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—Erick.

¿Qué se supone que debía hacer para sacar a Joel de ese cajón?

—Erick...

Ahora mismo se está imaginando a él en una situación así. Realmente no sobreviviría.

—Erick...

¿Cómo es que Joel?... 

—¡Erick!

—¿Qué? —gritó sobresaltado. Sus nervios volvieron cuando se fijó en el armario que se sacudía violentamente.

—¡Ayúdame a salir de aquí, imbécil!

Sus piernas se movieron torpemente y con sus manos sudorosas apretó las manillas de las dos puertas y tiro fuerte. Lo hizo con todas sus fuerzas. Lo intentó una y otra vez. Le dio patadas, aunque no estaba seguro si eso funcionaría, pero lo hizo, el chico dentro ya comenzaba a desesperarse.

Erick cerró los ojos, soltó una respiración profunda y volvió a intentarlo. Quizá las palabrotas que le gritaba Joel lo motivaban.

Volvió a tirar y como golpe de suerte las dos puertas se abrieron, una manilla casi sale volando con él. Aún mareado por el movimiento brusco se acercó a Joel que como si nada veía un papel en sus manos.

—¿Y? —preguntó señalando el papel en las manos del otro—, ¿Qué encontraste?

—Es la boleta —resopló tirando el pedazo de papel al suelo. Quitó el polvo de su cabello antes de volverse hacía él—. Ya es tarde, volveremos mañana.

Con cansancio mental y frustración; ambos se dirigieron a la salida cuando Joel inconscientemente miró el techo y fijó la vista en una parte.

—Erick —llamó. El nombrado se dio la vuelta y lo observó con el ceño fruncido. Joel permanecía callado mirando una parte del techo, confundido Erick le siguió la mirada—, mira —murmuró.

Apuntó la esquina del techo. Por más que lo intentara Erick no lograba comprender a qué se refería Joel hasta cuando éste tomó la silla del suelo y se subió en ella tomando un pequeño aparato en sus manos.

—Cámara de seguridad —señaló Erick

—Y aún funciona —respondió analizando el objeto—. Vamos.

Rápidamente entraron al auto y emprendieron camino. Comparando el viaje de la mañana con éste, fue más rápido. Entraron al edificio, Joel lo guío hacia una sala diferente. Sin llamar, sin tocar, abrió la puerta.

Un hombre estaba allí sentado. Resultaba ser el hombre de seguridad que la empresa había contratado por los múltiples vandalismos que habían sufrido años anteriores.

—Alan —llamó Joel —, vamos a usar la sala.

El guardia se volteó en su silla giratoria. Al principio estaba serio y con el entrecejo fruncido. ¿Quién no lo estaría? Su trabajo consiste en estar todo el día sentado viendo monitores. Su postura se relajó al ver a Joel y con una sonrisa se levantó.

—Toda suya.

Esperaron que el tipo dejara la sala para poder tomar asiento y empezar.

«Todos aquí me tienen respeto»

Erick recordó las palabras de Joel hace unas semanas atrás. Estaban discutiendo sobre los nuevos empleados, y de la nada surgió el tema y el ego de Joel parecía crecer.

karma || JoerickWhere stories live. Discover now