Menzogna o Mentira.

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—Aun no puedo creer todo lo que ha pasado—Susurro Elena. La bruja permanecía sentada en las escaleras del porche junto a mí. La noche estaba cálida en New Orleans. De vez en cuando pasaban personas caminando o niños en bicicletas, era un ambiente tan tranquilo.

Elena, Eileen, Amara y yo permanecíamos en la casa de la familia de Eileen, hasta que el ambiente se aplacara y empezar a solucionar todos los inconvenientes. Derek se había largado quien sabe a dónde, él dijo que volvería pero de seguro no lo haría, ahora que no estaba Misty no había ninguna obligación de quedarse. Mia dijo que ella necesitaba por que vivir y se fue a Brooklyn. Brett se fue con sus hermanos a España para calmarse un poco. Elena dijo que permanecería hasta su último día como guide y a mí no quedo de otra, era esto o estar con mi familia y todo ese ambiente tenso.

—Ya ha pasado un mes—Comente—Lo mejor es seguir.

Elena asintió y le dio un sorbo a su chocolate caliente.

La puerta principal se abrió y Ariel Greenwood salió seguido de Eileen. Ariel había estado visitando recurrentemente a Eileen, según él, ella lo hacía sentir con ánimos. El príncipe elfo había estado quedándose en un hotel en el centro de la ciudad pero el día de mañana partía a Francia para empezar a asumir su futuro puesto como Rey. El chico se despidió de nosotros y subió al auto que había dejado aparcado en el andén. Eileen se sentó al otro lado de Elena.

Eileen era un caso muy extraño. Desde que comió la manzana le han surgido varias diferencias físicas, la más notoria era en su cabello, que se estaba tornando rubio dorado en las puntas. La Delecti no le había prestado atención.

—Nathaniel, ¿Puedo hablar contigo? — Pregunto. La voltee a ver extrañado pero me encontré aceptando rápidamente. —Ya te lo regreso, Elena.

—No te preocupes. —Se encogió de hombros. —A él le encanta estar contigo.

Mire a Elena mal. Ella solo me sonrió inocente y se levantó con la excusa de ir a buscar un bocadillo nocturno. Eileen probablemente no la escucho porque ya iba entrando de nuevo a la casa. La seguí hasta el sótano, donde se aseguró de cerrar la puerta con seguro y una silla debajo de la perilla. Bajamos las escaleras, las luces se encendieron, el cuarto no era nada de lo que me esperaba. Esperaba un sótano viejo y húmedo lleno de muebles tapados por lámparas, en vez de eso, había muchas armas, además de otras cosas extrañas.

—Yo sé que las cosas que pasaron son muy importantes y por eso no he querido decir nada más...Pero esto se está volviendo una situación muy incómoda para mí...Y tú eres en el que más confió, aparte de Brett, el cual ni siquiera me ha llamado...¡Eso no incumbe!.

—Eileen, ve al punto—Rodé los ojos. Eileen suspiro. Ella se llevó las manos al cabello recogido, lo soltó, el rubio dorado ganaba cada vez más territorio desplazando el castaño cobrizo.

— Estoy cambiando—Comento— ¿Qué me está pasando?¿Esto es por la manzana?...Y no solo estoy cambiando en el físico, mis sentidos están muy alerta.

Me acerque a ella lo suficiente como para invadir su espacio personal. Olía diferente, solo percibía un toque de Granada y hasta donde sabia Eileen detestaba esa fruta por lo que dudo mucho que lo usara como perfume. En cambio, el olor de la Granada me era muy atractivo. Abrí los ojos impresionado y me aleje rápidamente de Eileen. Ella me miro confundida y temerosa.

—¿Recuerdas que la manzana potencializa la especie que eres, pero si eres humana te asigna una especie? —Inquirí. Me quede alejado. La Delecti asintió. —Bueno, lo más probable es que seas Menzogna*...Por tus raíces italianas.

Siete Males [Saga Siete #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora