Capítulo 61

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Hyukjae no estaba en la cama cuando él abrió los ojos varios días después. Frunciendo el ceño porque no era más tarde de las tres de la madrugada, se frotó los ojos cansados y buscó alguna pista entre la penumbra. Quizás estaba en el baño, pensó, y se dispuso a esperarlo para volver a acurrucarse contra él en cuanto volviera.

Pero el mayor tardaba demasiado y empezó a preocuparse. Se estiró como un gato, salió de la cama y se ajustó el pantalón a la cadera. Incluso estando enfermo, su novia seguía siendo demasiado sobreprotector. Que si tenía que comer. Que si no era sano que se preocupara más por él que por sí mismo. Que si no podía tocar sus labios porque los motivos de su contagio eran obvios. Así que llevaban cuatro días demostrándose amor con abrazos, dedos entrelazados y besos en la mejilla y en la frente.

Eran adorables. A veces Donghae realmente no entendía cómo podía, él, ser parte de algo así con alguien como Hyukjae.

Y le encantaba poder mirar a su novio y decirse que sí. Que era verdad.

Sonrió mientras arrastraba los pies por la habitación en busca de la puerta. Estaba temblando por culpa del frío que helaba Alaska, atravesando las paredes y ventanas incluso cuando éstas estaban cerradas. Encontró antes el interruptor de la luz que la dichosa puerta, por lo que decidió que sería más fácil de esa manera y lo apretó. Justo a su lado, encontró la puerta cerrada. ¿Por qué no estaba abierta como cada noche?

Se frotó los brazos, congelado. Se miró los pies. Con una bocanada de aire que dejó salir vaho, anduvo hasta el armario de Hyukjae. No habían salido a la calle desde su ida al supermercado. No podía permitir que su novio empeorara.

Se puso una sudadera encima de la camisa del pijama y otros calcetines encima de los que ya llevaba. Cerró el armario y sonrió, viendo que ambas prendas eran demasiado grandes para él. Nada mejor que buscar a su lobito siendo terriblemente tierno.

Se mordió el labio con satisfacción antes de salir de la habitación.

No le costó mucho saber donde estaba. Dado que se había tenido que hacer cargo de la casa mientras la señora Harris estaba fuera y Hyukjae dormía, con fiebre, conocía la estancia bastante bien. Sabía que había varias habitaciones sin usar, que había un baño roto en el primer piso, que la puerta hacia la terraza estaba atrancada y su escasa fuerza le impedía abrirla. Lo sabía todo por experiencia, lamentablemente.

También sabía que, en la habitación del señor Harris, el fallecido esposo de Deb, había un piano polvoriento. Y esa noche las teclas se oían entre el silencio, claramente víctimas del desvelo de Hyukjae.

Donghae entró en la habitación sin hacer ruido. La luz estaba apagada, pero una vela iluminaba levemente el teclado en blanco y negro. Tal y como había supuesto, su novio estaba sentado frente a él. Se había envuelto con una bata azul oscuro y le daba la espalda mientras tocaba una canción que él no podía distinguir entre triste y alegre.

Se apoyó en el marco de la puerta para interrumpir. Le vio parar un momento para darle una calada a un cigarrillo, toser y luego continuar. Incluso le oyó cantar en un susurro.

"And the waitress is practicing politics
As the businessmen slowly get stoned
Yes, they're sharing a drink they call loneliness
But it's better than drinkin' alone"

Prácticamente empezó a golpear el teclado en ese momento. Moviendo la cabeza, levantándose levemente del asiento, emocionado. Pudo ver cómo estiraba los dedos e iba, poco a poco, volviendo a relajarse, suavizando la escena, bajando el volumen, hasta terminar con una nota tan baja que pareció mezclarse con un suspiro.

Hyukjae apagó el cigarrillo en el cenicero. Fue ese el momento en que decidió que debía mostrarse y empezó a andar. Aunque no esperaba que, antes de llegar a él, un silencioso llanto gobernara la habitación.

Inefable [EunHae +18]Where stories live. Discover now