Descubriendo.

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Tsuna se encontraba sentado en uno de los sillones sin mucho que hacer, pero se deprimía al recordar cuántos papeles tenía acumulados desde hacía tanto tiempo, aunque también ansiaba descansar de aquello.

Miró las tres pilas cubrir por completo la superficie de su escritorio y algunos incluso estaban esparcidos por el suelo de tanta cantidad que había.

Su mano derecha y su tutor habían sido muy claros después del entrenamiento, mientras él agonizaba en el suelo literalmente, los otros dos tenían miradas severas y le ordenaron hacerlo por completo para centrarse en otras cosas.

Incluso con una pistola le habían apuntado, pero él seguía sin reaccionar y sin intenciones de hacer su trabajo, de hecho toda acción de un mafioso le molestaba ya.

Rápidamente se levantó y se sentó en su lugar, fingiendo que estaba trabajando por haber escuchado unos pasos acercarse y unos golpes en la puerta llamaron después.

— Pase —canturreó el castaño con una sonrisa cálida, mirando a la persona que tenía lugar en la entrada.

Se sorprendió por ver a Phantom apuntando a un hombre aterrado, y su único guardián también estaba ahí.

— ¿Qué pasa aquí?

El mayor lo miró como si fuera un estúpido, o bueno así lo parecía bajo su punto de vista.

Se adentró con el tipo aún con la pistola en la sien y lo lanzó al sillón sin tener un poco de tacto, Tsuna lo miró con compasión, pobre de aquel que se metiera con su tutor demonio.

— Este tipo estaba en la entrada, solicitó verte a tí solo —introdujo el encapuchado, bajando un poco la mirada, algo extraño ya que siempre la tenía en alto.

Robby asintió mirando unos papeles en su mano con seriedad absoluta: — Parece originario de Japón, su nombre es Masayuki y no tiene relación alguna con la mafia —leyó resumiendo el joven, mirando al mencionado.

Tsunayoshi suspiró y se acercó a él con una sonrisa, intentando llamarlo un poco, aunque le incomodaba ese tipo porque todas sus alarmas de alerta resonaban en su mente y su intuición al ser una de ellas también se manifestó, así que no podía decir lo contrario porque mentiría.

El hombre lo miró aterrado, la palabra mafia no le había gustado para nada, pero se tranquilizó al ver que el castaño hacía   señas para que no le apuntaran más.

— ¿Para qué solicitó una reunión conmigo? —Tsuna se puso serio a la velocidad de la luz, mirándolo directamente hacia los ojos afilando un poco su mirada.

— Yo... Solicité verlo porque sé que usted puede ayudarnos —comenzó diciendo, tembloroso, el Sawada rió para sus internos, le recordaba a él de joven, siempre nervioso y temblando cuando se trataba de fuerzas mayores a la suya—. Namimori ha sufrido de ataques más potentes, y no es una advertencia, más bien yo creo que los culpables de esto van hacia algo más personal, buscan el punto débil de usted señor.

Tsuna supo entonces de quién se trataba y no detuvo a los otros dos que querían golpearlo, sino que en muy breves palabras les ordenó tranquilizarse por un poco y después harían lo que se les llegara a la mente con él. Ellos sonrieron con sadismo, tendrían la ayuda de los demás para torturarlo.

— Muchas gracias por informarme de esto, le pido que se abstenga de cualquier acción en su contra, por favor —lo despidió el castaño.

Masayuki salió de ahí asintiendo satisfecho, los tres que se quedaron solos se miraron entre sí.

— Hiroyuki.

Mientras tanto, en Vongola el peli-naranja completaba algunos preparativos para sus planes.

— ¿Está listo? —preguntó él, acercando su mano y recibiendo en ella un pequeño frasco con una sustancia para nada agradable a la vista.

Su cómplice asintió sonriendo.

— Perfecto, acabaremos con esto de una vez.

El Vongola rió.

Ciao.

Esta historia está entrando a su recta final.

Siento que es la historia que más he preparado en toda mi vida, y no es que le puse mucho más esfuerzo que a las otras que hice en algún momento, sino que estaba planeada desde el inicio.

Gracias por aceptar esto, los clichés aburren y aún así lo leen, shoro ;;

Disfruten el capítulo.

Tsuna, no eres el décimo Where stories live. Discover now