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Cuarta Ley para conocer a una persona.

"No tengo que caer por él" Desobedecí mis leyes. Me enamoré, lo quiero y no puedo estar en paz, porque cada vez que él derrama una lágrima la culpa me consume.






Sus dedos se cernían sobre el teclado de la computadora mientras miraba sin rumbo fijo la pantalla. Los días pasaban y Erick vivía un intenso torbellino emocional. La anticipación, la espera, la paciencia y el anhelo.

Las llamadas que recibía de Melissa eran cada vez más constantes y aunque tratará de evadirlas era imposible. Si no eran llamadas, eran mensajes. Si no eran mensajes, era en persona, pero siempre tenía una manera de llegar a él.

Escuchó la puerta abrirse, quitó la mirada de su trabajo y miró a su novio que venía con una gran sonrisa. Una sonrisa que solo era para él.

—¿Listo para irnos?

—¿A dónde?

—Al festival de primavera —dijo Joel—. Comienza en media hora.

—No soy mucho de festivales —arrugó la nariz. Un gesto que hacía a menudo cuando se dio cuenta que a Joel le hacía reír.

—Yo tampoco, pero estoy seguro que será divertido, lo prometo. Y si no te gusta nos vamos.

—Está bien.

Según Joel algo realmente terrible debe haberle ocurrido a la persona que inventó la frase "Todas las cosas buenas llegan a su fin", y honestamente, prefiere no pensar en ello cuando junto a él estaba una persona especial. Realmente él debería prestar atención a la carretera, pero con Erick a su lado, en todo el camino Joel no dejaba de robarle miradas mientras Erick mantenía los ojos en la ventana.

Estacionó su auto frente a la playa. Se volvió para mirar al menor cuyas expresiones eran tristes.

—¿Estás bien? —preguntó.

—Sí.

—¿Por qué estás triste?

—No lo estoy.

Joel tomó su mano dándole un ligero apretón.

—Estoy contigo, Erick. No voy a obligarte a que me digas todo lo que te sucede, pero no tienes que preocuparte por cada maldita cosa e incluso si es algo malo lo que te pasa, no olvides que estoy aquí para ti.

Y la pequeña sonrisa de Erick alivió un poco su cabeza.

—Me encanta —dijo Erick casi susurrando—. Me encanta lo que siento cuando estoy contigo, me llenas y llenas ese vacío que odio tanto. Incluso cuando no haces nada, no tienes que esforzarte, con que estés a mi lado me basta.

El de ojos verdes se inclinó besando sus labios. Y lo especial en esa acción fue que salió natural, Erick no lo pensó antes. El joven solo junto sus labios contra los del mayor y los movió dulcemente.





—¿Quieres bailar? —le preguntó Joel alrededor de quince minutos más tarde.

—No lo sé —Erick se encogió de hombros y sonrió—. Si me ruegas quizá baile contigo.

Joel rodó los ojos.

—Aunque sé de un lugar divertido —dijo Erick.

—¿Cuál?

—Sígueme —abrieron paso entre la multitud y se alejaron de la fiesta hasta llegar a otro lado de la playa.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —siseó Joel cuando Erick lo obligó a esconderse detrás de unos arbustos.

—Shh —Erick lo miró poniendo un dedo sobre sus labios.

—¿Por qué nos estamos escondiendo?

—Shh —dijo en voz alta. Joel dejo escapar un fuerte suspiro, frustrado quizá. Erick lo miró otra vez haciendo su sonido favorito—. Shh.

—¿Sabes que tus shhhs son más fuertes que mi voz?

—Lo sé —sus ojos verdes se iluminaron—. Es divertido, inténtalo.

—¿Qué hacemos aquí, Erick?

—¡Ahí esta! —señaló, por curiosidad Joel siguió la mirada del otro y dio con un hombre joven que vestía formalmente.

—¿Quién diablos es él?

—No lo sé. Se parecía a mi maestro de historia.

—¿Me trajiste aquí para mirar a un hombre que se parece a tú...? No importa.

—Bueno la verdad es que, tampoco sé por qué estamos aquí.

El moreno dio un grito ahogado y se puso de pie bruscamente.

—¿Me trajiste aquí para nada? —gritó.

—Shh —rio Erick—. Admítelo Joel, te divertiste más aquí que en ese festival.

Y aunque quisiera estar enojado con Erick y gritarle cualquier grosería, no podía.

—¿Un paseo para recordar? —preguntó Joel con una sonrisa malvada. El menor se volteó observando las motos de agua.

Erick asintió, ¿Qué importa si caía o salía volando?

Nada dura para siempre.

La felicidad de Joel y la de él no duraría siempre. 

karma || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora