»Epilogo«

3K 192 33
                                    

―¿Vienes o no? ―Brice pregunta todo engreído mientras carga una canasta con bocadillos y yo llevo otra para el picnic que están preparando.

Estamos en la finca de su madre celebrando que él está recuperado, luego que pasaron dos meses desde que le dieron el alta provisional. Hace unos días le dieron la definitiva y ya no tiene que usar bastón. Despertar fue el fin de su propia lucha, pero de ello no fueron días fáciles, y necesitó de toda la ayuda anímica que pudiéramos darle. Pero, Brice es fuerte y puso de su empeño para superar sus propios obstáculos. Él me mira y me hace mala cara.

―Cambia esa cara que te ves fea ―me dice sonriente.

―Y tú también, tonto ―le molesto.

―Brice, trae esa canasta de una buena vez ―Rossie le llama la atención y yo me mofo de él.

Se apura y llegamos hasta donde están organizando todo, su hermana, su madre, sus abuelos, y Rossie, todos ellos junto con Ele, mis abuelos y Albert están organizando todo. El profesor llegará un poco más tarde. Su esposa ya está por dar a luz y aprovecharán la invitación para celebrar por anticipado, ya que luego que nazca su hijo, tomará su licencia, y lo hará muy satisfecho porque los chicos lograron conseguir su meta y yo me anoté una satisfactoria sonrisa.

Brice le entrega la canasta a Rossie y yo la mía a Ele, que me sonríe cómplice. Se siente un poco raro que ahora él y yo seamos novios, y la verdad nunca pensé que tendría esa clase de experiencia, y supongo que, con Brice, las pasé todas. De algún modo crecí a su lado, y luego de eso todo lo demás desapareció.

Los admiradores, las cartas y la fama de chica inalcanzable, para convertirme solo en Leah, una chica común experimentando su adolescencia.

―¿Vienes? ―Brice me convida sacándome de mis pensamientos. Hace un gesto con su mano para que vaya con él.

―Ya pronto serviremos el almuerzo, no se demoren ―su madre nos advierte, pero él le hace una mueca y ella otra con sus manos en asa sobre su cadera―, bien, pero no se demoren ―añade incapaz de declinar su deseo.

Él toma mi mano y me lleva con él hasta la parte de atrás del terreno que nos lleva hacia el lago, una vez allí se sienta en el muelle con las zapatillas colgando casi tocando el agua clara. Tomo asiento a su lado y dejo que mis pies cuelguen igual y toma mi mano. No dice nada, solo mira hacia la profundidad del lago y yo me recuesto en su hombro contemplando lo mismo.

―¿Crees que nos dejen casar? ―pregunta y yo resoplo.

Se gira y me mira raro.

―No lo creo. Primero debes graduarte al menos ―Me recupero y le digo muy graciosa. Se gira hacia mí enfurruñado.

Luego se relaja y suspira hondo.

―Sabes, todo esto se siente como despertar de un largo sueño ―esboza y yo dejo de sonreír.

―Pero es así, estuviste durmiendo una larga siesta ―repongo.

―hubo un momento en que sentí que agonizaba porque no podía despertar, pero luego fue calma y ya no sentí nada.

―Brice...

―Estaba tranquilo, aunque no lo sé explicar.

―Supongo que no.

―Pero solo sé una cosa, y es que no quería perderte.

―Tonto, no ibas a perderme ―expreso y le doy un beso en los labios.

Él no deja que me aparte.

―Por supuesto que no ―repone porque soy el único que va a cuidarte.

―También puedo cuidarme sola.

―Supongo que sí, pero ni creas que vas a ir a la universidad primero que yo.

―Bueno, quien te mandó a quedarte atrás.

―¿Sabes qué? No eres graciosa ―me riñe risueño.

―Tú tampoco ―concuerdo y ambos reímos.

―Te amo, Leah ―dice de repente y yo dejo de reír.

Le miro y hago un poco de silencio para molestarle, luego sonrío por la cara que empieza a poner.

―Yo también, Brice.

―¿Yo también qué?

―Yo también te amo, tonto ―respondo y él se ríe, me besa, luego se separa y se incorpora colocándose en pie. Extiende su mano hacia mí.

―Vamos, o pensarán que nos hemos fugado.

Tomo su mano y él tira de mí llevándome hacia él.

―¿Y por qué van a pensar eso?

―Porque ya le dije a mamá que nos casaremos cuando cumplamos dieciocho.

―Pero yo no he dicho que sí, tampoco me lo has preguntado.

―No hace falta, porque dirás que sí ―aduce y me abraza rodeándome con sus brazos―, porque si vas a decir que sí, ¿verdad, Leah?

―Tonto ―farfullo.

―¿Eso es un sí o un no?

Su pregunta me hace reír amplio.

―Es un sí, tonto ―digo y él me besa de nuevo, y después que nos separamos vamos de vuelta con los demás, riéndonos y al mismo tiempo sintiendo muchos nervios por todo lo que nos espera, pero ahora, juntos.

~°~°~°~°~°~

Y bueno, con este corto epilogo, llegamos al cierre de esta historia, que por mi parte me siento satisfecha de poder al fin darle su final luego de estancarme un poco porque la historia prácticamente se me enredó y salió esto. Así que, muchas gracias por darle una oportunidad y espero les haya gustado.

Deseándote en silencio✔Where stories live. Discover now