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Brice se detiene frente a un enorme portón, y este se abre automático revelando una casa enorme luego de anunciarse. Entramos y busca espacio para estacionar su moto al lado de unos autos, me bajo y me quito el casco. Hay música dentro de la casa porque se escucha alrededor del lugar.

―¿Dónde estamos?

―En la casa de la diversión ―responde poniendo una irónica sonrisita.

Se quita el casco y lo coloca encima de la moto, le entrego el mío

―Hablo en serio, Brice.

―Yo también ―repone cruzándose de brazos.

―¡Vaya! Por fin llegas. ―Una chica salida de la nada y quizás de la casa y bastante bonita se acerca a nosotros, ella se detiene y no deja de mirarme de arriba abajo para luego volver a posar su mirada en Brice―. Creí que no vendrías, con eso de que eres un buen estudiante.

―Ya ves, aquí estoy. No iba a faltar en tu cumpleaños ―Brice la toma de la cintura y la besa en la boca.

Bajo mi rostro, la verdad no me agrada el espectáculo que dan porque ella no sé resiste para nada. Luego de terminar el beso como si no fuera la gran cosa, ella se aleja y vuelve a mirarme.

―¿Y quién es ella?

Me mira con desdén, síntoma de que no empiezo a caerle bien. No es raro para mí.

¿Serásu novia?

¿Pero que hay de la carta que me dejó? Lo dicho, solo es una broma suya.

―Es Leah. Una amiga ―dice sin dar más explicaciones.

―Entonces entremos, adentro está bueno. ―Ella señala con su cabeza y una sonrisita en su boca―, pero tú ven conmigo ―añade tomando mi mano y llevándome con ella.

Me giro hacia Brice y este no dice nada, solo sonríe.

―Ve, no te va a comer ―dice adelantándose a nosotras.

―¿A dónde me llevas?

―Tranquila, solo necesitas un cambio de atuendo. Das muy mala impresión con ese uniforme. Mis amigos todos son universitarios ―aclara y noto la prepotencia en sus palabras.

Me está llamando niñita.

―Y si no quiero.

―Créeme, lo vas a querer, no creo que prefieras verte como la única rara.

―Brice también trae uniforme.

―Lo sé, pero él, es él y todos lo conocemos. En cambio, ¿quién eres tú?

¡Vaya! ¡quien soy yo?

Supongo que nadie en este lugar.

Suspiro bajo, la verdad es la primera vez que hago esto y confieso que no me gusta. No es habitual para mí que siempre soy ordenada y educada. Creo que Brice definitivamente es mala influencia para mí. Ella sigue jalando de mi mano y llevándome con ella por otra puerta, aún por el lugar que entramos se puede escuchar la música a alto volumen. Subimos una escalera y de paso puedo ver cómo está llena la sala, hay muchos chicos y chicas bailando y bebiendo, eso no me lo esperaba.

―A propósito, Leah, soy Erica ―se presenta formalmente extendiéndome su mano, la tomo devolviéndole el saludo―. ¿Nunca has estado en una fiesta, antes? ―niego un tanto avergonzada, por qué es cierto, y solo porque de repente no parece tan antipática―, entonces es tu primera vez, aunque me pregunto por qué te trajo Brice. ¿Tienes algo con él?

―¡No! Claro que no ―niego haciendo el gesto con mi mano―. ¿Y tú sí? ―cuestiono y ella me mira alzando sus cejas.

―Somos amigos; pero seguro debes gustarle algo. Él nunca trae a cualquiera a nuestras fiestas privadas.

Gustarle... a Brice. Eso me hace recordar otra vez la carta que dejó en mi casillero; pero quizás solo lo hizo para molestarme, o, quizás no fue él.

―No lo creo. ―Me sacudo el pensamiento―, pero viéndote como lo besaste no creo que yo sea el tipo de Brice.

―Ya te dije, somos amigos y eso no fue nada. Es un trato normal para ambos.

―Se nota lo normal ―rechisto en desacuerdo bajando la voz.

―Dijiste algo.

―Nada importante.

―Bien ―rechista.

También sonríe irónica al tiempo que abre una habitación y me insinúa que entre. Lo hago y ella también, cerrando la puerta y dejando el ruido fuera de ella, seguido va hacia un closet y lo abre.

―Creo que este te quedará bien ―habla sobre el primero que saca luego de buscar un rato, me quedo reparándolo y definitivamente no tiene nada que ver con mi estilo. Es negro cortito y sin mangas―, anda póntelo. Seguro te queda. ―Lo lanza hacia mí.

Lo recibo y lo miro con recelo, ella insiste haciendo gestos con sus manos y no me queda más remedio que entrar al baño de la habitación y ponérmelo. Al salir con el puesto me repara.

―Es demasiado corto. ―Señalo mirando la mitad de mis muslos descubiertos.

―Es perfecto ―festeja colocando frente a mí unos tacones.

Suspiro bajo, me quito mis zapatos y me los coloco. Camino un poco, se ven lindos, pero se siente fatal porque no estoy acostumbrada a usarlos tan altos.

―¿Crees que son necesarios?

―Por supuesto, así no desentonarás y de seguro te levantas a alguno. Ahora ponte un poco de esto para que no te veas tan pálida. ―Me muestra una caja de maquillaje―, vamos, no quiero perderme la fiesta ―insiste y no me queda más remedio que acceder de malagana.

―¿Hacen esto todos los días? ―pregunto algo mosqueada, colocando mi cara frente a ella para colocarme maquillaje. La verdad me siento rara al acceder a todo esto.

―Por qué no, la vida es corta ―repone mientras me maquilla y queda conforme, seguido suelta mi pelo, dando por terminado el arreglo.

―Hoy apenas es lunes ―aduzco observando como guarda sus cosas.

―¿Y? ―revira.

Toma mi mano y me jala saliendo de la habitación, no sé cómo me veo, no me dejó verme en el espejo y solo puedo pensar que me dejó como un payaso; sin embargo, cada que avanzamos todos, chicos y chicas que se hayan desperdigados por todo el lugar me quedan mirando. Me sonrojo y me abochorno, no me agrada que me vean... así.

~°~°~°~°~°~

Gracias por leer!!

Deseándote en silencio✔Where stories live. Discover now