SINOPSIS:
Sarah tiene toda la apariencia de chica normal de Beacon Hills, algo que claramente puede ponerse en duda.
Sonámbula por el bosque, algo la obliga a llegar siempre donde Derek Hale.
Por tanto, una vez atrapada en la red de problemas sobren...
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Sarah esperaba apoyada en un árbol cuando el jeep de Stiles, aparcando en el estacionamiento del instituto, llamó su atención.
Bloqueando su teléfono, se acercó a los dos chicos que bajaban del auto.
―Hola chicos ―saludó Sarah alegre.
―Hola, Sar ―contestaron ambos al unísono, y luego Scott continuó con lo que Sarah dedujo, era su conversación anterior con Stiles―. Tiene que haber alguna otra forma de conseguir entradas, ¿verdad?
«¿Entradas? Creo que ya sé de qué hablan».
―Es una función secreta. Solo hay una manera y es secreta ―enfatizó el chico de lunares en la palabra "secreta".
―Oigan ―llamó Matt a los tres chicos, haciendo acto de presencia para acercarse a ellos―, ¿Saben por qué no expulsaron a nadie después de lo que pasó el otro día en la escuela?
Sí, eso era algo que Sarah no podía olvidar.
Biblioteca destruida, Erica y Matt heridos y un Kanima suelto.
―Yo tuve una contusión―se quejó Matt, entegándole una mala mirada.
―Herido de gravedad ―aclaró Stiles.
―Estuve en urgencias por seis horas.
―¿Quieres saber la verdad, Matt? Tu golpe en la cabeza está a esta altura ―explotó Stiles, agachándose a la altura de sus pies―, de nuestra lista de problemas.
Sarah, sin saber qué hacer, comenzó a reír incómodamente, llamando la atención de los tres chicos.
Entonces, el ojiceleste cayó en la cuenta de su presencia con una amigable sonrisa.
―Lo siento, Matt. Discúlpalo... es que no ha tenido un buen inicio de día. ¿Estás bien... con lo de tu golpe? No sabía que habías estado en urgencias.
El comportamiento amable de Sarah alertó a los dos chicos a su costado, en especial a su amigo de lunares, quien la miraba entre sorprendido e irritado.
«¿Desde cuándo Sarah habla con el extraño y sociópata sospechoso de Matt?».
―Hola, Sarah. Sí, ya estoy mucho mejor ―respondió él con una inmensa sonrisa.
―Que bien ―agregó Scott, tratando de aligerar la tensión.
―Gracias. Oye, vi que tampoco pudiste conseguir boletos anoche ―agregó Matt en dirección al moreno.
Rápidamente, Scott abrió sus ojos esperanzado.
―¿Aún los venden?
―No, pero pude encontrar dos en Internet. Sigue intentando, parece que todo el mundo va a ir ―animó Matt con una sonrisa, y su mirada fue a caer sobre la morena―. Sarah, aún está en pie la oferta por si te animas a ir.
