Capítulo 18

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Hyukjae lo sentó sobre la mesa sin dejar de chuparle los labios. Llevaban una eternidad así, enredados en un beso que no parecía tener fin. A Donghae empezaban a dolerle los labios, pero cada vez que se alejaba para descansar un poco, el fotógrafo tardaba dos segundos en lanzarse sobre él. Le gustaba sentirse tan deseado por alguien a quien deseaba tanto. No hacía falta que Hyukjae le dijera que era precioso cuando lo miraba como si fuese un manjar de dioses, con sus pupilas dilatadas, su seria expresión y esos gruñidos que soltaba cada vez que Donghae tiraba de su pelo.

Juró que no le importaría desmayarse por falta de aire si lo perdía de esa manera.

Sin embargo, justo cuando ya lo había aceptado, Hyukjae se alejó. Abrió la boca para preguntarle si estaba todo bien, pero la imagen del cuerpo entre sus piernas lo hizo relamerse en silencio. La camiseta del fotógrafo cayó al suelo sin ninguna clase de cuidado. Su pálido torso quedó al descubierto y Donghae no titubeó un segundo; bajó las dos manos por su pecho, diez dedos que estiró para deslizarlos hacia abajo con lentitud.

—¿Así es como consuelas a la gente? —le preguntó, aunque sus ojos y las yemas de sus dedos estaban más centrados en acariciar el marcado abdomen. Cuando Hyukjae río, todo su cuerpo vibró y, por consiguiente, también el propio.

Se mordió el labio. El dolor que sintió después no le sorprendió; debía de tener los labios hinchados y rojos, irritados pero agradecidos. Se relamió otra vez.

—Yo no consuelo a nadie.

Llegó a su ombligo y a la oscura línea de vello. La recorrió con un dedo, perdido en el camino hacia sus pantalones. El aire se le fue en un suspiro en cuanto llegó a ellos y al bulto que gritaba su nombre.

—¿Y p-por qué haces... esto?

Rápidamente, se deshizo del botón y bajó la cremallera. Como no era de extrañar, Hyukjae carecía de ropa interior. Apretó el labio bajo los dientes y luego chasqueó la lengua. Tenía que dejar de hacer eso.

—Soy un imbécil —aceptó—, pero eso no quiere decir que sea mala persona.

Donghae alzó la cabeza para mirarlo. Razón no le faltaba. Una mala persona no cuidaría de un niño ni le habría dejado quedarse en su casa. Una mala persona no sacaría fotos tan hermosas.

—Pero podrías haber dejado que me fuese con Kyu.

—Claro —exclamó sarcástico—. Y luego dejo de fumar.

—Pues estaría bien... Es malo para tu salud y cuesta mucho dinero. Además —alzó un dedo—, sube la tensión, lo cual es probablemente causante de tus constantes dolores de cabeza. A parte del alcohol y que siempre estés enfadado, claro. Y tamb...

Hyukjae le mordió la punta del dedo. No le hizo daño ya que ejerció poca fuerza, sin embargo, el simple hecho de que se metiera su índice entre los dientes ya le hizo evadirse de todo pensamiento. Tragó saliva. Sus ojos se quedaron fijos en él, sus mejillas rojas a más no poder y la mano que mantenía sobre los pantalones de Hyukjae empezó a temblar.

Hyukjae sonrió. Lo tomó de la muñeca y abarcó el dedo con toda su boca sin siquiera dudarlo un segundo. Lo sacó y lo metió un par de veces, lo rodeó con su lengua, lo acarició de arriba abajo, lo llenó de saliva. Lo sacó totalmente, unido a su labio inferior por un hilo brillante.

Donghae gimió.

Los ojos negros se entornaron maliciosos, mirándolo mientras su ávida lengua limpiaba el hilo de saliva y luego se transformaba en una sonrisa. Mientras Donghae intentaba entender qué debía hacer con el dedo, Hyukjae ladeó la cabeza frente a su perdida mirada.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora