La puerta de la casa de los Reynolds estaba abierta. Por ella, un hombre vestido de pantalones negros y chaqueta de cuero entró.
En el suelo de la sala, una chica inconsciente, cubierta en sangre seca y sola.
Él realmente lamentaba la escena, pero ya se lo imaginaba. Y por eso estaba allí, iba a ayudar.
Intentó tomarla en brazos, pero Sarah medianamente consciente intentó oponer resistencia.
No podía abrir sus ojos, pero sus brazos adoloridos intentaron apartar al sujeto de su lado, más no poseía la fuerza suficiente para defenderse, y consiguió nada.
Finalmente, resignada, se dejó tomar en brazos.
Sarah sintió como era sacada de la casa, y dejada en un asiento suave.
Probó con intentar abrir sus ojos, pero sólo veía borroso, y la cabeza le daba fuertes punzadas cada que sus parpados se intentaban abrir, así que finalmente dejó de intentarlo.
El rugido de un motor le indicó que se movían, y tras volvió a caer inconsciente.
Al llegar a una clínica, él hombre bajó del auto y tomó a la chica, procurando ignorar quejidos de dolor que ésta emitía.
Sobre una fría mesa metálica, Sarah reaccionó, aunque no del todo.
Podía ver cómo una luz de las que usan los médicos era encendida sobre ella, y aquella la cegaba aún más.
―¿Dónde estoy? ―musitó ella confundida, con una voz ronca y apenas audible debido a que su padre la había ahorcado horas antes.
―Estás a salvo ―contestó él. Su voz era suave e impasible, casi tranquilizadora―. Descansa Sarah, aquí estarás bien.
Pasaron unos segundos en los que la morena, luchando por no caer inconsciente, volvió a hablar.
―¿Quién eres tú? ―preguntó, utilizando sus últimas fuerzas en esas palabras.
La respuesta tardó, inquietándola, aunque no más después de haber escuchado la respuesta.
―Soy un viejo amigo de tu madre. Ahora por favor, descansa. Para cuando despiertes todo estará mejor.
Y Sarah obedeció.
El hombre se movía por la clínica, buscando entre sus estanterías y cajas lo necesario para curar a la adolescente de aspecto moribundo sobre su mesa metálica.
Él había conocido a Elizabeth, la madre de la chica, cuando ésta era una simple jovencita, y realmente lamentaba su final.
Viendo a la chica golpeada y con sangre por el rostro, apenas se podía notar que era idéntica a su progenitora.
«Lamentablemente».
Con algodón, él limpiaba la sangre de su rostro, y ponía desinflamante sobre los moretones en la mejilla de la chica producto de las abofeteadas que Clay le había propinado horas atrás.
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➊𝐅𝐫𝐚𝐠𝐢𝐥𝐞╢𝐓𝐄𝐄𝐍 𝐖𝐎𝐋𝐅
FanfictionSINOPSIS: Sarah tiene toda la apariencia de chica normal de Beacon Hills, algo que claramente puede ponerse en duda. Sonámbula por el bosque, algo la obliga a llegar siempre donde Derek Hale. Por tanto, una vez atrapada en la red de problemas sobren...