This is my kingdom come

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—¡Nathaniel! —Exclamo Alexandre a través del teléfono. Separe el teléfono un poco de mi oreja y me levante de mi asiento pidiéndole a Eileen que me disculpara por un momento. Ella asintió mientras se llevaba otro Ravioli a la boca.

—¿Qué sucede, Alexander? —Pregunte a las afueras del restaurante.

—¡La envidia esta suelta! —Exclamo Alexander. Del otro lado de la línea se podía oír un gran alboroto. —El diario ha quedado reducido a cenizas. Ha sido muy extraño...Salí un rato del hotel y cuando regrese había un incendio en el hotel.

Suspire. Las cosas definitivamente podían ser peores. Le dije a Alexander que haría todo por encontrar al pecado, él dijo que también lo haría. Guarde mi celular en el bolsillo trasero del pantalón e ingrese nuevamente al restaurante. Eileen seguía comiendo muy tranquila y campante. Tome dinero de la billetera y lo tire en la mesa. Tome a Eileen por el brazo y la saque del restaurante a pesar de sus protestas.

—¡¿Qué te pasa?! —Inquirió liberándose de mi fuerte agarre. Le explique lo que pasaba y ella lo entendió rápidamente. Trate de ubicar al Demonio por medio de su presencia pero lo único que había presenciado en la ciudad habían sido varias sirenas. Que de vez en vez asomaban sus ojos en los canales.

Realmente necesitaba ayuda, pero la única ayuda efectiva que se me ocurría era mi anegado Padre que permanecía en la ciudad. Si no lo llamaba, La envidia probablemente se reuniría con los otros pecados y liberarían al Príncipe de las tinieblas*. Algo sumamente desastroso. Mientras si lo llamaba el probablemente lo haría para probar que él era 'El maldito amo'. Sin contar las burlas por el resto de mi vida, Bueno no escomo si ya no lo hiciera, no tenía nada que perder.

—Padre, El demonio de la envidia escapo...—Suspire. —Necesito tu ayuda.

Padre del otro lado de la línea no dijo nada pero hasta podía sentir que sonrió.

—Por favor—Murmure pegando mi frente a la pared de un callejón. ¡Demonio!, ¿No podía sentirme más patético?

—Lo hare—Respondió. Si, definitivamente estaba sonriendo.

Guarde mi celular y regrese a donde estaba Eileen sentada en una banca mirando a la nada.

—Mi padre ayudara—Hable sentándome a su lado—O algo así.

—Tu padre es malvado—Susurro Eileen. Ella volteo a verme. La podía observar de reojo.

—Sigue siendo mi padre—Murmure volteando a verla. Eileen tenía el cabello castaño recogido y algo desordenado, sus ojos grises se veían brillantes por la luz de las lámparas, tenía sus labios en un pequeño puchero involuntario. Se vea normal y común. Pero aun así muy diferente a como se veía anteriormente, con cachetes redondos y sonrojados de vergüenza, ira o nerviosismo, con los labios agrietados y pálidos, además de ojeras marcadas que resaltaban en su anterior palidez, ah y no olvidar su estrafalario cabello purpura. Definitivamente antes no era muy llamativa a la visión, pero seguía siendo llamativa en la manera de relacionarse y expresarse. Actualmente posee una belleza normal, ni tan despampanante pero sin ser desagradable a la vista. Era alguien que te podías quedar viendo y no te aburre porque cada pequeño gesto es algo nuevo. Totalmente intrigante.

—¿Te puedo preguntar por qué le sigues diciendo 'Padre'? —Inquirió. Salí de mis cavilaciones y aparte la mirada hacia la calle. Qué vergüenza.

—Por qué lo es, no hagas preguntas tontas—Rodé los ojos. Eileen no dijo nada.

La limusina que en la mañana había ido a recoger a mi padre se plantó delante de nosotros. Un demonio salió de entre las sombras y le abrió la puerta abriendo un paraguas. Mi padre salió vistiendo un traje azul metálico con negro. No traía su capa. La limusina se retiró y el sirviente igual.

—Para tu suerte se perfectamente donde se encuentra La envidia—Hablo Padre. Dirigiendo su mirada hacia Eileen a la cual miro ceñudo. Eileen lo miro con repugnancia. Mi padre volvió a posar su mirada en mí y me indico que lo siguiera. Me levante dispuesto a hacerlo.

El ambiente a nuestro alrededor empezó a llenarse de niebla negra muy espesa. Seguí caminando y tome a Eileen del brazo para que continuara igual. La niebla se hizo tan densa hasta el punto que todo quedo oscuro. Apreté el agarre en el brazo de Eileen. Cuando la niebla se deshizo. Estábamos en una pequeña plaza. Se sentía la presencia de la envidia muy cerca. Padre camino hasta estar de frente con un hombre rubio, alto y colosal que se veía impresionado.

¡Scheiße! —Murmuro el hombre echando la cabeza hacia atrás. —Quien diría que el propio Rey vendría por mí, que honor.

—Si lo que sea—Rodo los ojos, el camino hacia el otro demonio. El otro no se movió. Y no era precisamente porque no quisiera, no podía. Atraje a Eileen a mi lado y pase un brazo por la parte trasera de su cabeza para tapar sus ojos.

—Créeme no quieres ver esto—Le susurre al oído, ella asintió.

El cielo se tornó oscuro como si una gran tormera se aproximara, los rayos y truenos nos e hicieron esperar, acompañados con el intensa brisa que silbaba entre los árboles, un millar de aves pasaron sobrevolando sobre nuestras cabezas. El piso se agrietaba y sombras negras salían arrastrándose por el piso. Mi padre con toda la calma del mundo puso sus manos sobre la cara del demonio de la Envidia. Este lucia completamente inmovilizado y asustado. Las sombras empezaron a subir por el cuerpo de mi padre y por el del otro Demonio rápidamente llegaron a los ojos donde penetraron sin piedad. El Pecado dejo salir un rugido de dolor. Próximamente las sombras escaparon por la boca del demonio junto con sangre. Mi padre empezó a presionar el cráneo del hombre hasta que algo se quebró. Cerré los ojos. El sonido sonó más brutal, le había roto el cráneo con sus manos. Pero sabía que mi padre no estaría satisfecho solo con eso. Pude escuchar claramente como una hoja metálica resonó contra el piso, una espada probablemente y seguido el crujido del romper de huesos. Me estremecí.

Cuando no escuche más nada y el viento había cesado su intensidad abrí los ojos. Mi padre estaba limpiándose las manos con un pañuelo blanco. A sus espaldas una pila de lo que antes era el envase humano de un pecado.

Siete Males [Saga Siete #2]Where stories live. Discover now