Secuestro.

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Tsuna comenzó a sentir una presencia cerca, y resultaba ser la misma que lo estaba siguiendo a la escuela esa mañana.

Los acompañantes del joven también lo sintieron porque al separarse miraron para todos lados y ambos se prepararon para usar la fuerza bruta en cualquier momento si lo requería la situación.

Iemitsu hizo manifestación de sus llamas en el anillo que llevaba puesto, el cual se había quedado para defenderse a él y su familia en caso de que eso sucediera, Tsuna tuvo que arriesgarse a proteger a su madre a puño limpio.

Un hombre apareció para lanzar un golpe al castaño, y su padre se quedó peleando con ese tipo antes de que pudiera dañar a su querido hijo. 

Más personas con llamas comenzaron a atacarlos, por fortuna Tsunayoshi conservaba de las enseñanzas de Reborn el combate cuerpo a cuerpo sin necesidad de sus llamas o los guantes, Nana hacía uso de algunas comidas que lanzaba a la cara de los tipos o donde pudiera para que su esposo e hijo pudieran golpearlos, o a veces utilizaba la sartén que tenía en mano.

No supieron en qué momento apareció el jefe entre el grupo y la multitud de tipos cayeron al suelo lastimados por padre e hijo, el rubio ceniza, y los castaños chocaron los cinco entre sí con una sonrisa, hacían un gran equipo.

— No me esperé ver a un asesor externo y al Vongola Décimo en Japón —suspiró cansado—, pero bueno, no me queda de otra que cumplir mi cometido de todas formas.

Iemitsu miró a Tsuna de reojo confundido, este sólo le restó importancia y se preparó para otra pelea que lo llevaría a saber quizás cuál era el plan de ese hombre al llegar a su casa.

Todo fue tan rápido que no tuvieron tiempo a proteger a Nana.

— ¡Mamá! —exclamó el castaño, observando con cuidado los movimientos de los hombre con quiénes peleaba—. ¡Suelta a mí mamá!

El descendiente de Primo se lanzó al ataque de aquel sujeto sin medir las cosas y sus propias acciones, dejándose llevar por el enojo.

Pero para cuando llegó a su destino el mafioso había desaparecido y no había rastro de su madre o alguna cosa que los llevara a su ubicación.

— Tsunayoshi —el castaño se asustó al oír el gritó de su padre llamarlo por su nombre, eso sólo sucedía cuando el tema era completamente serio-, aunque no te agrade la idea, hay que pedir apoyo a Vongola.

El Sawada menor asintió determinado, poco le importaba ahora lo que había sucedido y de qué forma lo habían traicionado, quería a su madre devuelta a cualquier costo.

— Iremos a Italia.

Volvió a asentir y juntos se encaminaron corriendo al aeropuerto, donde estaba el avión privado de Iemitsu, que le habían regalado por si necesitaba viajar en algún momento.

Doble actualización, ¿felices? Espero que sí :"v

Y ya empiezo con lo sad, ¿verdad? Ay.. bueno, se los regalo bai.

Tsuna, no eres el décimo Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora