06

6.5K 707 181
                                    

Erick miraba para todos lados; su mente colapsando de ansiedad y cansancio. Había pasado tanto tiempo en ese laboratorio más que en la universidad. Pero no era tanto el cansancio y la necesidad que tenía de dormir, no, estaba desesperado. Ya se cumplía una semana desde que llego a la ciudad y no lograba nada más que un saludo de Joel.


La mayoría de sus noches —y madrugadas— se la pasaba hablando con Melissa, y eso significaba problemas. Cada vez que ella le llamaba era para preguntarle acerca de cómo iba su trabajo, no en los casos criminales, sino en el trabajo de ver sufrir a su pareja.


«¿Cómo vas con Joel?


¿Son amigos?


¿Lo invitaste a salir?»


Cada noche escuchaba esas mismas preguntas. Preguntas sin respuesta. Melissa era una mujer impaciente, no dejaba las cosas fluir como tenía previsto. Y con cada persistencia, Erick cada vez dudaba más de sí mismo; estaba tan perdido... Tan inseguro.


Eran las ocho y veinte y como ya tantas noches; Joel y Erick se quedaban en el edificio junto al vigilante. Con sólo un ordinario almuerzo en sus estómagos se dirigieron a su oficina.


Hoy trabajarían en las pistas.


—¿Cuándo llegan los exámenes de Nathalie? — preguntó Joel con su vista pegada en unos papeles —relatos de personas que habían interrogado hoy— Hace unos días atrás; Joel le mando a hacerse unos exámenes de sangre a Nathalie, y con el ADN, el cráneo prácticamente en sus manos, más todas las observaciones que tenían; el caso ya estaba completo.


Y ganado, o eso era lo que decía Joel. Pero él quería más.


—Mañana en la mañana — respondió Erick, encendiendo la computadora. De inmediato en el buscador escribió: Caso de Nathalie Brow.


Su primer resultado fue la noticia de un periódico viejo. Leyó con atención esperando encontrar algo revelador, algunas pistas o datos extras.


—No es nada que no sepamos — anunció luego de leer varios artículos —Yo creo que con todo lo que tenemos basta y sobra. Sólo hay que esperar los resultados y encontrar al tipo.


—No es tan fácil, Erick — explicó Joel —Mientras más pruebas tengamos. Más dura será la condena.


Erick ladeo la cabeza e hizo una mueca restándole importancia al comentario. Las siguientes horas ambos la pasaron con sus cabezas metidas en papeles, de vez en cuando alguna que otra mirada intercambiada por los dos. Erick aún seguía desconcertado; no comprendía la fría e indiferente actitud de Joel.


—¿Qué hora es?


Erick miró el reloj en su muñeca —La una.


—Ya es muy tarde, mañana seguimos con esto — comentó el moreno. Soltó la carpeta de sus manos como Erick cerró la computadora y frotó sus ojos —Mañana temprano aquí, ¿Me escuchaste?

karma || JoerickWhere stories live. Discover now