Capítulo 51

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Hyukjae despertó al oír un hipido contra su oreja. Se frotó los ojos y parpadeó hasta poder diferenciar un poco lo que le rodeaba en la oscuridad. Cuando un fuerte sollozo le golpeó el oído, giró la cabeza hacia donde él se encontraba. Y lloraba.

—Donghae —murmuró—. Oh, otra vez...

Estaba tan oscuro que a penas podría distinguir la silueta del menor a su lado, pero su falta de respuesta y sus constantes sollozos le dijeron que estaba dormido, que se encontraba dentro de otra de esas pesadillas que atormentaban al menor tan a menudo. Aunque luego éste no recordara nada y despertara contento, feliz y risueño como siempre.

Hyukjae no sabía cómo despertarlo. Sabía que debía hacerlo para que Donghae pudiese hablar sobre ello con su psicólogo, pero, si de todos modos no iba a acordarse de lo que había soñado, ¿por qué tenía que hacerle sufrir? Obligarle a despertar y decirle que había estado sufriendo solo afectaría a su estado de ánimo.

Aun así, estaba comenzando a plantearse el ir a la consulta del doctor Baek para hablar con él mientras su novio se hallaba en el trabajo. Ese hombre sabría mejor que él si tenía que despertar a Donghae o dejarlo así hasta que su mente decidiera detener ese infierno nocturno.

De momento, solo estiró un brazo hasta la mesilla y tomó su teléfono. Con el brillo al mínimo, apuntó el rostro de Donghae y suspiró. Se encontraba igual que siempre. Con sus ojitos apretados, el ceño fruncido y los dientes presionados, con las mejillas llenas de lágrimas y los puños cerrados en la almohada.

—Está bien —susurró, pasando una mano por su mejilla izquierda. Donghae sollozó algo inentendible y luego en voz muy, muy baja, pronunció lo que Hyukjae entendió como "Hyuk".

Volvió a dejar el móvil en su lugar con un rápido movimiento para tener las manos libres. Pasó una por su cintura y metió la otra bajo su cabeza. Enredó los dedos en su pelo y se presionó al menor contra el pecho, dejando que su llanto aumentara de intensidad.

—Estoy aquí —susurró. Presionó los labios contra la cima de su cabeza y apretó los ojos— No pasa nada, corderito.

Dejó susurros calmantes cada cierto tiempo, acarició su espalda desnuda e hizo pequeños círculos entre los mechones de su pelo rubio. Y poco a poco, igual que él iba quedándose dormido, Donghae se calmó.

Hyukjae tuvo tiempo de dejar un beso en su frente y notarle acurrucarse tranquilamente contra su cuerpo antes de rendirse ante su propio sueño.

***

Donghae se balanceó sobre sus pies, con las manos a la espalda y el labio bajo los dientes. No podía dejar de retorcer la inútil tapa de papel ni de mirar el reloj que su jefe llevaba en la muñeca. Eran ya las doce y media del mediodía. Había llegado puntual a las ocho y media gracias a la alarma de su teléfono y a su perezoso novio, que, con la cara contra la almohada, le había indicado qué autobús tomar.

Se recordaba dándole un beso en la mejilla cómo despedida como siempre, aunque esa vez era él quien se había marchado. A partir de ese día iba a ser él quien se despertara primero. Iba a ser todo muy raro, pero seguro que también iba a ser fantástico.

Recordó a Hyukjae tomándolo del brazo antes de que pudiera alejarse demasiado de la cama y murmurando eso que todavía le hacía sonreír:

"No tardes"

Y su voz había sido tan dulce, tan suave, tan ronca, que Donghae solo quería que el reloj diera las cuatro para poder tomar el autobús de vuelta, entrar corriendo en el estudio y comérselo a besos.

—¡Donghae!

El grito de Yesung le hizo reaccionar. Ruborizado, lo miró y se disculpó con él haciendo una pequeña reverencia. Luego se fijó en el pudin de chocolate a punto de terminar que éste tenía en la mano.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora