Capítulo 45

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Cruzando las piernas sobre el sillón, Youngjae negó con la cabeza por la voz emocionada de su tía.

Asegúrate de tener todo muy limpio, sabes que tu tío es alérgico a la vida —decía la mujer en aquel momento, su esposo, al otro lado de la línea, replicaba en protesta—. Ya queremos ver a ese novio tuyo.

El matrimonio Shin le había hecho una llamada a su sobrino para informarle que pasarían unos días con él en la temporada de verano. Youngjae había aprovechado para comentarles de su reciente logro: su tan anhelado noviazgo. Los mayores parecían más emocionados que él y aquello solo le hacía pensar en cuánto los amaba y cuán agradecido estaba de tenerlos a su lado. Sin ellos hubiera crecido como alguien muy reprimido. Finalizó la llamada familiar, Youngjae exhaló un suspiro y observó su casa. Se había pasado gran parte de la mañana aseando y limpiando, pues llevaba un buen tiempo sin hacerlo impecablemente y quería dejarle una buena impresión a su... novio.

Daehyun había quedado en visitarlo al medio día, pero ya era la una de la tarde y no se había aparecido, tampoco le había llamado ni escrito un mensaje para darle algún aviso. El castaño decidió no hacer un drama por eso y preocuparse innecesariamente, se estiró en los cojines del sillón y permitió que su mente viajara a los últimos días. Todavía no creía que estuviera en una relación, por fin, apenas llevaba un día saliendo con el mayor y ya se sentía como en las nubes, queriendo hacer y experimentar una infinidad de cosas. Había incluso preparado un delicioso y trabajoso almuerzo, pero no estaba seguro de si Daehyun tendría hambre, probablemente él había almorzado en casa antes de visitarlo, por lo que su esfuerzo habría sido enteramente en vano.

—Ugh, no debí cocinar nada...

Youngjae se mordió el labio inferior y sacudió la cabeza para apartar el pesimismo de él y calmarse. Cerró los ojos y soltó el aire, había puesto demasiada energía en organizar y su cuerpo ya le estaba pasando factura, su respiración se apaciguó y empezó a quedarse dormido, sonriendo por el placer de descansar un poco. Una hora después el timbrar del celular le sobresaltó y le alejó de ese gran yate lleno de helado con el que soñaba. Frotando sus ojos escocidos, el castaño tomó la llamada, preguntándose cuántos días habían pasado.

—¿Diga?

Oh, ¿estabas dormido? —Youngjae se desperezó de golpe al oír la voz de Daehyun.

—¡N-no lo estaba!

La risa del mayor era melodiosa.

Ábreme, estoy afuera.

Con sus mejillas calientes por el rubor, Youngjae se levantó y caminó hacia la puerta, peinando su cabello y acomodando su camisa sin imperfecciones. Al abrir, la sonrisa de Daehyun lo saludó, tenía el cabello negro desordenado y la piel besada por el sol; se rascaba el cuello, como avergonzado, y le dirigió una mirada apenada.

—Perdón por llegar tarde —se excusó—. Noona se enfadó conmigo.

El menor negó y lo jaló hacia adentro, cerrando la puerta a sus espaldas y siguiendo a su pareja. Daehyun observó todo el espacio y sonrió internamente, notando cada esfuerzo puesto y conmovido por ello.

—Organizaste —dijo—, recuerdo que eso no estaba ahí —señaló un pequeño jarrón de barro que se encontraba en un elegante bife.

Se sorprendía de lo mucho que recordaba aquel lugar a pesar de haber estado ahí una sola vez y haberse distraído haciendo... otras cosas. Las paredes eran blancas y no había muchos cuadros que las decoraran, supuso que el vivir solo causaba una sensación de no querer poseer muchas cosas, solo las necesarias. Sin embargo, el lugar era muy acogedor y hogareño. Youngjae sonrió a su comentario.

[B.A.P] «fishing for love».Where stories live. Discover now