CAPÍTULO 2.

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―Si Isaac no mató a su padre, ¿Quién fue? ― preguntó Scott mientras revisaba con su vista la sombría casa del nuevo beta.

―No lo sé aún ―respondió un apacible Derek a su lado, caminando junto con él.

―¿Cómo sabes que no está mintiendo? 

―Porque confío en mis sentidos ―respondió Derek después de intercambiar una mirada con el beta―. En la combinación de ellos. Y no sólo en el olfato.

Y entonces, el cachorro McCall pareció captar la indirecta, bastante directa, que el Alfa le estaba brindando. 

El adolescente se removió incomodo, y aclaró su garganta.

Claro, había olvidado por unos minutos su extraño episodio lobuno de la mañana en el entrenamiento. 

Culpa de Stiles y sus raros planes.

― ¿Viste la práctica de hoy? ― preguntó incómodo, casi rogando que no fuera así e ignoraran su momento vergonzoso.

Pero claro, Derek Hale era Derek, y jamás ignoraría nada. Ni siquiera, por cortesía.

―Sí ―respondió escuetamente sin apartar la vista del chico.

Scott tragó nervioso.

―¿Se vio así de mal?

Derek, inhalando para tomar fuerzas, tomó el hombro de Scott para contestar "sí" de nuevo, arrancándole un suspiro de derrota a Scott.

Un total desastre, nuevamente gracias a su pálido amigo. Esta vez se había pasado la practica olfateando a sus compañeros, en partes nada agradables debía decir, esperando no verse tan loco mientras buscaba quién era el nuevo hombre lobo.

El momento incómodo entre ambos acabó cuando llegaron a la puerta de un sótano. 

Con la casa de Isaac en total oscuridad, todo solía verse más terrorífico.

Al bajar las escaleras, Scott comenzó a investigar el lugar con su mirada, evidentemente aterrorizado por la sensación algo escasa de la luna y también de algunos aromas nocivos que yacían ahí.

En ese momento Scott pareció captar algo. Algo que andaba mal.

―¿Qué paso aquí? ―preguntó claramente afectado por las sensaciones que ese sótano dejaba en él.

―La clase de situación que deja una marca ―respondió Derek oculto en la oscuridad.

Scott continuaba revisando el sótano, vagando su mirada por objetos extraños. Telas y plásticos, incluso tal vez animales muertos. Sin embargo, ninguno de esos objetos era el que, inconscientemente, Scott estaba buscando.

De repente, en el suelo algo llamó su atención. 

«Marcas... ¿Marcas de garras?».

No, definitivamente no eran garras. No eran profundas, pero si se trataban de las marcas de uñas. Cuatro que rasguñaban el piso, deslizándose por él. 

➊𝐅𝐫𝐚𝐠𝐢𝐥𝐞╢𝐓𝐄𝐄𝐍 𝐖𝐎𝐋𝐅Where stories live. Discover now