Retos.

1.6K 170 19
                                    

Las semanas habían transcurrido, Tsuna finalmente estaba recuperado en su totalidad para volver al trabajo y prepararse para el conflicto que estaba a punto de desatarse entre dos mafias poderosas y pobladas de traiciones.

Durante esos días el castaño estaba rodeado de los civiles que cada vez que iba por la calle anhelaban preguntar sobre los últimos hechos en su vida, a veces incluso lo rodeaban con incógnitas que ni él mismo podía responder, pero trataba de tomarse el tiempo de hacerlo para revelar algunos secretos no muy relevantes.

Todo ese tiempo el joven y su familia se la habían pasado sin saber nada sobre la almeja, tenían los escasos relatos que el antepasado del castaño les relataba de vez en cuando, pero nada más que eso y no saber lo que estaba planeando un enemigo era algo bastante riesgoso en el bajo mundo.

Por fortuna las cosas no habían cambiado, y algunas veces recibían la visita inesperada del pequeño Lambo y su fiel amiga-madre I-pin, que nunca faltaban para darle alegría a la mansión vacía.

Los guardianes del Sawada habían completado algunas misiones cortas y sencillas, lo cual era un peso menos que cargar sobre sus hombros para Tsuna y se los agradecía mucho, ellos lo completaban gustosos porque no querían ver a su jefe envuelto en otro ataque imprevisto otra vez, o alguna enfermedad por los nervios y el sobreesfuerzo.

También se habían aliado a algunas familias que su jefe conocía, como Millefiore, y Shimon, además de Cavallone y Tomasso.

Los jefes venían de visita a veces, lo cual hacía feliz al cielo, pues podía disfrutar de un tiempo con conocidos y amigos mientras llevaba a cabo su trabajo, y gracias a esto había acabado con la amenazante pila de papeleo en su escritorio ya que era menos pesado entre risas y anécdotas.

Vongola por su parte se había vuelto un completo desastre. La primera generación se negaba rotundamente a las órdenes que a veces Hiroyuki anunciaba, olvidándose por completo que quedarían sellados por más de dos días en los anillos.

Nono estaba cada vez más molesto y nervioso con todo ese tema, su sucesor hacía cada vez cosas más descabelladas y muy poco benéficas para la familia, él comenzaba a sospechar de sus planes.

La décima generación hacía sus esfuerzos por no contradecir al peli-naranaja, odiarían verlo molesto con ellos por algunas cosas estúpidas  y preferían mantenerse al margen de las peleas comunes del noveno y décimo, nada iba bien.

Hiroyuki había roto alianzas muy buenas, y con ello llevado a la borda a muchas sucursales que habían sido atacadas por esas familias a causa de sus acciones.

Ambas familias habían cambiado mucho, ya fuera para bien o para mal.

Tsunayoshi se preparaba para el encuentro que tendrían en la tarde con ellos, aunque presentía que al ser en la vía pública los planes de su "enemigo" estaban ya concluidos y la batalla se llevaría a cabo.

Cuando fue ya la hora de partir, los Vongola esperaban en una esquina de la calle, y esto era algo obvio por la cantidad de reporteros que los rodeaban con intenciones de saber más.

El jefe de la almeja cruzó miradas con el castaño, sacándole una sonrisa burlona a este último.

— Familia Abedelli —anunció, señalándolos desde la otra punta de la calle, haciendo que algunas personas miraran en su dirección algo sorprendidas—, a Vongola le complacería enfrentarnos en un duelo de familias, ¡descubriremos quién es el rey de una vez por todas!

Phantom sonrió desde la sombra de su capucha, lo que se venía le interesaba, Reborn tembló desde el hombro de Yamamoto.

Tsuna dio un paso al frente con seriedad, sus guardianes mostraban el mismo semblante serio que su jefe tenía.

— Por nosotros no habrá problema alguno —el descendiente de Primo esbozó una sonrisa con dulzura fingida, algo que hizo morir de ternura a los que no estaban relacionados con la mafia y molestar a los del bando opuesto—, la pregunta es: ¿Tendrá Vongola la determinación suficiente para hacerse con la victoria?

Hiroyuki chasqueó la lengua, molesto.
— Discutiremos esto en privado, Primo.

Sin más se retiró, dejando a un castaño determinado de vencer, debía poner fin a esos crímenes, a esa autodestrucción que él planeaba.

Giotto reía con burla al verlos marcharse, pobres ilusos, no conocían el verdadero poder de la familia de su bisnieto.

Ciao.

Espero que les guste, se viene lo bueno.

Hoy no iba a publicar porque estoy algo más ocupada ahora que se  vienen los últimos tres meses de clase, pero haré lo posible.

Pobre Vongola... Se viene su fin.

Tsuna, no eres el décimo Where stories live. Discover now