Eileen & Brett

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Nos quedamos en Italia una semana más. Hasta que Eileen decidió que estaba aburrida de estar atrapada conmigo en su país natal. Si, al parecer Eileen era tan italiana como su hermana.

—Pensé que eras Americana—Susurre. Ella permanecía a mi lado en el asiento de avión observando por la ventana.

—No, soy italiana, como mamá y como Amara—Respondió sin volver la vista—Llegamos a América cuando tenía seis años.

—¿Tus apellidos son falsos? —Pregunte. Ella giro a verme y se notaba que estaba incrédula con mi pregunta.

—Todos los cazadores tienen apellidos falsos—Rodos los ojos negando con la cabeza ante mi falta de conocimiento al respecto.

—¿Cuáles son tus verdaderos apellidos? —Pregunte con curiosidad.

—Mi nombre real es Eileen Carter Serra—Sonrió Eileen—¡Wao, tenía rato sin pronunciarlo!

Eileen se quedó callada el resto del largo viaje. Alexander había tomado un vuelo a Rusia por lo tanto no lo veríamos por varios días, algo sumamente liberador. Cuando por fin llegamos a casa, Eileen corrió a darse una ducha. La casa estaba sola por lo que aproveche para ir a dormir todo lo que se me antojara antes de que llegara alguien a molestar.

Habíamos sido los primeros en acabar con el pecado. Por lo tanto en la casa solo solíamos estar Eileen, Amara y yo. Durante el siguiente mes a la casa solo llegaban las amigas de Anthony preguntando por el e invitándome a salir, lo que les costaba encontrar de sopetón una puerta en sus caras.

—Que malo, a veces hasta me haces pensar que eres homosexual o asexual—Se burló Eileen desde el sofá.

—Si en algún momento me interesara tener una relación, la tendré y será totalmente abierta al mundo, no iré por ahí escondiéndome como algunos otros—Respondí siguiendo de largo. A Eileen se le atoro la respiración y empezó a gritarme que ella no tenía ninguna relación con Brett.

—No especifique nada, además, ¿Por qué te sientes aludida? —Me mofe volteando a verla. Sonreí con sorna. Eileen se veía sonrojada y no supo que decir por lo que se lanzó de pleno en el sofá ignorándome.

Al mes y dos semanas, regreso el grupo de Mia. Elena se veía muy feliz y emocionada. El vampiro abandono la casa apenas dejo a las chicas. Mia por otro lado se veía abatida. Esa noche estuve hablando con Elena en el balcón de su cuarto.

—Pude usar mi magia, fue esplendido y Francia fue maravillosa—Conto Elena sonriendo—Liberar a Mia del pecado fue un poco difícil pero al fin logramos encontrar alguien que lo hiciera. Lo malo fue que esa persona era una Ondina e hizo pasar a Mia un mal rato. Ellas estuvieron hablando y cuando Mia regreso era obvio que había estado llorando, desde ese día se ve mal...Tal vez tú que te has acercado a ella, puedas ir a hablar con ella.

—De seguro te luciste, me fuera encantado estar allí—Suspire afirmándome en la baranda. —Y sobre lo de Mia. Más tarde iré a hablar con ella.

Seguí hablando con Elena, hasta que esta me recordó ir a hablar con Mia. Con un suspiro me despedí de la pelirroja y fui hasta el cuarto de la eslava. Toque varias veces hasta escuchar su voz preguntando quien era, cuando dije que era yo, hubo un lapso de silencio hasta que la puerta se abrió y revelo a Mia, tenía la nariz, mejillas y ojos rojos. Su cabello estaba recogido y desordenado pero sin maquillaje y sin la mueca de prepotencia se veía mucho mejor, hasta se veía humana, alejada de la belleza despampanante que fastidia y que te hace pensar que no es real.

—Hola—Susurro. Su voz estaba rasposa y hasta en esa pequeña palabra se notaba su pesado acento.

—Quien diría que tú te estas lamentando en tus aposentos y no estas insultando a Eileen—Comente inclinando mi cabeza—¿Qué te pasa?

Mia se apartó de la puerta y me indico que pasara.

—No me disculpare por el desorden, después de todo tu eres el metiche—Se cruzó de brazos lanzándose sobre la cama. La seguí y me senté en un sillón cerca de su cama. —Y sobre lo que me paso, fue que una maldita bruja marina me dijo que mi padre sigue jodiendo la vida de otros. Está preso por profanar la tumba de mi madre, es un idiota.

—¿Se escapó del centro de rehabilitación? —Pregunte. Esto era una de las tantas cosas que me había contado Mia. Ella asintió.

—Lo hizo hace mucho y esta mucho peor—Respondió Mia—Yo solo espero que se pudra en esa maldita cárcel.

—No dan tantos años por profanación de tumbas...—Murmure. Mia me miro, hizo un amago de sonrisa.

—Bueno, espero que se pudra en su miseria, ¿Mejor?—Me pregunto. Me encogí de hombros. Sonreí de lado.

—Mucho mejor—Reí entre dientes. Ella también sonrió para luego proponerme si me quedaba con ella viendo una película. Accedí solo para que se sintiera mejor. Ella acabo escogiendo una película de acción llamada 'Lagrimas del sol'. Estuvo muy bien, hasta nuestras pequeñas peleas sobre la película. A eso de las 2 de la mañana cuando la película finalizo me despedí de ella. Ella apago el televisor y se enrollo en las mantas.

—Apagas la luz—Susurro. —Buenas noches.

—Buenas noches—Me despedí apagando la luz y saliendo del cuarto. Para llegar a mi cuarto tenía que atravesar el salón y subir las escaleras principales. Por lo tanto mi sorpresa fue extraordinaria cuando pase por la sala y estaba Eileen con Brett besándose frente a la puerta principal. Estos enseguida se separaron cuando sintieron mi presencia. Eileen tenía los ojos muy abiertos y su mandíbula casi golpea el piso de la impresión.

—Hey, Nathaniel—Dijo Brett. Permanecía con un brazo en la cintura de Eileen.

—Ya entiendo por qué te sentiste aludida—Me burle mirando a Eileen directamente. La italiana lucia muy consternada. Me di la vuelta y subí a mi habitación. No pude escuchar nada de lo que hablaban abajo por que la casa estaba mágicamente insonorizada.

Trate de eliminar esa imagen de mi cabeza y me dispuse a dormir ignorando esa incomodidad que permanecía en mi cabeza ante lo anterior presenciado.

Un rato más tarde me encontraba aun sin poder dormir por lo que baje a la cocina para beber un poco de agua y me encontré nuevamente a la dulce pareja, solo que esta vez estaban hablando.

—No se preocupen por mí, sigan en lo suyo—Comente dirigiéndome directo al refrigerador. No había nada más que agua para beber.

—¡Nathaniel no le vayas a decir a Amara! —Me pidió Eileen agarrándome del brazo. Mire su brazo y la mire a ella, hasta que comprendió el mensaje de liberar mi brazo. —Por favor.

—¿Entonces si están en una relación? —Inquirí alzando las cejas. Sinceramente era demasiado obvio, solo un tonto no notaria los ojos que se hacían cuando estaban en la misma habitación, oh bueno, simplemente los he ignorado y había asumido que solo se hacían los tontos.

—Sí, amigo, desde el día de los premios, ¿Te acuerdas? —Se rio Brett abrazando a Eileen por la espalda. Ella sonrió incomoda, me imagino que con mi expresión en blanco. Ha de estar preocupada por mi silencio.

Los vi sin parpadear. Y regrese mi vista al refrigerador para tomar una botella de agua.

—Me tienen sin cuidado—Comente dejando la cocina. —Pero deberían hacerlo público, de todas maneras ya todos lo sospechan.

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Siete Males [Saga Siete #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora