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Todos tenemos nuestros demonios; que nos atormentan alguna vez en nuestras vidas. Erick los tenía.


Era un adolescente de quince años. Su familia quedo en la pobreza en los tiempos de crisis. No había trabajo, dejó los estudios para comenzar a trabajar. Pero ni con ese sueldo le alcanzaba.


Un buen día entró a una casa vecina. Allí vivía una familia completa: Una madre, un padre y sus dos hijos. Los últimos tres nombrados no eran el problema; de hecho los chicos algunas veces invitaban a Erick a jugar. El problema era la señora. Ella cada vez que tenía la oportunidad se burlaba de Erick por su ropa: Camisetas sucias, pantalones rotos.


Una mañana de viernes Erick entró a esa casa, sabiendo el horario de cuándo se encontraba vacía. Y fue directamente donde la familia guardaba el dinero. Hacía ya un tiempo se aprendió cada rincón de esa casa.


-Lo siento - murmuró -Lo devolveré.


Paso un mes y Erick aún tenía el dinero guardado; a pesar de tener quince años no era tonto. Sería muy notorio que de la noche a la mañana llegará con tanto dinero.


La segunda semana del mismo mes le entregó el dinero a su madre. Ella sorprendida por la cantidad le había preguntado de dónde lo saco. Su hijo simplemente respondió que eran sus ahorros.


Pero, vamos, era su madre, lo conocía mejor que nadie. Y Erick no tuvo otra opción que contarle la verdad. La mujer no le gritó. No lo golpeo. Ni siquiera un regaño tuvo. Fueron unas simples palabras:


«-No lo vuelvas a hacer - advirtió. Y Erick tuvo suficiente con eso, tuvo suficiente con la decepción presente en los ojos de su madre. En silencio fue a su habitación. Le había fallado a su madre, pero se lo compensaría de la mejor forma: Nunca más lo volvería a hacer. Trabajaría horas extras para devolver ese dinero»


Esa noche como no lo hacía en años, tuvo un flashback. La burlas, las miradas de lastima, y esa sombra que lo perseguía en sus sueños.


Algo ya le había quedado en claro;


La pesadilla había comenzado.



Como ya era costumbre en la ciudad; el sol luchaba para sobresalir entre las nubes y el ánimo de las personas iba variando entre: Las que esperaban que el sol saliera. Y la otra mitad que le gustaba el clima tal como estaba.


Para Erick eso era de las pocas cosas que tenía que preocuparse.


Refregándose un ojo entró al edificio saludando vagamente al personal. Sin dirigir mirada entró al ascensor que lo llevó hasta el piso rojo.


Estaba de mal humor, eso se notaba a simple vista y no hace falta mencionar que paso mala noche. Abrió la puerta de la oficina y es donde creyó que su día sí podría empeorar.


Joel besuqueándose con la asistente de Marc. Ninguno de los amantes había notado su presencia hasta que Erick dio un portazo.

karma || JoerickWhere stories live. Discover now