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Las apariencias engañan.

Erick no creía en aquella frase hasta que tuvo que vivirla en carne propia.

Ahora mismo lo hacía.

Difícil, eso era lo que pensó de Joel. Eso fue lo que notó por primera vez en él. Pero, Joel no era difícil. Él es alguien atrapado en su interior, alguien que simplemente quería ser escuchado.

Y fue escuchado por alguien que ha hecho cosas peores que él.

Tres días han pasado desde su cita con Joel y aún siente que está caminando sobre las nubes. Se encontraba guardando sus cosas para ir a almorzar, esta vez no iría acompañado del moreno ya que éste salió con Marc a una reunión sobre sus vacaciones involuntarias, según él.

Salió del edificio y a lo lejos pudo divisar la silueta de la mujer de sus pesadillas; Melissa lo estaba esperando apoyada en su auto, mientras se acercaba ya se preparaba mentalmente para todo lo que tendría que oír.

—Es mejor que ya vayas comenzando a dejarlo —dijo ella, cuando Erick estuvo lo suficientemente cerca. Ningún saludo primero, fue directo al grano.

—¿Cómo? —preguntó Erick, frunciendo las cejas. Estaba nervioso, Joel, aunque lo vio marcharse, podría aparecer.

—Joel y tú ya son muy cercanos.

—Pero, Melissa —reclamó—. Quedan cinco meses por delante.

—Quiero que Joel vuelva a mí.

—¿Qué? —Erick arrugó la frente.

—Cuando lo dejes él estará destruido y yo seré la única para él.

Erick la miró boquiabierto, apretó los puños aguantando cualquier impulso que le ocasionará la rabia.

«Quiero que él se enamoré de alguien diferente, que lo hagas dudar».

«Quiero que lo enamores y luego lo dejes, quiero que sufra. No quiero que vuelva a tocar a una mujer jamás».

—Ese no era el trato.

—De hecho, sí, lo es. Simplemente olvide mencionar esa parte —sonrió mostrando sus dientes—. Ya lo sabes, Erick —advirtió. Ella le dio la espalda y subió al auto.

Erick se quedó parado viendo como el auto desaparecía de su vista. Una mujer, y en tan sólo minutos arruinó su día. 

Mientras para uno su día fue arruinado, para otro le sonreía. Joel iba manejando de vuelta a su trabajo después del almuerzo que tuvo con su jefe. Ni siquiera se molestó cuando le dijo que tendría vacaciones, porque eso significaba tener más tiempo con Erick. Nunca, nunca había pensado tanto en una persona como lo hacía con el menor.

Y tampoco trataba de alejarlo de sus pensamientos como quería hacerlo anteriormente; Joel quiere a Erick en su vida porque él lo hace mejor persona.

Quería decirle. Quería gritar a los cuatro vientos que había caído.

Se había enamorado de Erick y no valía la pena ocultarlo más.

«Fue un día jueves, diez para las seis. Joel se acercó a Erick, rodeó los brazos en su cintura y le susurró:

—¿Quieres ser mi novio?

Y mientras su mentón descansaba en el hombro de Erick, pudo sentir la sonrisa en el rostro del otro.

—Quiero ser tu novio, Joel.

karma || JoerickWhere stories live. Discover now