia.

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Habíamos hallado la casa de la adolecente. Alexander había regresado a su forma humana y dijo que era mi misión por lo tanto era mi problema. La solución para entrar a la casa era desmaterializándome. Lo hice, sentí mi cuerpo más liviano. Me dispuse a atravesar la pared pero choque y volví a materializarme. Me gire para ver a mi hermano el cual tenía la mirada en blanco.

— ¿Qué paso? —Pregunto Eileen.

— A Nathy le va a tocar tomar su verdadera forma, ahora que perdió otra porción de su alma su poder está ligado a su esencia de Demonio, ya no más poder gratuito—Aclaro Alexander con sorna. Me miro con una sonrisa burlona.

— ¿Por qué no entras tú? —Inquirí—Después de todas estas aquí para ayudar.

— No se me antoja—Se encogió de hombros Alexander. Lo mire con odio. Y volví a mirar la pared. Mi verdadera forma de seguro había cambiado desde la última vez que la tome, ¿Que tan monstruoso luciría ahora?.

Puse la mano derecha en la pared y tome una respiración. Sentí los cambios rápidamente, mi corazón latía más rápido, mis sentidos se agudizaron y el ardor en mi espalda apareció. El ardor era por las alas, al no ser un Ángel las alas no se adaptaban nunca a mi cuerpo y serian una molestia, hasta que me las arrancara para dejar que nacieran unas nuevas. Atravesé la pared inmediatamente, recorrí la sala de estar siguiendo el olor de un alma joven. Me vi adentrándome a un cuarto pequeño, recorrí el cuarto para hallar el Diario que había percatado estaba enredado en las sabanas de la joven. Mea cerque con su sutileza y aparte a la niña, esta se removió hacia todos lado hasta que abrió los ojos, sus ojos cafés me miraron con terror antes de que su boca saliera el grito de pánico más desgarrador que había escuchado, por un momento la ignore y tome el diario, la joven solo seguía gritando y rogando. Sus padres entraron al cuarto pero yo ya me hallaba en la estancia, pase por frente a un espejo donde me detuve a admirar mi nueva forma. Los cuernos de mi cabeza partían desde la parte superior de mi frente, en mi cara resaltaban venas negras principalmente alrededor de mis ojos y mandíbula, mis ojos eran completamente negros, mi torso estaba repleto de esas cadenas que plagaban mi piel, se movían de manera pausada y por ultimo mis piernas eran normales y estaba vestido solo con el pantalón que anteriormente traía. Abrí la boca para observar mis dientes y la lengua. Mis colmillos lucían más largos y filosos pero mi lengua seguía normal.

La familia de la adolecente estaba alarmada y gritaba de un lado a otro tratando de calmarla, al parecer había entrado en shock. Hasta que cayó desmayada. Salí de la casa y tome mi forma humana. Pase el diario a mi hermano.

— ¿Ahora qué? —Fruncí el ceño.

— La parte más divertida y la más peligrosa para ti—Soltó Alexander.

— ¿A qué te refieres? —Pregunte.

—Oh, solo que si algo sale mal, quedarías como un Nefilim—Admitió Alexander. Abrí los ojos como platos, quedar como un Nefilim sería lo peor, me repudiarían de mi hogar, perdería mis poderes, sería una vergüenza ante el mundo sobrenatural y no podrían morir jamás. A menos que un Ángel me asesinara y si un Ángel hace eso, caería. Había conocido Nefilim que terminaban locos, eran vagabundo en el mundo humano y hasta algunos que se habían cortado la cabeza con ingeniosos inventos solo para que al siguiente día su cabeza estuviera en su lugar. La vida inmortal terminaba cansando, como a todos los seres inmortales pero cualquier otro ser inmortal puede morir por armas especiales que hoy se consiguen en cualquier lado.

—Solo saca el Pecado—Gruñí. Mi hermano me miro sorprendido pero lo oculto velozmente y camino hacia la mitad de un puente. Eileen no tenía ni idea a lo que el Demonio mayor se refería por el que opto a guardar silencio, además en mi forma de demonio pude percibir que tenía vergüenza por su anterior drama.

—Eileen abre el diario en la mitad y sujétalo fuerte—Mando Alexander. Eileen hizo justo lo que se le ordeno. Me pared delante de mi hermano y este me miro inseguro. —Trata de pensar en cosas buenas, aférrate a tu alma y no pienses en tu esencia. Preferiblemente piensa en otra persona, alguien a quien le tengas estima.

Asentí. Mi hermano miro el diario para posteriormente posar su mirada en mí. El poso sus manos en mis hombros y sentí sus garras empezar a surgir de su cutícula para atravesar mi chaqueta, camisa y piel. Alexander se quedó mirándome a los ojos, sus ojos empezaron a girarse hacia arriba quedando completamente blancos, el empezó a recitar palabras en voz baja. El agua debajo del puente se empezó a sacudir salvajemente, el viento hacia pequeños remolinos y rayos que era seguido por truenos tronaban en el cielo como si este se fuera a romper en cualquier momento.

Me enfoque en pesar en cuanto amaba a mi madre y lo buena que era, pero rápidamente me sentí enojado porque mi padre le había desgraciado la vida, cambie de persona y recordé a Elena, ella era una gran persona, con un corazón bondadoso pero mis pensamientos buenos se vieron interrumpidos por mi envidia hacia la vida perfecta que tenían los padres de Elena, ¿Por qué mis padres no podían haberse conocido de manera normal?, ¿Por qué mi madre era la victima de mi padre? Yo quería esa perfecta vida familiar. '¡No, piensa en otra cosa!'.

Mire mi entorno tratando de mantener mi mente alejada de los pensamientos envidiosos. Mi mirada cayo en Eileen que me miraba nerviosa, su cabello era un enredo total, estaba por su cara y salía disparado en todas direcciones debido al viento, lucia muy ridícula, pero aun así lucia...¿Adorable?. Era como una niña que le habían dicho que no se moviera y obedientemente no lo había hecho aunque le costara. Recordé otras ocasiones en las que Eileen hiciera estupideces, eran muchas y todas muy divertidas, aunque no había mostrado reacción de diversión alguna me parecían hilarantes.

Eileen soltó un quejido y en ese momento el cabello se le introdujo en la boca por lo que empezó a tratar de escupirlo o sacarlo con la lengua. Una imagen muy divertida. Las esquinas de mi boca se contrajeron hasta formar una sonrisa y hasta se me escapo una pequeña carcajada. Eileen me miro ceñuda y dejo de hacer lo que hacía dejándose el pelo en la boca.

Preciso momento sentí un ardor en el pecho y un mareo torrencial, menos mal que Alexander me sostenía porque me fuera ido de espaldas, por ultimo sentí que mi visión se oscureció y se escuchó un grito muy lejano.

Volví a abrir los ojos y las luces de unas lámparas me encandilaron por un momento. Mire el techo, era el techo del cuarto de hotel, mire a mi alrededor. Alexander estaba dormido en un sillón y Eileen lo estaba al lado de la cama.

— Eileen—la zarandee suavemente. Ella gimió y se giró al otro lado. Volví a zarandearla. Ella se removió pero abrió los ojos lentamente, se estiro y bostezo rascándose la mejilla izquierda.

— Buenos días, ¿Cómo estás? —Pregunto levantándose, volvió a estirarse. —¡Ufff!, Dormí horrible.

— Bien, creo—Dude—¿Qué paso después de que me desmaye?

—El pecado está dentro del diario y tú sigues siendo el viejo Nathaniel—Respondió Eileen rascándose la cabeza. —Que todo salió bien, dijo Alexander.

— ¿Y por qué no está el en su cuarto y tu estaba al lado de la cama? —Reflexione.

— Ah eso era porque estabas inestable, a veces dejabas de respirar y tu hermano estaba muy preocupado, claro, nunca lo oíste de mi—Explico Eileen moviendo mucho sus manos.

Asentí pensativo. Quién lo diría, mi hermano preocupado por mí. Eileen dijo que se iba a bañar para buscar algo de comer. Me levante para despertar a mi hermano. Este se despertó y me miro antes de levantarse.

— Nathaniel —Hablo Alexander —Padre, se reunirá contigo en la tarde.

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Siete Males [Saga Siete #2]Where stories live. Discover now