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Tercera Ley para conocer a una persona.

"No tengo que sentir nada por él" Para mí todo esto es una diversión. Una diversión en la que su sufrimiento es algo que, lejos de hacer que me apiade de él, me produce una satisfacción indescriptible que me lleva a ser más cruel.






Realmente no había palabras para describir su vida en ese momento.

Algunas cosas que suceden lo hacen sentir extraño, es uno de esos momentos donde el mundo está de cabeza y de repente todo parece irreal.

Era simplemente increíble.

Nuevamente y por quinta vez miró el reloj, iban a ser las diez y Joel aún no aparecía y claro que sabía el porqué. A pesar de todo, se sentía feliz al recordar la mayoría de su noche con Joel. Inconscientemente mordió su labio inferior conteniendo las ganas de sonreír al tener un flashback de la forma en que comenzó todo.

Erick inició llevando las riendas del juego, pero de un segundo a otro termino acorralado entre los brazos de Joel. Luego vinieron caricias, cada toque de ambos fue delicado a pesar de estar borrachos. No sabían exactamente dónde estaban, pero no quito el hecho de que el momento fue único.

«—Nunca me he sentido así en mi vida».

Esta vez no contuvo la sonrisa. Joel le dijo esas palabras que hicieron saltar su corazón. Aunque específicamente, no había palabras exactas para describir lo sucedido.

Sintió el dolor. Fueron torpes. Pasaron los límites de la excitación. Les gustó, a Erick le gustó y no valía la pena negarlo, aunque nunca lo admitiría en voz alta.

«—Te quiero, Joel».

Se sonrojo. Recordaba perfectamente ese segundo, Joel besaba su cuello mientras el arqueaba su espalda en el momento que una sensación indescriptible atravesó su cuerpo. Le dijo unas palabras que ni siquiera eran ciertas.

La puerta de la oficina se abrió a las diez y quince. Su compañero de trabajo entró con un notable cansancio y el ceño fruncido. Erick antes de mirarlo se preparó mentalmente.

Joel se le quedó mirando en silencio.

Erick le devolvió la mirada en silencio.

Se miraron el uno al otro en silencio.

Entonces se miraron el uno al otro en silencio un poco más.

—Hola —Erick se aclaró la garganta—, sobre la otra noche...

—¡Nada! —interrumpió bruscamente—, solo... Por favor, olvidémoslo, ¿Bien? No paso nada, ninguno de los dos recuerda nada. Ya pongámonos a trabajar.

—No tenemos trabajo.

—¿Qué?

—Marc me mando a llamar —explicó, tragó saliva ya imaginándose la reacción del otro—. Dijo que necesitamos vacaciones.

—¡Le dije que no queríamos vacaciones!

—Yo creo que él tiene razón —dijo en voz baja.

—No me importa. No sé tú, pero yo voy a seguir con el trabajo.

Erick se quedó observándolo, Joel encendía su ordenador y sacó unos papeles. ¿Qué debía hacer? ¿Ignorarlo e ir a su hotel? Se pasó una mano por el cabello, buscaría algo que lo mantuviera ocupado el resto del día.

karma || JoerickWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu