Capítulo 24

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Cayeron en la cama envueltos en un salvaje beso donde los labios casi no participaban, sus lenguas haciendo todo el trabajo y las manos de Donghae luchando contra la camiseta de Hyukjae, intentando quitársela sin tener que separarse de él. Se quedó atascado en el pecho del mayor. Tenían tiempo. No era necesario desnudarlo automáticamente. Aunque incluso de ese modo podía notar los bien definidos abdominales bajo sus dedos. Gimió suavemente cuando Hyukjae le chupó el labio inferior. Buscó con ansias el grueso superior, atrapándolo entre sus dientes mientras bajaba las manos por el pálido abdomen.

—¿Esto es un sí? —susurró Hyukjae. Pero, en lugar de dejarle responder, volvió a atrapar su boca en otro larguísimo y húmedo beso que Donghae siquiera dudó en responder.

Claro que sí. No entendía las razones por las que alguien como Hyukjae le estaba pidiendo que lo acompañase a algo así, a una reunión familiar, a visitar la tumba de un padre que Donghae no recordaba haberle oído nombrar nunca. Pero todo eso no significaba que deseara menos hacerlo. Pasar tiempo con el mayor lejos de allí. Conocer a su madre. Ver cómo era la actitud de Hyukjae con sus familiares. Olvidar a su madre y cómo había cambiado el tono de su voz al reconocerle como "no-Donghwa".

Quizás la solución a su pregunta estaba ahí. Hyukjae se lo había ofrecido después de decirle que no era invisible. Después de recordarle que había cosas bonitas por las que merecía la pena vivir. ¿A qué se referirá con ello?

La mente del fotógrafo parecía un lugar bastante complejo.

Pero cuando estaban devorándose sobre el mismo colchón en el que ambos habían dormido esa noche, se entendían muy bien.

Sus labios se movían en sincronía, uno sobre el otro, hambrientos, deseosos, impacientes, compensando todo lo que no habían podido besarse el día anterior tanto por culpa de Jisung como suya. Su dedos terminaron de bajar hasta la cintura del pantalón ajeno y lo desabrochó rápidamente, compartiendo un gemido con Hyukjae mientras éste se limitaba a apoyar ambas manos junto a su cabeza.

—Sí —susurró cuando por fin se separaron para respirar.

Hyukjae rozó sus narices brevemente antes de besar su comisura izquierda.

Esperó que después de aquello hubiera alguna frase que pudiera grabar en su memoria para sonreír cada vez que la recordara, pero no sucedió. Hyukjae se quitó la camiseta y le hizo un gesto para que alzara su torso de la cama. Levantando los brazos, Donghae le dejó desnudarlo de cintura para arriba. Luego una pálida mano se colocó en su pecho y lo empujó contra el colchón bruscamente.

Gimió, mordiéndose el labio inferior con deseo.

—Tú... —empezó Hyukjae, y luego un teléfono comenzó a chillar entre los dos.

Donghae lanzó una mirada hacia la mesilla donde se encontraba su móvil, pero no era su tono de llamada, así que fijó sus ojos en la expresión exhausta del mayor. Éste puso sus ojos en blanco y se arrodilló entre sus piernas, metiendo una mano en los bolsillos de sus pantalones para sacar su teléfono.

—Debería haberlo dejado en la cocina —masculló. Miró la pantalla y bufó, llevándoselo luego a la oreja— ¿Qué quieres, Sora? —cruzó un brazo sobre el pecho, torciendo los labios durante un largo período de tiempo. Su hermana parecía decir cosas que a Hyukjae no le interesaban en absoluto.

Donghae se mantuvo observando sus facciones mientras tanto; ya lo había notado y admirado antes, pero la verdad era que el mayor tenía una forma extraña de ser atractivo. No era el típico hombre que saldría modelando como el más apuesto del mundo en una revista, pero sin duda tenía esos rasgos rectos, definidos, demasiado marcados y perfectos. Su mandíbula era la prueba de esto.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora