[B.A.P] «fishing for love».

Capítulo 20

Lunes 24 de marzo, 2014.

Yongguk no pensó que aquello fuera a irritarle tanto, de hecho, ya era la una de la tarde y el cabreo que llevaba encima era inimaginable. Temprano en la mañana se había topado con Choi Junhong, pero en el mismo instante en que intercambiaron miradas y trató de dirigirle la palabra, el chico salió huyendo lejos de él, igual que la noche anterior. Unas horas después volvió a verlo, y ocurrió lo mismo, el rubio se había encargado de evitarlo por todos los medios. Yongguk no quería admitirlo, pero que el chico no quisiera verle, de alguna manera, le hería, frustraba y enfadaba al mismo tiempo; Junhong no había demostrado tenerle miedo nunca, algo muy diferente de todas las personas que conocía, y que ahora lo evadiera le hacía sentir angustiado. Angustiado porque gracias a sus impulsos de tocarlo, Choi Junhong ya no le hablaría ni entretendría nunca más.

Sí, era verdad que odiaba el arte, las fotografías, los zoológicos y andar de aquí para allá sin un rumbo fijo, y también era verdad que las personas que hablaban mucho le estresaban, pero Junhong, de alguna manera, le hacía olvidar de todo eso y hacía las molestias más soportables.

Suspiró luego de un rato y salió de su salón de clase para irse de la universidad. Se iba a ausentar aquel día en el restorán ya que Himchan le había estado invitando a salir desde hacía un buen tiempo a un almuerzo, pero por falta de humor y tiempo no habían podido acordar un día, solo hasta aquel el lunes, pues le sentaba fatal rechazar tanto al menor. Caminó por el parqueadero central del campus y, al prestar un poco de atención, divisó a Moon Jongup colocándose el casco para montar en su motocicleta. Tomó aire y se dirigió hasta él, el castaño dio media vuelta para mirar que el paso estuviera despejado y se le revolvió el estómago tan pronto vio a Bang Yongguk caminando en su dirección.

Alarmado, se apuró en acomodar su mochila y guitarra en la moto para poder subirse, volteándose de vez en cuando para ver qué tan cerca estaba el moreno de él. Se sentía como en una película de terror, las llaves se le cayeron y él lloriqueó al agachare para cogerlas. El mayor entornó los ojos al comprender lo que pretendía el enano de mierda, por lo que decidió llamarlo, pues ya estaba cerca de él.

—Enano —alzó la voz. El menor se acomodó tembloroso en la motocicleta y el motor rugió al encenderla—. ¡Moon Jongup!

Tan pronto pronunció el nombre del chico, éste puso la moto en marcha.

—¡L-lo siento, señor Yongguk! —gritó nervioso—. ¡T-tengo mucha prisa!

Yongguk lo siguió con la mirada y soltó un ligero gruñido antes de ponerse en marcha de nuevo, cruzar la portería y caminar hasta la escuela donde trabajaba Himchan para recogerlo. Ya había ido a aquel lugar antes, la primera vez fue porque el menor había enfermado y él tuvo que ir a buscarlo por petición de su tío, la segunda fue porque Himchan no había estado comiendo bien y Yongguk se las apañó para sacarlo del colegio y obligarlo a digerir algo; el resto de veces habían sido invitaciones del pálido a que viera sus clases o él yendo voluntariamente ya que algunos alumnos se habían encaprichado con él. Además, las clases de Arte y Literatura de Himchan eran entretenidas y muy creativas y en ocasiones le ayudaban a relajarse de la mierda con la que tenía que lidiar día tras día.

El transcurso siempre era largo, pero no tuvo problema en llegar a las dos y cuarto a la entrada del colegio y esperar en la portería a que sonara la campana de fin de jornada.

—¡Oh, Yongguk-ssi, hace mucho no te pasas por aquí! —exclamó uno de los celadores llamado Seongwon, otro más asomó la cabeza por una ventanilla del pequeño cuarto que servía de portería—. El viejo ya se estaba olvidando de ti.

El moreno miró más allá del portero y observó al señor Hong echando una cabezada en una silla, con los dedos de las manos entrelazados sobre su prominente barriga y la cabeza recostada en la pared, la cara escondida tras el gorro de su uniforme y la boca entreabierta. Negó con una mueca, preguntándose por qué ese viejo no se jubilaba ya.