07

7.1K 694 482
                                    


Se sentía curioso, impaciente; sobre todo emocionado. Hoy por fin terminarían su caso y el último —esperaba— pero obviamente era imposible.


—Nathalie ya está yendo — anunció Joel mirando la pantalla de su teléfono.


Erick asintió y tomó su chaqueta dirigiéndose a la puerta —Vamos.


Con pasos rápidos y seguros se dirigieron al auto de Joel, ninguno de los dos hablaba por el momento, sólo planeaban su entrada en sus mentes. Erick no tenía ganas de hablar, estaba tan metido en sus pensamientos; en el pensamiento de que iba a enfrentarse a un asesino. De reojo vio a su compañero que no mostraba ningún miedo o tensión en su cuerpo; al contrario se notaba tranquilo y confiado.


Un par de minutos más y se encontraban en el edificio al cual los habían citado.


—¡Yo no la maté! — se escucharon unos gritos. Esa voz gruesa y grave llenaron los oídos de Nathalie. ¡Ese hipócrita! Pero de qué se sorprendía, esas palabras ya las imaginaba.


No podía describir el gran odio que sentía hacia ese hombre. Lo odiaba. Le había hecho tanto daño a ella y a personas inocentes; deseaba eliminar toda huella que dejo en el paso de su vida.


Pero cómo, ¿Cómo podría olvidar los años de tortura y golpes? Gracias a él tenía que hacer terapias, y cada noche sufría de pesadillas: La casi violación. El relato de cómo mató a su madre y tío.


Ni con toda la ayuda del mundo podría borrar esa marca. Pero ahora mismo sólo quería justicia y venganza.


Se mantuvo firme, viendo la figura de su padre acorralada. Pimentel sin vacilar se acercó, mientras su otro compañero se mantenía atrás al lado de Nathalie.


—¿John Brow? — dijo Joel mirando fijamente a los ojos al tipo frente a él. El hombre tras las rejas asintió sin mostrar debilidad —Voy a ir al grano. Tú mataste a tu hermano y a tu esposa. Esa es la razón por la cual estás aquí, ¿Correcto?


—Yo no maté a nadie — respondió. Su voz era tan segura, y si no tuvieran todas esas pruebas definitivamente le creerían. Obviamente Joel no caería en su juego.


—Sabemos que lo hiciste.


—No, no lo hice.


Con rabia e impaciencia, Erick se acercó hasta quedar un poco más adelante que Joel.


—Tenemos a la víctima. Tenemos el cráneo, tu huella digital. Tenemos las pruebas en la dentadura. El ADN ¿Qué más quieres? — lo miró fijamente. Joel estaba a punto de golpearlo; el día anterior estuvo diciéndole repetidas veces a Erick lo que tenía que hacer, y para empeorar la situación el menor continúo hablando —Estás arriesgando pena de muerte.


Allí estaba la mirada inquietante de John. Siempre en cada caso había una palabra clave. Una palabra que te hace pensar y sacar la verdad.

karma || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora