Capítulo 1; Despertar

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Gruñí al notar tanto dolor en mi cuerpo, intenté abrir los ojos con algo de dificultad. Cuando pude ver todo más claro, miré a mi alrededor aturdida. ¿Dónde demonios estaba? A mi lado escuché un ruido, giré mi cuello soltando un pequeño gruñido y ví a mi abuela durmiendo en un sillón.

Estiré mis brazos para intentar llegar a ella y así despertarla. La camiseta que llevaba se subió y ví todos mis brazos con grandes moratones. Abrí mis ojos con alarma y subí mi otra manga viendo más de lo mismo.

–¿Que narices? – murmuré en bajo. Solté otro quejido al notar que mi cabeza empezaba a doler de nuevo.

Toqué a mi abuela moviéndola suavemente con algo de dificultad. Despertó abriendo sus ojos como platos.

–¡Ashley! Oh dios mio, ¡Cariño! – se levantó inmediatamente y pulsó un botón que había al lado de mi cama. Se acercó a mí besando mis mejillas una y otra vez –Gracias a dios que estás bien, pequeña – ví sus ojos llorosos cuando se separó sin entender nada.

–Necesito agua... – dije como pude. Asintió inmediatamente y me sirvió en un vaso algo de agua de una botella. Bebí humedeciendo mis labios y boca. Suspiré con alivio devolviéndole el vaso –¿Qué ha pasado? ¿Por qué estamos aquí?

Cuando fué a responder, la puerta de la habitación se abrió dejándome ver a Marisa y Hilary viniendo hacía mí con los ojos rojos.

¿Por qué todos estaban así?

–¡Ashley! – dijeron las dos a la vez apresurándose para llegar hasta mí. Me envolvieron en un abrazo y me quejé haciendo que se separaran un poco de mí. Marisa subió mi manga y varias lágrimas rodaron por su mejilla –Dios mio – soltó en un sollozo abrazándome de nuevo mientras besaba mi cabeza.

–Habrá que hacer algo con este pelo – dijo Hilary a mi lado tocando mi cabello.

–Lo tiene perfecto, así que dejádselo como está – advirtió mi abuela sacándonos varias risas.

–Ashley – alcé la vista encontrándome con el que suponía sería el doctor acompañado por dos enfermeras. Una de ellas se acercó a mí para poner un nuevo recipiente de cristal con algo de medicina que no sabía lo que era –Cuanto me alegro de que hayas despertado – acarició suavemente mi pierna antes de sentarse en la cama.

Miré a mi abuela y a mis amigas que estaban a un lado mirando atentamente.

–¿Que pasa? – mi doctor negó haciéndome algunas pruebas típicas. Mirando mi vista, reflejos, más heridas que no sabia que había... –¿De que es esto? – fruncí mi ceño al ver mis piernas con más hematomas y pequeños cortes.

–Escúchame, vamos a hacerte más pruebas para ver que estás bien. Que hayas despertado es muy bueno, y no hay necesidad de que te quedes aqui por mucho más tiempo – miró a mi abuela sonriendo, transmitiendola tranquilidad –¿Puedo hablar con usted? – asintió y salieron fuera dejándonos a mis amigas y a mí solas en aquella habitación.

–Cuando salgas, nos vamos de compras o a la playa – Hilary le dió en el brazo señalando mis hematomas –Bueno, pues nos metemos en un jacuzzi – sonreí levemente al oirlas discutir.

–Voy al baño – dije llamando la atención de las dos cuando la enfermera me quitó todo el medicamento dejándome libre de cables. Se acercaron a mí ayudándome a andar, aunque insistia en que podía sola, las dos me agarraron de cada brazo.

Hit The Lights ➵ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora