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Me despierto algo excitada, y la verdad casi no pude dormir. Mi cabeza daba vueltas pensando en que sucederá después de todo esto. Finalmente he decidido que haré lo que sea para tener mi libertad y no dejar que mi padre siga haciendo lo que quiere conmigo. No puedo permitir que intente venderme a su mejor amigo solo por asegurar un dinero que no le pertenece. No lo voy a permitir, me incorporo emocionada y ansiosa por lo que pueda pasar. Quizás, fue eso realmente lo que no me dejó dormir.

―Buenos días ―Brice dice a mi lado, lo miro y está sonriente.

Y es admirable que pueda hacerlo, Bob también es un padre desalmado. Lo que ha hecho e intenta hacer solo lo convierten en un monstruo de padre, que aun y se aprovecha de su enfermedad.

―Buenos días ―respondo y sonrío contagiada.

Alguien toca la puerta cuando voy a decir algo más llamando nuestra atención. Nos miramos interrogantes.

―¿Es el profesor y la abogada que dijo que traería? ―pregunto a Brice y él se encoje de hombros como si dudara.

―Debe ser, pero no me dijo que llegaría tan temprano ―responde pasando su mano por su cabeza.

Ambos nos miramos y no estamos muy presentables que digamos. Se levanta y corre a ponerse su pantalón y al darse cuenta de que llevo su camisa se echa a reír. Los golpes siguen y quien quiera que sea que insiste de manera desaforada. Ahora nos miramos preocupados.

―Leah ―me llama, me quedo atenta―, nadie debe saber lo de mi madre aún, ¿está bien? ―añade y yo asiento apresurándome en bajar de la cama también.

Recojo mi ropa y camino hacia el baño, me meto en él y me quito su camisa. La abro un poco solo para entregársela.

―Gracias ―dice tomándola y de paso acariciando mi mano.

Le sonrío mirándole por la rendija de la puerta entreabierta, después la cierro y me dispongo a vestirme rápido. Me pongo colorada de solo imaginar lo que pensará el profesor cuando nos vea; sin embargo, no me importa lo que piensen.

―¡Leah! ―escucho que me llaman a grito con mucho ímpetu..., pero no es Bric―, ¡Leah! ―escucho de nuevo con un tono más autoritario.

Es mi padre.

¡Oh, no! No puede ser, me arreglo rápido el cabello y salgo para encontrarme con él, y su cara furiosa haciendo que el piso tiemble bajo mis pies. Hay un policía, no veo a Brice.

―¿¡Dónde está Brice!? ―increpo hacia él―, ¿¡Qué le hiciste!? ―añado tratando de huir de él, pero me toma del brazo con fuerza y me devuelve a mi lugar.

―Mírame bien, Leah ―me aprieta el brazo hasta que siento como me duele―, me has decepcionado y si no quieres que Brice lo pase mal por tu culpa. Será mejor que me obedezcas, ya te lo había advertido ―añade y mis ganas de escupirle el rostro me ganan.

Él solo se limpia la cara con la manga de su chaqueta y después solo tira de mí, sacándome de allí a rastras porque no quiero ir con él, pero de momento es lo único que puedo hacer. Afuera hay más policías y uno de ellos tiene a Brice agarrado, y quien lleva sus manos esposadas a su espalda y lo mete a la fuerza en una patrulla, él grita mi nombre y trata de evitar que se lo lleven sin razones, porque estoy segura que no hay ninguna para tratarlo así. Trato de ir hacia él, pero no me deja.

―¡Por qué no nos dejan en paz! ―le grito con todo lo que puedo.

―Porque soy tu padre y tú no te mandas sola ―responde autoritario, seco y como si nada de lo que digo le importara.

«Tú no eres mi padre» me niego a creerlo.

~°~°~°~°~°~°~

Jelou!! Y como avisé, ahora seguimos con los nuevos y los que faltan para saber como va a acabar esta historia que ha tomado giros que ni yo había planeado. Muchas gracias por leer, y como dije, empieza la difícil cúspide para llegar al final.

Deseándote en silencio✔Место, где живут истории. Откройте их для себя