¿Qué somos?

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Mia se encontraba sentada debajo del árbol más grande del patio de entrenamiento. No se inmuto cuando me senté a su lado. Me prepare mentalmente para un próximo momento de incomodidad y culpa. Mia movió sus manos en su regazo en signo de nerviosismo y finalmente decidió voltear a verme, solo le devolví la mirada sin mostrar expresión.

—Nathaniel... ¿Tu y yo? —Hablo Mia con un hilo de voz— ¿Qué somos?

'Nada'. No quise decir eso, no podía decirle eso en la cara así nada más. Lo mejor que podía hacer era tomar los sentimientos de Mia en consideración, probablemente en algún futuro sentiría algo más por ella, el tiempo todo lo arregla después de todo. Era lo mejor que podía aspirar, Mia era increíble, era bonita e inteligente, además de carecer de muchos rasgos que detestaba. Si dejábamos de ser Guides, Mia era la persona que me ofrecería una vida normal, como humanos.

Esboce una pequeña y casi imperceptible sonrisa.

— ¿Qué quieres tú que seamos? —Inquirí. Mia estudio mi rostro con determinación, al parecer no encontró nada fuera lugar porque sonrió casi tímida.

— ¿Qué tienes tú para ofrecerme? —Contraataco. Me quede sin palabras, ¿Qué podría ofrecerle?, el amor no era una opción y no se me ocurría otra cosa que ella podría querer de mí.

— ¿Qué quieres que te ofrezca? —Torcí el asunto. Le estábamos vuelta al asunto, pero Mia no se veía enojada por esto, se veía divertida, así que no le di mucha importancia.

— Por ahora, solo quiero tu compañía. —Revelo Mia—Sé que no sientes nada por mí, eres muy obvio, pero no quiero estar sola y sé que podemos llegar a algo. Los dos queremos lo mismo, una vida normal, sin dramas y todo este teatro de Guides, obligaciones reales o muertes...Yo sé lo que quiero, ahora, dime tú, ¿Es suficiente lo que te ofrezco?

Por estas razones es que Mia concuerda conmigo, nos parecemos demasiado. Eso es bueno, ella me ofrecía justo lo que necesitaba. Y estaba dispuesto a tomarlo.

—Es más que suficiente—Exprese. Mia se mordió el labio inferior para ocultar la sonrisa que quería expandirse en sus labios. Puse mi dedo pulgar debajo de su barbilla alzándola lo suficiente para sellar el trato con un casto beso. Mia subió sus manos a mis mejillas, colocando un mechón de cabello detrás de mí oreja. El beso fue suave, dulce y sumamente íntimo, era como si este beso firmara lo que se venía a continuación. La eslava se separó un poco, abrió los ojos y soltó una risa.

—Ahora que recuerdo, ¿Ya tienes dieciocho, verdad? —Pregunto Mia. Solté una carcajada, ella siguió riéndose pero se fue deteniendo hasta estar muy preocupada— ¡¿Eres legal, verdad?!

No hice más que reírme. Que recostado en el pasto soltando pequeñas risas. Mia estaba con el ceño fruncido.

—Creo que si—Comente—A menos que la edad legal sea 21, si es así, entonces ya tienes una celda con tu nombre en ella.

Mia me miro mal y me dio un zape, pero se recostó a mi lado y se quedó viendo las ramas del árbol. Nos quedamos un buen rato en esa posición, sin decir nada, sin movernos, solo perdidos en nuestros pensamientos o simplemente en las nubes.

—Ustedes dos, no sé si están bronceando con la luz de la luna o algo así pero entren, vamos a cerrar las puertas—Interrumpió Eileen—Felicidades, ¿Cuándo es la boda?

Eileen caminaba delante de nosotros. Nos dirigíamos al comedor, donde estaban los siete y nuestros otros invitados permanentes.

— ¿De qué hablas? —Pidió Mia desconfiada. Eileen la miro sobre su hombro, sin detener sus pasos. La expresión de Eileen arrojaba una expresión en la que se leía, ¿Es en serio? Pero Mia no capto.

Mengzona, ¿Recuerdas? —Le recordó—Puedo sentir los sentimientos de las personas, excepto los de Nathaniel, eso es debido a que él es raro.

Rodé los ojos. Al menos mantendría un poco de privacidad con respecto a mis sentimientos, ¿Pero porque?

—Eso es invasivo—Se quejó Mia. La Delecti se encogí de hombros.

—No es mi culpa, además tus emociones estaban siendo muy fuertes y con una felicidad así, pensé que Nathaniel se te había declarado. —Se burló Eileen. Mia iba a atacar pero negué con la cabeza, no valía discutir ahora.

Entramo al comedor, donde el ambiente era animado. Los platos estaban vacíos pero todos conversaban y reían, contando anécdotas de batallas y hasta una romántica, esa era Irene, hablaba de su novio el dios de la paz arcaico Pacem. Cuando Eileen entro todos guardaron silencio y ella sonrió encantada, me abstuve de rodar los ojos.

—Ya podemos cenar, por favor, ubíquense—Indico Eileen, dirigiéndose al final a Mia y a mí.

Varios sirvientes entraron a dejar platos de comidas y servir bebidas según la preferencia. La cena estuvo amena, evitándose temas tristes o trágicos. Al final Eileen agradeció la presencia de todos y se retiró temprano porque tenía asuntos importantes que atender. La mire sospechoso pero ella evito mi mirada y salió. Volví mi mirada al frente y Mia me miraba con el ceño fruncido, le sonreí a medias.

Seguí comiendo, era el único que no había terminado, eso debido a que soy lento con respecto a la comida, recuerdo haber tomado este habito para molestar a Padre, ya que no podía levantarse de la mesa si aun había alguien sin terminar porque Mamá se enojaría mucho.

—Señor Darkness, tiene una visita—Uno de los sirvientes interrumpió. Deje la comida y me levante. Era mi padre, había sentido esa molestia en la nuca que solo sentía cuando él está cerca. El sirviente me dirigió a un estudio que si no estaba mal era antiguamente de Misty y ahora pertenecía a Eileen.

Al entrar encontré a Eileen sentada en el borde de la mesa con los brazos cruzados sobre el pecho y expresión exasperada, además de mi padre sentado en la silla detrás del escritorio.

—Tu padre es muy maleducado—Se quejó Eileen. Padre puso los ojos en blanco y me hizo una seña para que me sentara en uno de los sillones frente a él. Eileen me imito en el sillón de mi izquierda.

—Estuve hablando con...Esta señorita...—Empezó mi padre dirigiéndole una mirada de condescendencia a Eileen.

—Señorita Delecti, no se le olvide—Interrumpió Eileen. La ceja derecha de mi padre tuvo un ligero tic antes de continuar.

—La señorita aquí presente hizo un trato muy interesante con respecto a mi reino a cambio de darte a ti libertad de arruinar tu vida como te plazca—Comunico Padre. Voltee a ver a Eileen mortificado, ¿Ahora en que se había metido?, ella me sonrió pero su sonrisa murió al ver mi reacción.

—No es nada malo, solo le entregue el espejo con el demonio, además de prometer darle los objetos de los pecados—Hablo la Delecti. Me sentí un poco mejor, que ella hiciera todo eso por mí me llenaba de gratitud, al menos que haya una intención de por medio, pero me quedare con la opción de que ella lo hizo por mí, me hacía sentir irremediablemente feliz por estúpido que fuera o que me pareciera.

Siete Males [Saga Siete #2]Where stories live. Discover now