Feliz cumpleaños, corderito

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El teléfono sonaba de forma tan insistente contra su cabeza que Donghae no tuvo más opción que sacar el brazo de las mantas y contestar. Sin abrir los ojos para ver quién llamaba, pronunció un agotado "¿Diga?" y bostezó.

—Hae, ¿dónde estás? Son casi las ocho y media.

—En la cama —respondió vagamente.

Su jefe suspiró desde el otro lado, aunque la respuesta parecía haberle hecho gracia, porque río antes de seguir hablando.

—Pues será mejor que te des prisa si no quieres perder el avión.

—¿Qué avión? —cuestionó perezosamente.

Abrió los ojos y miró a su izquierda, solo para recordarse que no tenía compañía en la cama desde hacía una semana. Se sentó en el colchón y se revolvió el pelo. Le alegraba saber que Hyukjae estaba triunfando en el festival de fotografía de Breda, pero le habría gustado tenerlo consigo el día de su cumpleaños. Estar allí con él tampoco le parecía mala idea; demostrarle su apoyo desde cerca, visitar Amsterdam juntos, abrazarlo mientras dormían arrullados por el frío otoñal.

Suspiró. Al menos había podido hablar con él por Skype la noche anterior, mientras Hyukjae se ponía un elegante traje para ir a comer con un puñado de fotógrafos que también exponía en el festival.

—El de Escocia; donde te dije que iba a grabar mi próximo videoclip.

—¿Eh?

Quizás era porque estaba todavía medio dormido, pero no tenía ni idea de lo que Yesung le estaba contando. Se levantó y anduvo hasta el baño para lavarse la cara mientras conectaba el altavoz.

—Si lo sabe hasta Hyuk, bobo. ¿No te acuerdas? Os dije que nos íbamos a un sitio de esos que es todo verde a grabar y quería que hicieras unos planos para mí.

Se miró en el espejo. El pelo castaño y ondulado le caía sobre la frente y tanto los pendientes como el colgante con el corderito brillaban bajo la luz del sol que entraba desde la ventana. Se rascó el pecho desnudo. Si lo sabía hasta Hyukjae, tenía que ser verdad, ¿no?

—Bueno... —dijo al final, aún algo desconcertado— Ahora voy.

—¡Genial! —exclamó el mayor— Oh, y, Hae...

—¿Mhm?

—Feliz cumpleaños.

Antes de colgar, Donghae rió. Volvió a mirar su reflejo con una amplia sonrisa en los labios. La sonrisa de un chico que acababa de cumplir veintinueve años.

Pensó en llamar a Hyukjae, pero en Países Bajos tenía que ser casi la una de la madrugada y su novio estaría durmiendo para despertarse pronto la mañana siguiente. Odiaba cuando la diferencia horaria no les dejaba comunicarse como querían.

Así pues, desayunó un vaso de leche que se bebió de un trago, se vistió con un jersey y unos pantalones cómodos y se hizo una coleta que le echara el pelo hacia atrás cómodamente para el viaje. Después metió todo lo que vio necesario en una maleta, incluyendo por supuesto a Aguafiestas y su camiseta favorita, y se puso la chaqueta y las zapatillas. Tenía el coche aparcado a una calle de allí, así que no iba a llegar más tarde de las nueve y cinco si pillaba poco tráfico.

O eso fue lo que pensó antes de encontrarse a un chico de quince años en su portal. Todavía no había puesto un pie en la calle cuando Jisung se lanzó a abrazarlo con fuerza, metiéndolo en el vestíbulo del bloque de apartamentos y haciendo que se cerrara la puerta con un golpe seco. Respondió cómo pudo antes de que él menor se alejara.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, mirando hacia arriba para verle la cara. Estaba tan alto y tan guapo que ya casi no parecía su pequeño Ji.

Éste se acomodó la gorra que llevaba en la cabeza, dejándole ver una bolsa blanca que colgaba de su brazo, y empezó a mover las manos mientras hablaba con nerviosismo.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora