CAPÍTULO 18.

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El corazón de Sarah golpeaba con fuerza su pecho al ritmo de la música, advirtiéndole que ese plan era en realidad una pésima idea. Quería irse de allí, buscar otros opciones para luchar con el Kanima que no incluyesen su contacto directo con él, pero no podía. 

Ya estaban ahí, y había que intentarlo.

Sus pasos eran seguros, sin titubeo alguno, aunque por dentro era un terremoto grado 9.

Su mano se posó sobre la nuca de Jackson, y el chico, rápidamente sintiendo el tacto de la morena, cerró sus ojos, buscando disfrutar la calidez de su piel. 

«¡Qué comience el show del payaso seductor!».

Sarah se puso frente a él con una encantadora sonrisa, y le dio un beso en la mandíbula, muy cerca de su cuello.

Rápidamente Isaac, situándose a espaldas de la chica, tomó su cintura y la acercó a él probando la cercanía de la morena.

Sarah, esmerándose en que funcionara el plan, le entregó una pequeña caricia por la mejilla a Jackson, quien buscaba comprender qué pasaba cuando ella tomó a Isaac de su nuca invitándolo a acercarse más.

«Se suponía que el trío no era parte del plan, pero... ¿Ayudará a Jackson a distraerlo?».

Las manos del co-capitán de lacrosse se adelantaron a sus dudas e intrusearon la poca piel en la cintura descubierta por la camisa de la chica, observándola con fascinación reaccionar. 

Los labios de la chica se abrieron en una expresión de sorpresa, y entonces Jackson sonrió para sus adentros.

Isaac, sin poder soportarlo más, llevó sus labios a la boca de la morena y atrapó por unos segundos su labio superior en un corto, pero exquisito beso.

Su primer beso con Sarah Reynolds.

A sus oídos había llegado los latidos acelerados del corazón de Sarah, quien al sentir la boca del rubio sobre la suya, fue como si la introdujeran dentro de un sueño.

Su cuerpo estaba mareado, aunque no sofocado. De hecho, le agrada la cercanía de ellos.

Sus ojos estaban entrecerrados, más dieron con los del rubio. 

Era la perfecta representación de estar drogada, adormecida e hipersensible a la vez. Podía sentir todo mejor, aunque su visión y su audición estuviesen dañadas, concentradas en una sola cosa:

Los labios de Isaac. Los tenía en su mira, pero no pudo actuar. 

Jackson, molesto por la poca atención que recibía, llevó en un gesto impertinente sus labios al cuello de Sarah, humedeciéndolo a besos. 

Y, por consiguiente, se desató una pelea entre quién conseguía la atención de la pelinegra.

La respiración de Sarah estaba dañada, su forma de sentir mucho y poco a la vez la volvía ansiosa, deseosa, incapaz de controlar su alrededor. 

➊𝐅𝐫𝐚𝐠𝐢𝐥𝐞╢𝐓𝐄𝐄𝐍 𝐖𝐎𝐋𝐅Where stories live. Discover now