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Luego que entramos, no dejamos de ser observados por muchos pares de ojos, y que seguramente ya empiezan a conjeturar que en efecto él y yo estamos saliendo. Algunos nos miran con el agrado especial que le brindan a los "populares" ―«en este estúpido caso, Brice y yo»― y otros, no tanto, sobre todo los pertenecientes al grupillo de haters de populares, que de paso me resulta una soberana estupidez. Ninguno de ellos jamás sabrá lo que se siente ser alguien como yo o Brice. Solo miran lo de afuera; y nunca alcanzan a ver el calvario que llevamos dentro.

No obstante, en medio de eso y como si al final nos resbalase, nos dirigimos cada uno a su salón de clase. Yo estoy a punto de graduarme este año gracias a lo adelantada que soy ―«sin ánimos de creerme»― y Brice también. Sé que sería desastroso para el futuro de ambos lo que pensamos hacer, pero tampoco puedo quedarme cruzada de brazos y dejar que mi padre sentencie mi futuro a su antojo. Brice no me ha contado cuáles son sus planes en realidad, y solo espero que se remonten a darle un buen escarmiento a nuestros padres.

Si es que eso se puede...

Las clases pasan, y hago todo lo posible por concentrarme; y debo admitir que el hecho de que sea una de clase avanzada a veces resulta beneficiosa porque los profesores confían en que no les vas a fallar y confían en tu intelecto. Aunque en este momento es lo último que me preocupa. El primer receso llega y yo no dudo en salir corriendo del salón, o ese es mi intento hasta que la chica que me reclamara en nombre de Brice la semana anterior se acerca impidiendo que huya de allí.

―Tengo algo que decirte ―habla cautelosa, mirando de reojo como a sospechosos a todos los que pasan a nuestro lado abandonando el salón.

Sin embargo, su tono lejos de ser amigable lleva un leve tono de fastidio. Es evidente que no le caigo para nada bien. Y no sería raro que fuera una de las infaltables enamoradas de Brice, que al igual que a mí, le sobran. No en vano es el mejor partido del colegio y más de una le ha dejado sus bragas en el casillero. ¡Cielos! A Dios, gracias jamás me han dejado bóxeres, en eso los chicos son más sofisticados.

―No creo que tengamos algo de lo que hablar tu y yo, apenas y te conozco. Ni siquiera sé si eres alumna de este colegio.

No quiero ser despectiva, pero, es la única manera de zafarme de algunas personas, aunque viéndolo bien. Es la única que ha sido lo bastante osada como para hablarme. Me cruzo de brazos y levanto mis cejas para acentuar mi punto.

―Te lo tienes creído, ¿no, princesita? ―no respondo a su sarcasmo e intento pasar de ella, pero es más ágil y me toma del brazo llevándome a parte―. Se lo que piensan hacer tú y Brice, me lo ha contado todo ―menciona sorprendiéndome.

―No sé de qué hablas ―contesto con indiferencia zafándome de su agarre.

Además; Brice no me aclaró nada sobre ella. Realmente no sé quién es.

―Soy amiga de Brice, así que no te hagas ideas de que te digo esto porque esté celosa o algo de ti. Ni al caso.

¿Entonces?

―Ya te dije que no sé de qué hablas.

―Sí lo sabes ―insiste altanera.

―¡Bien! Y que es lo que quieres.

―Advertirte, y no creas que lo hago por ti.

―La verdad no me interesa que hagas nada por mí.

―Créeme que sí. Y más, cuando sé que tu padre ha enviado cuidadores extras para ti. No confía en ti, y por lo visto no tolerará que te escapes a ningún lado sin su consentimiento, y Brice lo pasará muy mal si los descubren.

―¡Eso es mentira!

―Tú y yo sabemos que no lo es. Jamás permitirá que te escapes, y menos con Brice. Lo meterás en problemas. No conoces a Robert, alejarlo de su madre no es lo único de lo que es capaz cuando alguien se interpone en su camino.

―¡No mientas! No sabes nada de su madre ―exclamo molesta.

Ni yo.

―Pera ya sabrán de ella y ese hombre tendrá que decir la verdad ―repone muy engreída.

Ahora menos entiendo que es lo que quiere decir y por qué saca todas esas cosas.

―¿Por qué crees que te creería? ―inquiero con la duda al dente en mi cabeza.

―Porque en el fondo eres muy inteligente como para saber que no miento.

Esta chica realmente intentaba burlarse de mi intelecto; pero, aunque no lo parezca, jamás me interesó el hecho de sobresalir sobre los demás. En el fondo, todo eso solo era la fachada de mi gran armadura. Finalmente, no soy más que una chica fuerte por fuera, débil por dentro y que no puede defenderse a sí misma.

―Bien, ya te lo advertí ―dice y luego se marcha mientras yo me quedo pensando quien es realmente esta chica, ¿y que tiene que ver con Brice?

Guardo todo y recojo mi bolso echándomelo al hombro, salgo de inmediato en búsqueda de Brice a su salón. No tengo teléfono para llamarle, necesitaré uno rápido.

―¿Has visto a Brice? ―pregunto a un chico que sé, va sus mismas clases.

―¿Brice? Que, no lo sabes. Vinieron a recogerlo. Deberías saberlo, eres su novia ―me responde con algo de descaro.

―Sí claro. Pensé que no se iría pronto. Gracias ―digo nada más y salgo del salón.

¿Acaso pasó algo? Pienso mientras voy distraída por el pasillo, tanto que no me fijo en que viene alguien y casi me tropiezo con esa persona. Levanto mi vista para encontrarme con el profesor Nicholas Young, y no luce muy animado. Lo que me faltaba.

Suspiro hondo, muy hondo.

―Leah, que bueno que te encuentro ―dice medio sonriendo.

―Profesor...

―¿Vas a clases?

―La verdad, no quiero regresar ―respondo luego de otro hondo suspiro.

―Te entiendo ―dice con un deje de comprensión en su tono. Mira a todos lados y seguido me toma del hombro―. Ven conmigo.

―Profe...

―Solo ven, salgamos de aquí, Leah. Después de tener una desagradable charla con tu padre, no puedo más que compadecerte ―emite con gesto contrariado y me indica enardecidamente que vaya con él.

¿Charla con mi padre? ¿Qué ha pasado?

La verdad, había pensado rehusarme, pero luego de escuchar eso, es difícil no llegar a la conclusión que me mi padre es un desalmado. Y por la forma en que se han llevado a Brice, y lo que dijo esa chica ya no dudo que el suyo, también.

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Deseándote en silencio✔जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें