Indicio

351 71 1
                                    

—Estas un poco lejos de casa, ¿No lo crees? —Inquirió la voz a mis espaldas. Me gire. El hombre frente a mí, estaba entrado en años con el cabello canoso, los ojos blancos lechosos, vestido de maneta elegante y con las manos en los bolsillos. —Hace rato no veía uno como tú. Mitad Demonio, pero con parte de Ángel, algo más humano. Interesante, en mis tiempos...Tú serias, lo más horroroso que se vería, la más grande expresión de pecado. ¿Y sabes que hacían con ellos antes de matar a esos niños?...Los marcaban, para identificar el pecado.

El hombre saco una mano de su chaqueta, con un dedo que alzo lo empezó a mover, primero una línea diagonal hacia la izquierda. Mi piel sobre el corazón empezó a arder, la sangre atravesó mi suéter; hizo una línea vertical hacia la derecha, la sangre cada vez era más

—...De esa manera ya sabían dónde meter la mano para sacar el corazón. Sin fallas, sin más movimientos de los necesarios—Dijo el hombre. El regreso las manos a sus bolsillos—Lo hacía todo tan fácil.

Sentía mi pulso golpeando fuerte, se volvía insoportable. Aun así el sonido de los latidos de mi corazón no se asemejaban con el incómodo silencio de a habitación. El silencio fue roto por un objeto que llego a los pies del Demonio, venia justo de detrás de mí. El Demonio estaba tan confundido como yo, pero tomo el objeto y lo estudio con curiosidad.

Intrabit—La voz de Eileen, fuerte y clara. El espejo en la mano del Demonio emitió un destello y el Demonio fue absorbido. La figura de Eileen paso por mi lado, recogió el espejo y lo guardo en el interior de su chaqueta. —Nathaniel, siento dejarte solo...Pero era parte del plan.

La mire confundido, la luz anaranjada se reflejaba en su rostro y lucia culpable, hasta preocupada. Realmente debí haberme viso patético.

—¿Ya sabias que iba a pasar? —Pedí. Me recosté sobre la pared, el olor a azufre, además de la incomodidad y las náuseas que me causaban estar tan cerca del infierno estaban a poco de tumbarme al piso.

—Las visiones suelen aparecerse de improvisto, cuando la decisión es severa—Explico Eileen—Cuando decidiste quedarte, vi como eras jalado al infierno por un demonio mucho más poderoso. Así que planee esto, sabía que no cambiarias de decisión. Lo que hice fue esconderme en otra dimensión y salir cuando fuera el momento preciso.

Cerré los ojos y solté el aire de mis pulmones, decidí no darle vueltas al asunto, pero aun así, la próxima vez me gustaría saber que sucedería si hiciera una idiotez y mantenerme lo más alejado al infierno, vivir en el mundo humano si es necesario, para toda la vida.

— ¿Podemos salir de aquí? —Pedí. En verdad no me hacía nada bien la cercanía a tal lugar, un miedo, una debilidad. Aunque todos temen caer en ese lugar, mi miedo aparece hasta estando cerca, lo cual es ridículo para un Demonio, o mitad demonio. Eileen recogió el espejo, era el espejo de la lujuria, que había mantenido escondido en mi cuarto. La Delecti se acercó, paso una mano por mi mejilla izquierda y quito una gota de sudor de mi sien, su mano bajo y se quedó en mi hombro, ella me sonrió en modo de disculpa y se giró para que la siguiera en la oscuridad. La sostuve del brazo para no perderle de vista hasta que llegamos a una pared, la rubia abrió una puerta que me era invisible y la tenue luz del cielo opaco de Morthe Hills nos recibió. Una bocanada de aire escapo involuntariamente de mí. Sentí la mano de Eileen en mi espalda pasando su mano en círculos de manera lenta y calmada, como si quisiera transmitirme tranquilidad.

—¿Te sientes mejor? —Inquirió Eileen. —Sé que probablemente negaras tu temor al infierno, pero no tienes que hacerlo, no es de débiles temer. A mi parecer eres muy valiente y fuerte, tal vez no te importe mi opinión...

—Considero tu opinión, en verdad—Admití. Y no era más que la verdad, la opinión de Eileen me era circunstancial, validad e importante. En definitiva ella estaba tomando demasiado de mi aprecio y muy rápido, ¿Hace cuánto la conozco?, Ya casi dos años.

Eileen trato de no sonreír pero las esquinas de su boca temblaron y termino por sonreír mostrando una sonrisa de muchos dientes. La italiana entrelazo su brazo con el mío y no puse resistencia, era mejor dejarla hacer tales pequeñas estupideces con tal de no entrar en una pendencia.

—¿Qué tal si canto? —Ofreció La rubia—Canto como gato sufrido pero tengo esta canción dándome vueltas y en verdad este lugar es deprimente, de seguro dirás que no, así que no importa, ¡Cantare!

Rodé los ojos. Eileen podría actuar ahora más madura pero era la misma del principio, a veces volvía a caer en sus locuras o acciones que no tenían nada que ver en cuestión.

I wanna be immortal
Like a God in the sky
I wanna be a silk flower
Like I'm never gonna die
I wanna live forever
Forever in your heart
And we'll always be together
From the end to the start 
—Eileen en verdad no mentía cuando dijo que cantaba horrible. Canto en un susurro rasposo, gesticulando demasiado con la boca y sonaba como si se estuviera burlando de la letra. Sonaba muy cínica. —No me sé el resto de la canción, pero es muy buena, alguna vez debes escucharla.

Asentí con aire lejano. El andar por ese camino de tierra rodeada de bosque espeso y oscuro del cual provenían sonidos sospechosos se volvió relajado, no pasaba nada, no sentía alguna presencia cercana más allá que la de Eileen sujeta a mi brazo. Eileen no volvió a decir palabra, estaba inusualmente callada y con semblante pensativo.

Sin sentir el cansancio que de seguro pronto caería sobre mis hombros como un yunque, llegamos a estar frente a las grandes puertas. Eileen sin separarse saco una bengala de una de sus botas, ¿En verdad, que tanto llevaba encima?.

La puerta se abrió un poco, lo suficiente como para que pasara uno a uno, cuando cruzamos se cerró rápidamente. Había una camioneta esperando por nosotros. Sin cruzar palabra alguna con los guardias, subimos en la parte trasera de la camioneta, esta se puso en marcha de inmediato. Eileen continuaba sin hablar y no lo hizo hasta que llegamos a la base de protección. Ella le agradeció al guardián y le pidió que se cuidara.

Entre a la base buscando noticias sobre Elena. Brett fue el primero que encontré, llevaba una bandeja y su rostro no había rastro de estar preocupado o triste, como esperaría que estuviera si él sabe que Elena le ha pasado algo.

—¿Y Elena? —Pregunte. Me interpuse n el medio de su paso. Brett alzo una ceja.

—Despertó ayer, ya está mejor—Sonrió Brett— ¿Y Eileen?, me alegro que ya estén aquí, se fueron por toda una semana, íbamos a mandar a buscarlos, en verdad estábamos muy preocupados...Ah, y deberías hablar con Mia, te extraño mucho.

—Eileen debe estar por aquí en algún lado—Murmure. Pase de largo a Brett y me dirigí a mi habitación. Tome un largo baño quedándome en la tina mirando el techo por un largo rato, hasta que los dedos mis manos empezaron a arrugarse y decidí que ya era suficiente. Me cambie a un pantalón de chándal y una camiseta, no era usual tal tipo de vestimenta pero en estos momentos era lo más cómodo y se supone que estoy en confianza. Quería quedarme a dormir, pero también quería ver a Elena. Salí de mi habitación y me encamine al ala de medicina, de una de las habitaciones salió Mia y se quedó estática al verme.

—Nathaniel, ¿Cuándo llegaste? —Inquirió Mia.

—Hace como dos horas—Me encogí de hombros. Mia asintió en reconocimiento, La eslava se acercó hasta quedar muy cerca, la mire expectante.

—¿Podemos hablar? —Inquirió. Un matiz de inseguridad en su voz, en momentos así, me hacía sentir culpable, que dejara toda su seguridad para mostrarme un lado tan íntimo que no merecía conocer. Asentí.

—Te veré cuando pase a ver a Elena—Negocie. En los ojos de Mia se vio la irritación pero asintió desganada, ella paso por mi lado y se perdió en el pasillo. Me encamine a la habitación de Elena, estaba en la camilla y a su lado estaba Brett charlando animadamente con ella. Elena cuando me vio me sonrió y no pude evitar devolverle la sonrisa.

—No hay duda de que eres la fuerte de los siete—Comente con una sonrisa. Elena se sonrojo y se rió abiertamente. Ella negó con la cabeza y me indico que me acercara.

_____________________________________

Así me imagino a Elena. (Gif de multimedia)

Siete Males [Saga Siete #2]Where stories live. Discover now