Cambios.

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El castaño se encontraba sentado en su lugar de trabajo, charlando con su antecesor y su madre tranquilamente, degustando a la vez el delicioso desayuno que la última le había preparado, mientras leía por encima los papeles que tenía apilados en su escritorio.

Por la puerta ingresó Coyote poco después, que le sonrió con notorio cariño al castaño, Tsuna corrió a abrazarlo con una sonrisa radiante, lo había extrañado tanto durante esos cuatro o cinco años, ya había perdido la noción del tiempo.

- Me alegra verte de nuevo, Coyote -lo recibió permitiéndole sentarse en uno de los sillones de la habitación, quitándose la capa que llevaba puesta y dejándola en algún lado del lugar.

El mayor sonrió con nostalgia, observando cuánto había cambiado con el paso del tiempo y se había convertido en todo un hombre, aunque le sorprendía mucho que su personalidad no hubiera cambiado a una seria como lo esperaba, pero eso le alivió desde lo más profundo de su corazón, mantenía esa hermosa sonrisa, de las que sólo él podía dedicar.

Como si él leyera sus pensamientos le sonrió más ampliamente, y se volvió a mirar los papeles que le tocaba firmar.

- Y... ¿Cómo están los guardianes Vongola? -preguntó pausándose a sí mismo el joven, sin saber cómo llamarlos y optando por apodarlos de esa manera.

Era obvia la preocupación en su voz, después de todo lo poco de expresivo que tenía era cuando su familia estaba presente y nadie más, Coyote le sonrió con alegría al saber que un poco de arrepentimiento quedaba en los corazones de los demás.

- Ellos están bien, aunque estamos teniendo problemas internos -confesó, comenzando a ponerse serio al final de la oración, el castaño lo miró incrédulo-. Es sobre el décimo, hay algo que no va bien en su relación.

Tsuna prefirió restarle importancia a ese tema, ya lo discutiría después en cuanto el guardián de la novena generación le contara sobre lo que realmente había ido a hablar con él.

Lo miró más serio de lo normal, algo le molestaba e incomodaba y por la expresión de su antecesor también había algo muy raro.

- ¿Qué es lo que te molesta, abuelo? -preguntó, mirándolo preocupado por su rostro lleno de disgusto.

De un momento a otro Giotto pareció enojarse, no le agradaba en lo más mínimo el jefe de los Vongola actual y mucho menos cuando se atrevía a meterse con uno de sus amigos.

- No sólo me incomoda su presencia -comenzó a hablar-, sino que también se atreve a regañar a G, ¡yo soy el único que puede hacer eso!

Primo desapareció y eso alarmó a los presentes, en especial a Coyote, que conocía como la palma de su mano al jefe actual de la familia y si a Giotto se le ocurría confrontarlo eso terminaría muy mal.

- Hay que ir a la mansión Vongola por Primo, van a haber muchos problemas.

Nana asintió al igual que el castaño, la mujer corrió en busca de su esposo mientras Coyote y Tsuna la seguían por detrás, este último preparando una limosina para ir directamente la mansión lo más rápido posible.

Ciao.

Nunca confíen en Yuu cuando dice que no van a haber dos capítulos seguidos. Nunca cometan ese error :D

Los dejo con esta intriga MUAJAJAJA, los amo, no me peguen -C esconde detrás de Giotto-.

Posiblemente lo publique ahora al siguiente, recen porque sí sea así.

Y, como vieron, ¡Tsu tiene su propia familia! YO lo tenía pensado desde el principio, porque me agradaba la idea y así rompía otro cliché, sí :'D

Soy muy original, ahora que me doy cuenta

En fin, chau.

Tsuna, no eres el décimo Where stories live. Discover now