SINOPSIS:
Sarah tiene toda la apariencia de chica normal de Beacon Hills, algo que claramente puede ponerse en duda.
Sonámbula por el bosque, algo la obliga a llegar siempre donde Derek Hale.
Por tanto, una vez atrapada en la red de problemas sobren...
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La boca del Alfa se abría y cerraba, balbuceando en busca de las palabras correctas.
Su corazón, el cual no había latido así desde antes del incendio, ahora se desbocaba de su lugar revelando lo nervioso que estaba.
―Te necesito aquí, Sarah ―mencionó al final. La chica hundió su entrecejo, confundida―. Leíste cosas en los libros, puedes ser de gran ayuda aquí.
―O podría ser de ayuda con Jackson en el hospital ―propuso Sarah, señalando a los chicos detrás de ella, pero Derek la interrumpió.
―Sarah, por favor ―pidió en voz baja, no como una orden, sino una petición.
Rogaba que, por primera vez, la adolescente obedeciera, aunque sea una vez.
Todos en la habitación se vieron entre sí.
No era secreto para ninguno de los hombres lobos los latidos desaforados de Derek, y la forma en la que hablaba ahora... distinto.
Sus ceños se fruncieron, a excepción de Peter que lanzó una sonrisa socarrona que nadie notó.
Él sólo reía para sus adentros con sus pensamientos.
«¡Que perdido estás Derek con esa mocosa! ... Mmm, ¿mocosa? Me gusta, se quedará con el nombre, después de todo, Derek terminará quedándosela».
Sarah sintió como su corazón latió desaforado, y sin entender por qué, le asintió levemente.
Se quedaría a ayudar, eso era lo que le importaba ahora.
Volteándose hacia su amigo, le indicó con un asentimiento que fueran con Melissa, y Scott le asintió de vuelta.
Prácticamente, jaló a Isaac del brazo y lo llevó fuera de la mansión cuando él no se movía de su lugar, negándose a dejar a Sarah allí.
―Me quedaré ―accedió Sarah al Alfa, el cual le asintió agradecido. Luego cambiando de tema, agregó en un tono molesto―. Y sólo para que lo sepas, me debes un celular. Desde que rompiste el mío, no me puedo contactar con nadie.
―Te lo compraré, pero ahora...
―Concentrémonos en Jackson ―respondió con monotonía, avanzando―. Sí, te escuché las primeras diez veces que me lo dijiste durante el camino. Pero después de eso quiero mi celular, y saber por qué tu tío regresa de la muerte y no como en The Walking Dead.
Sin esperar respuestas, Sarah caminó hacia la habitación contigua, acercándose a donde Peter se había instalado su laptop sobre la mesa.
Él ya estaba revisando solo los archivos, entonces Sarah se giró confundida hacia Derek.
―¿Qué se supone que yo haga ahora?
―Podrías quedarte quieta y callada en un rincón y dejarme leer, mocosa ―sugirió Peter, rodando sus ojos.
