»14«

3.7K 357 26
                                    

Pruebo solo un poco de la copa que sirve para mí y ruego porque la comida llegué lo más pronto posible. Estoy tan abrumada por la situación que no siento cuando pone su mano, grande sobre la mía. La recojo de inmediato.

―Calma ―sonríe―. ¿Te sientes bien?

Su pregunta me descoloca más.

―No es nada.

Trato de mantener mi compostura.

―¿Segura? ―sigue cuestionando al igual que sus escrutadores y profundos ojos.

Bajo la mirada.

―Solo estoy un poco confundida. Lo que ha dicho no lo esperaba.

―Supongo; pero no te preocupes, iremos poco a poco. Soy un hombre paciente, se esperar mi tiempo ―dice haciéndome tragar grueso.

El mesero llega con la comida dándome un respiro. En serio no me sentía bien en compañía de Bob. Empiezo a comer para ocupar mi boca y no tener que hablar. Intento concentrarme solo en el plato. La comida se ve deliciosa pero la sola compañía arruinaba mi intención por disfrutarla, sobre todo cuando no era a él a quién deseaba tener en frente. No era él con quien deseaba disfrutar de una deliciosa comida. Como tan despacio que para cuando él termina mi plato parece intacto. Dejo los cubiertos a un lado.

―No comiste nada ―señala mi plato.

Como si pudiera.

―No tengo mucha hambre, y la verdad quiero irme a casa ya.

―¿Eso es porque no te agrada mi compañía? ―cuestiona ladino, como si hubiera adivinado la procedencia de mi malestar.

―No es eso ―expongo para disfrazar que ha descubierto mi verdadero sentimiento y no parecer una maleducada―, estoy cansada, es todo.

―¿Me juras que es solo eso?

―Sí señor.

―Por favor, nada de señor, puedes llamarme Bob.

―Lo siento, no creo que sea correcto ―replico.

―No te preocupes, yo digo que es correcto.

Sus palabras en serio me abruman.

―Lo intentaré, de nuevo.

―Así está mejor ―aduce con seriedad.

Yo solo puedo exhalar hondo.

―¿Puede llevarme a casa? ―pido.

En serio que quiero marcharme de allí, y fuera sola sería mucho mejor.

―No era mi intención pero por hoy, lo haré. Mi propósito es verte más seguido, Leah.

―¿Por qué? ―rezongo por inercia.

Levanto mi rostro venciendo la timidez que me causa y lo miro a los ojos.

―Ya te lo dije, me interesas ―dice mostrando sus intenciones y yo solo puedo gruñir por dentro―, sé que es temprano para que decir eso, pero pronto lo entenderás. Solo deseo que te acostumbres a mi compañía.

Eso me hace tragar grueso. Suspiro bajo y me quedo callada. Afortunadamente hace caso a mi pedido y se levanta de la mesa, yo hago lo mismo. Mientras él paga la cuenta recojo mis cosas y de pie frente a la silla espero a que empiece a caminar. Sin embargo, lejos de dejar que lo siga, se pone a mi lado y me indica con su mano que empiece a caminar junto a él.

De regreso a casa me quedo junto a la ventanilla, me entretengo mirando hacia afuera, evitando así que pregunte alguna cosa. Agradezco que capte mi mensaje y no diga nada en el trayecto. Al llegar bajo del auto apenas se detiene.

―Gracias por la comida ―digo para no parecer descortés.

Mi intención es huir y correr rápidamente dentro de casa.

―Espera un momento, Leah ―dice y no me queda más remedio que detenerme en seco, me giro hacia él con una sonrisa apretada―, espero que lo repitamos de nuevo ―añade esbozando una media sonrisa.

―Ah, no lo sé. Tengo mucho trabajo que hacer para la escuela.

―Ya encontraremos el tiempo, te lo aseguro.

Ojalá, no.

El convencimiento con que lo dice me mortifica, y ruego de verdad que nunca más suceda, ya bastante tenía con la actitud de Brice. Al entrar me encuentro a Eleonora, pareciera como si me estuviera esperando, ansiosa.

―¿Mi padre está?

―No ―responde automática.

Su rostro luce preocupado, desencajado, síntoma de que algo pasa. Me acerco a ella.

―¡Tú lo sabes!, ¿cierto?

Ella me mira demudando su rostro ahora en intranquilidad.

―Que debo saber.

Intenta mantenerse serena, pero no lo logra.

―¿El por qué Bob Cameron ha estado muy atento conmigo?

―Leah...

―¡Vas a decírmelo! ¡Tienes que hacerlo! ―la increpo poniéndome ansiosa.

―Leah..., son negocios de tu padre.

―Negocios, ¿y que tengo yo que ver con sus negocios? Detesto a ese hombre.

Eso que grito la hace suspirar.

―Más de lo que tú crees, mi niña ―dice y me abraza.

Lo hace fuerte y protectora, como cuando era niña y se preocupaba por mí. Es como si detrás de sus palabras y su gesto escondiera algo más trágico, y que quizás lo estaba empezando a entender. Y me asusta hacerlo. Ella se separa de sopetón de mí y cuando voy a seguir preguntando para acabar mi duda, aparece frente a nosotros mi padre. Ni siquiera lo sentí llegar.

―Qué bueno que llegaste, querida Leah. Tú y yo tenemos que hablar. ―Es lo único que dice, y seguido empieza a caminar escaleras arriba.

Ya se a donde, a su despacho. Donde hace y deshace negocios.

~°~°~°~°~°~

Gracias por leer!!

Deseándote en silencio✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora