Capítulo 26

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Después de tres explicaciones y con una hoja en la que constaban las traducciones de los kanjis, Donghae comprendió el juego. Al menos un poco más de lo que entendía el ajedrez. Aceptó jugar una partida contra la anciana si Hyukjae le ayudaba y pasaron aproximadamente una hora y media moviendo piezas por el tablero. Aunque era él quien lo hacía, el mayor se mantuvo cerca de su cuello todo el tiempo, mascullando consejos cuando lo hacía mal y soltando pequeños sonidos de satisfacción cuando acertaba.

Eran casi las seis de la tarde cuando la anciana alzó las manos derrotada, aunque feliz, y Donghae se miró la mano incapaz de creérselo. Tenía el rey contrario entre sus dedos. Abrió una gran sonrisa. ¿Acababa de ganar? ¿Él, una partida de shogi? Tenía que haber sido la suerte del principiante pero, ¿acaso eso importaba?

—¡He ganado! —exclamó, saltando en la silla.

Su hombro golpeó sin querer la barbilla de Hyukjae, quien se recostó en su silla mientras se la frotaba. Donghae no pudo hacer más que mirarlo con los ojos empequeñecidos por la felicidad. Siquiera pensó en disculparse. No sabía si quería llamar a Kyuhyun para contárselo, abrazar a la anciana o lanzarse sobre Hyukjae. Pero terminó no decidiéndose por ninguna porque una voz femenina dijo en alto que era hora de marchar hacia el cementerio.

Dejó la pieza junto a las demás. Toda la incomodidad había vuelto después de casi tres horas bastante tranquilas. Pudo ver de reojo cómo la gente de la otra mesa entraba en la casa, excepto el hombre que había sacado a la anciana. Éste se colocó detrás de la silla y los observó seriamente hasta que Hyukjae y ella terminaron de recoger. Cuando la abuela tuvo en sus manos una bolsa con tablero y piezas dentro, el hombre meneó la cabeza hacia Hyukjae.

—Nos vemos allí —dijo, su voz ronca y amarga rompiendo el silencio. Se fue por la puerta sin esperar respuesta, aunque Donghae sabía que posiblemente no fuese a recibirla.

Miró a su alrededor con una mueca en los labios. Estaban solos en la terraza, sentados mientras los demás comenzaban a ponerse en marcha, mientras puertas cerrándose y voces haciendo planes se escuchaban a lo lejos. Se frotó los muslos con las manos sudadas y miró a Hyukjae sin atreverse a levantar su cuerpo de la silla.

—¿Vamos en el coche de Sora? —preguntó suave, con cuidado. Hyukjae sacó un cigarrillo del paquete en su bolsillo, lo encendió y dio una profunda calada. Luego soltó el humo por la boca mientras se rascaba la zona tras la oreja con distracción. ¿Le había oído siquiera? Estiró una mano para tocarle el hombro— Hyukjae...

—Vamos —fue lo único que dijo antes de levantarse.

Así que Donghae obedeció. Metió las manos en los bolsillos de sus pantalones y lo siguió hacia dentro, mientras atravesaban el comedor y llegaban al pasillo que daba al garaje. Avanzó por sí mismo para tomar el picaporte, pero una mano se cerró en su muñeca y comenzó a tirar de él por el pasillo hacia las magníficas escaleras en espiral. Admiró el brillo de la baranda cuando llegaron a ellas.

—¿Tenemos que subir? —preguntó con entusiasmo. No había imaginado que podría ver otra parte de la casa hasta la noche. Tenía tantas ganas de saber cómo era aquel segundo piso y cómo serían las vistas desde allí. Seguro que se veía el mar— Dime que sí.

—Sí —respondió Hyukjae. Dio una última calada y apretó la colilla entre dos dedos hasta apagarla, dejándola luego caer al suelo.

Donghae dudó entre estar impresionado porque el mayor no se había quemado u horrorizado por la colilla inerte en aquel suelo tan limpio y bonito. Cuando vio a Hyukjae poner un pie en el primer peldaño, hizo un mohín. Recogió él los restos del cigarro y los metió en un puño. Podía tirarlos en el baño o en la primera basura que encontrara. Se sintió satisfecho consigo mismo mientras seguía el cuerpo delgado hacia el segundo piso.

Inefable [EunHae +18]Where stories live. Discover now