Invitación

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Nathaniel POV

En verdad detesto la decoración de navidad, en especial la tradicional. Además no entiendo porque si soy un demonio, o al menos en gran parte, encuentro mi casa abarrotada con guirnaldas y ornamentos rojos y verdes. Mia estaba sentada en el piso del salón adornando un árbol frondoso con bolas llenas de brillantina.

—Te doy dinero para que lo inviertas en mejores cosas que estas—Comente. Me apoye en el marco de la puerta. Mia me volteo a ver y rodo los ojos, volvió su atención al árbol.

—¿Cómo te fue el día de hoy? —Pregunto ella. Cruce el salón y fui al balcón a observar cómo se encontraba el clima. Últimamente estaba muy extraño.

—Excelente. En realidad esta es lo mejor que pudo haberme pasado...Estudiar, me siento tan libre e independiente—Hable. Mis ojos no dejaron de revisar los otros balcones de los edificios. El edificio en el que vivo es uno de los más altos y por tal razón, con mejor vista. Por mi vista periférica vi a Mia acercarse a la mesa central y tomar una carta, ella se acercó y me la entrego. La mire extrañado, ¿De qué era esto?

—Por la cara que tienes pareces no saber nada al respecto—Comento la eslava—¿No has hablando con ella en todo este tiempo?

Ignore la carta para fijar mi atención en Mia.

—¿Ella?¿Ella quién? —Inquirí.

—Eileen—Respondió Mia. Ella escaneo mi rostro como si buscara algún rastro de mentira o alguna otra señal. Negué con la cabeza y mi atención se volvió inmediatamente a la carta, en la parte posterior estaba escrito con una letra muy familiar mi nombre y el de Mia. La carta era en realidad una invitación a un baile formal el día veintisiete de diciembre.

—No he hablado con ella—Dije. Mia me miro un momento más para después sonreír un poco. Alce una ceja, ¿Y ahora qué?

—Es solo que estuve pensando algo muy estúpido—Se rio Mia. La rubia soltaba pequeñas risitas que pronto se volverían histéricas. —Pensé que me engañabas con ella a distancia o no sé, algo como eso.

Fruncí el ceño.

—Eso es totalmente ridículo y no tengo la menor idea de porque has pensado algo así, al menos debiste decirme que eso te inquietaba—Negué con la cabeza. Mia dejo de reírse a mi lado y se encogió de hombros.

—Sonaría como una idiota, más que de costumbre—Susurro la rubia. Asentí, al menos lo admitía.

Mia no estaba cómoda. Desde hace más de un mes he notado que ella no se siente bien aquí, suele pasar encerrada en este apartamento, limpiando o en internet. Cuando llego hablamos de algunas cosas y después la conversación se vuelve incomoda por lo que ella se retira a su habitación, al llegar compartíamos una porque a ella le gustaba acurrucarse pero desde las conversaciones incomodas, es mejor que cada uno este por su lado. Aparte de eso, nombrar la relación que tenemos genera incertidumbre, ya no se sabe que rayos somos. Tal vez ella se dio cuenta de que realmente no me importa lo suficiente como para hacer algún cambio por ella. Realmente me parece mejor pasar en la universidad o en la biblioteca que venir a soportar un aire tenso. Entre de nuevo al salón cerrando el balcón y asegurándome de que todo estuviera cerrado, camine a mi cuarto y me encerré, dejando la invitación a un lado. En la cama estaba mi celular, ignore las notificaciones y me fui a contactos. Mire el nombre de Eileen antes de decirme a marcar, era algo que había hecho muchas veces, mirar el número y contemplar si llamar estaba bien, para al final arrepentirme y dejar el móvil a un lado.

Esa noche no pude dormir. Y mi dialogo interno fue interrumpido por una llamada entrante. Respondí sin revisar el contacto.

—Deberías haber llamado— Hablo Eileen. Me senté con la espalda erguida. —Pensé que te habías olvidado de mí, es un poco reconfortante que haya llegado esa visión de ti omitiendo llamarme.

—Ehh...Eileen, son las dos de la mañana—Hable. No supe que más decir. Realmente escuchar la voz de Eileen después de tanto tiempo era muy reconfortante, aparte del caliente que se esparció por mi pecho. —¿Cómo estás?

Eileen no dijo nada por un buen rato. Comprobé si la llamada seguía en curso, si lo hacía.

—Estoy bien, todo está bien—Dijo Eileen. Ella suspiro. —¿Qué tal estas tú?¿Cómo va esa universidad?

Algo ocultaba, pero al fin de cuentas nunca pude sacarle toda la información a Eileen, y obviamente ella no me contaría que la hacía sonar tan apagada. Espero que no sea tan malo.

—Es genial, es más de lo que espere. —Comente. Ella estuvo comentando como debería ella también estudiar pero a la vez quejándose de que estaba demasiado ocupada. Después paso a quejarse de mi hermano y de su hermana.

—Eileen, estás hablando demasiado, ¿Qué sucede? —Inquirí. Ella se quedó callada del otro lado por un buen rato.

—No pasa nada, solo que no he hablado contigo en mucho tiempo—Dijo a la defensiva. Su tono era duro, pero se sentía el leve temblor. —Y te extraño.

Suspire y me pase una mano por la cara. Tal vez por eso se escuchaba de esa manera, porque nos extrañaba a todos.

—Yo también lo hago—Comente. Y era tan verdad, que me hacía sentir mal. Un día de estos solo iría para contarle todo lo que había visto en la universidad y escuchar sus tontos comentarios que no me daban risa.

—Lo sé, como no hacerlo, soy la luz de tu vida—Se burló Eileen. Puse los ojos en blanco.

—Deberías dormir y yo igual, tengo clases mañana temprano—Dije. —Te llamare mañana.

—Está bien, buenas noches. —Se despidió y colgó. Después de esa llamada fue más fácil dormir.


Siete Males [Saga Siete #2]Where stories live. Discover now