Capítulo 25

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El autobús estaba solitario, solo unas tres personas lo ocupaban más Himchan y Youngjae, quienes se encontraban sentados en los asientos traseros, el castaño cerca de la ventana abierta recibiendo la briza nocturna. El mayor revisó la hora en su celular y torció los labios al ver que eran casi las nueve, habían tardado una eternidad esperando el bus y la mayoría de taxis que pasaban siempre estaban ocupados. Se preguntó cómo estarían las cosas con Hejun y cómo se encontraría Daehyun, aquellos hermanos se querían y amaban tanto que en ocasiones se sentía un intruso cuando iba a su casa a ver películas o tener tardes de lectura con el menor. Giró su cabeza hacia la izquierda y observó a Youngjae, el chico estaba absorto en el paisaje nocturno que desaparecía a medida que el bus se movía.

—Jae —le llamó. El castaño apartó la vista de la ventana y le sonrió débil—. ¿Estás bien?

Youngjae asintió y susurró un inaudito "sí". El moreno lo miró por unos instantes y se mordió el labio inferior, quería preguntarle qué había sido lo de hacía un rato, por supuesto que no pasó por alto el incómodo aire que se formó cuando Junhong y Youngjae intercambiaron miradas en la entrada del bar. Al ver el hospital asomarse, se incorporó y presionó el botón de stop para que el conductor frenara el transporte. De verdad quería saber qué ocurría, pero lo iba a dejar para después, cuando las cosas con los Jung estuvieran calmadas.

Bajaron del autobús y se registraron en la portería del hospital que Daehyun les había indicado para luego anunciarse en la recepción, donde una amable administradora les indicó la habitación en la que se hallaba instalada Jung Hejun. Ambos atravesaron apresurados un corredor y subieron al segundo piso, caminaron por un largo pasillo hasta encontrar a Daehyun con la cabeza gacha y apoyado en una blanca pared al lado de una puerta de madera. Himchan apuró el paso y se despegó de Youngjae para llegar hasta su menor para darle consuelo.

—¿Dae?

El aludido levantó la vista y se apartó de la pared, recibiendo el abrazo que Himchan le proporcionó enseguida. Daehyun se separó del pelinegro para mirarle a los ojos.

—La amiga de noona que la vio dijo que estuvo mareada todo el día, y en la noche se desmayó de cansancio justo cuando iba por unas escaleras —explicó con un rostro lleno de tristeza—. El médico dice que se debilitó por la fatiga, así que rodó escaleras abajo y se fracturó el brazo y la pierna derechos. Es un milagro que no se haya golpeado la cabeza o roto el cuello.

Se frotó los ojos y encogió los hombros.

—Kangho hyung está adentro con ella, no hay de qué preocuparse.

Himchan asintió y volvió a abrazarlo al verlo tan abatido, le recordaba a un joven Daehyun, lleno de inseguridades y sustos porque sus padres lo perseguían hasta en sus sueños. Youngjae, que se había quedado detrás del mayor escuchando todo lo que el pelidorado decía, se tranquilizó un poco al verlos y no pudo evitar sentirse insignificante, él no conocía mucho de la vida de Daehyun, solo lo superficial y lo que éste le contaba cuando quedaban de verse, pero nunca habían hablado de su vida. Una sensación de asco por sí mismo por no ser más interesado en el contrario le invadió y sacudió la cabeza para alejarla, ya luego le preguntaría. Suspiró aliviado al ver que el pelidorado sonreía y éste desvió la vista de Himchan hacia él, abriendo los ojos un poco sorprendido al verlo.

—¿Jae? ¿Qué haces aquí? —dio unos pasos para quedar frente a él, queriendo abrazarlo por la expresión de preocupación que éste tenía en el rostro, pero un empujón le hizo retroceder y dar media vuelta confundido.

Su vista se desenfocó y la cabeza empezó a dolerle al ver a su padre frente a él, el hombre gritaba y le señalaba, pero él en su aturdimiento no lograba comprender lo que decía. Al lado del mayor también estaba su madre, ésta le miraba con el mismo odio que recordaba, no los había visto desde hacía siete años pero descubrió en su interior que no los extrañaba ni un poco. Ni en lo más profundo de su corazón sentía por ellos algo más que repulsión y malestar. Un nuevo empujón le obligó a regresar a sus sentidos y el griterío penetró en sus oídos, cada palabra dicha fuerte y claro.

[B.A.P] «fishing for love».Where stories live. Discover now