[B.A.P] «fishing for love».

Capítulo 27

20140328. «A veces pienso que mi abuela, en su tiempo, y si la muerte no se la hubiera llevado, hubiera sido una buena botánica, bióloga, florista, como quieran llamarle. El caso es que tengo su libro de notas, ese que robé del escaparate de mis padres, sobre las flores. Las flores que vio, las flores de las que oyó hablar, las flores que ella imaginaba. Me encontré una muy curiosa, llamada Cosmos Chocolate, no escribió mucho de ella salvo que es originaria de México, pero dice en sus notas que tiene una fuerte esencia a chocolate y que significa el fin del amor. ¿No creen que es un significado llamativo? El final del amor... interesante.

Me trae curioso de dónde sacó ella todos esos datos, ¿acaso viajó por el mundo? ¿Alguien la acompañaba? Nunca pude preguntárselo, cuando aprendí a hablar ella empezaba con la demencia. Que en paz descanse mi querida nana. Por cierto, he buscado sobre esa flor y adivinen qué encontré: que está extinta.»

       

        

Domingo 30 de marzo, 2014.

Dejó el lápiz a un lado de su libreta, se talló los ojos para desperezarse y dejó que la voz de Bruno Mars, cantando Grenade de forma melodiosa y rota, resonara en sus oídos. Junhong estaba demasiado decaído por el evento de la noche anterior, las palabras de Youngjae las tenía bien grabadas en la cabeza y no sabía qué hacer para hacerlas desaparecer. Se había despertado a las ocho de la mañana sin un ápice de ánimo, por lo que decidió ponerse a dibujar con sus marcadores favoritos, ProMarker, ya que llevaba un buen tiempo sin usarlos, pero aun así no logró hacer mucho. Tenía muchas cosas que revisar, documentos que leer, proyectos que organizar, pero la desmotivación era tal que ni le apetecía pensar en eso. Se le ocurrió llamar a Jongup para comentarle de los últimos acontecimientos, pero declinó de la idea un minuto después, pues sabía que su amigo debía de estar con mucho estrés por el recital que tenía el lunes y lo que menos quería era molestarlo con sus dilemas amorosos.

Soltando un largo suspiro de frustración, dejó caer la cabeza contra la madera de su escritorio y golpeó su frente. Ahora sonaba The Lazy Song y se quejó al tener el aleatorio del computador encendido, a él le gustaba escuchar el álbum del artista en orden sin importar que ya se lo sabía de memoria. Escuchó un par de toqueteos en la puerta y un segundo después su hermana menor asomó la cabeza por el portal, entrando con su acostumbrada expresión neutra pero dulce. Yoonsun le dejó una taza de chocolate a un lado ya que no había querido bajar a desayunar, y se sentó en un borde de su cama, mirándolo interrogante.

—¿Qué te pasa? —soltó al fin—. Has estado deprimido desde ayer y estás llenando de malas energías la casa. A mamá casi se le quema el desayuno y papá se cortó al afeitarse.

El mayor hizo un pequeño puchero y le reclamó que eso no era su culpa, agarró su chocolate y sopló antes de sorberlo y volver a dejarlo en la mesa.

—Últimamente tengo muchas cosas en la cabeza que me agotan —expresó con una encogida de hombros, no queriendo hablar del tema con su hermanita.

—Yo sé qué puede hacerte sentir mejor.

La pelinegra se levantó de su lugar y se paseó por la habitación como si la conociera como la palma de su mano y abrió el armario de Junhong, donde éste guardaba algunos de sus materiales de trabajo y libretas viejas y nuevas. Tomó un pequeño block con un nombre en él, que el propio Junhong había diseñado, y regresó a su lugar, cruzando las piernas sobre la cama y extendiéndole el cuadernillo a su hermano.

—Cuéntame más de esa historia que tienes en mente.

Junhong no pudo evitar sonreír. Yoonsun siempre se emocionaba demasiado cuando lo veía muy meditabundo o le confesaba que tenía una nueva idea, le animaba con exageración que su hermanita fuera tan entusiasta y depositara tanta confianza y fe en sus tontos inventos. Sintiéndose solo una pizca más liviano, y olvidando todo, abrió una página del cuaderno con parsimonia y dramatismo, misterioso.