Capítulo 30

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Viernes 4 de abril, 2014.

Arribó a la cafetería y con un jadeo empujó la puerta de vidrio, el tintineo de la campana retumbó en sus oídos agudo e intenso. Daehyun resopló al ver la cantidad de clientes que había aquel día en Monkeys y saludó con una inclinación de cabeza a los clientes frecuentes, yendo directamente a la parte trasera del mostrador listo para cumplir su turno del día. Sowon se hallaba con los codos apoyados en la vitrina.

—Hola —saludó a la chica, guardando su mochila y poniéndose su delantal.

La peliuva arqueó una ceja al mirarlo.

—Uy —silbó—, ¿y esas pintas? ¿No has dormido bien?

El pelidorado pasó de ella y salió de su lugar para limpiar la mesa que unos clientes habían desocupado, recogió los platos sucios, con el sonido de miles de conversaciones rebotando en la estancia, y regresó con su amiga, empezando a lavar los platos. Sowon no le había quitado la vista de encima y cruzó los brazos, expectante.

—Deja de mirarme tanto —reprochó al fin Daehyun al terminar—, céntrate en las mesas.

La chica alzó los hombros y se volvió para mirar a todos los clientes para luego dirigirse a él.

—Todos comen y hablan —soltó despreocupada—. Me ignoran, yo los ignoro —alargó uno de sus brazos y le propinó a su amigo un golpe en el pecho—. Dime ya por qué tienes esa cara larga, ¿pasó algo?

Daehyun gruñó al escucharla, maldiciéndose internamente por ser tan transparente cuando algo le molestaba o le tenía con los ánimos por los suelos. Se dijo mentalmente que tenía que trabajar eso y ser un poco más ilegible, como Yongguk. Abrió la boca para empezar a relatar otro de sus fracasos amorosos en el momento que la puerta se abría y daba paso a un nuevo usuario, quien tomó asiento al lado de la ventana en una mesa vacía. Ambos miraron de quién se trataba, un chico de cabello rojo, delgado y bajito de facciones casi infantiles. El muchacho levantó la vista hacia la vitrina y los ojos se le iluminaron.

—Oh —exclamó Sowon con disimulo. Daehyun arqueó una ceja al oírla.

—¿Qué?

—Ese chico siempre se aparece cuando tú no estás de turno, creo que viene a verte pero no tiene mucha suerte —asintió—. Y mira, hoy por fin estás aquí.

—¿Ah, sí? ¿Y de qué me conoce? —el pelidorado desvió su vista hacia el chico pelirrojo, éste captó su mirada y con un adorable sonrojo y débil sonrisa le hizo una reverencia. Daehyun correspondió y susurró a la peliuva—: Es tierno.

—Ve y háblale —sugirió ella con una sonrisa juguetona—. Deja de ser aburrido y coquetea un poco.

El mayor puso los ojos en blanco pero no se negó, de todos modos era su trabajo atender a las personas que llegaban. Se frotó las manos y se aproximó hacia la mesa del pelirrojo, riendo internamente al notar cómo éste se retorcía en su lugar a medida que se acercaba.

—Buenos días —saludó—, soy Daehyun, ¿qué vas a ordenar?

—A-ah, lo sé... —las mejillas del chico se tiñeron de rosa al caer en lo que había dicho—. Q-quiero decir... m-mi nombre es Wooshin, e-eh... —suspiró nervioso—, u-una malteada, por favor.

Daehyun dejó escapar una risita, haciéndolo avergonzar.

—Tranquilo, Wooshin, yo no muerdo.

Le guiñó un ojo, provocando que el rostro del muchacho se pusiera del mismo color que su cabello, y se retiró hacia la barra, limpiado dos mesas en el proceso, para dejar el pedido con Sowon. La peliuva suspiró por el montón de trabajo y murmuró algo sobre hablar con su hermano y contratar a alguien más. La puerta del local fue abierta nuevamente causando el repicar de la campana y Daehyun desvió la vista de su amiga a la entrada, abriendo los ojos con sorpresa al ver a Junhong y a Jongup tomar asiento en una mesa que acababan de vaciar. El mayor se apresuró en ubicarse tras la caja registradora para recibir el pago de los clientes y luego trotó donde Sowon para avisarle que iría a saludar y atender a sus amigos, la peliuva asintió de mala gana preparando los pedidos que había recibido ella y el que recién le habían dejado.

[B.A.P] «fishing for love».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora