Descanso.

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Una vez perdieron de vista a los admiradores del castaño, los dos volvieron a la casa del peli-negro agitados por tanta carrera y se encerraron en la habitación del hijo único de la familia tras entregar los pasteles y dejarlos en la heladera.

Tsuna sabía que tenía cerca un interrogatorio, pero al ver cómo el chico de cabello negro miraba algo en su computadora y se quedaba perplejo se acercó a esta para preguntarle qué le pasaba, todo bien hasta que vio su foto en la pantalla.

— ¿Tú eres el famoso empresario, Abedelli? —exclamó alegre, volteándolo a ver con una brillante sonrisa que parecía no borrarse.

Tsunayoshi hizo puchero y asintió, sus planes nunca salían como él lo quería y eso le traía todavía más problemas de los que tendría que resolver cuando volviera a Italia, controlar la furia de sus guardianes, evitar contactos con Vongola por la desconfianza que le daba su jefe actual, y el nuevo problema que iría con él.

— Planeaba decírtelo esta noche y proponerte ir de viaje a Italia conmigo —soltó repentinamente después de estar perdido en sus pensamientos por un rato—. ¿Qué dices? —le sonrió.

Mochida se lazó a abrazarlo mientras le agradecía por ello, también lo felicitaba con alegría, ya que él sabía lo de la traición de parte de sus "amigos" en la época de secundaria, por lo que le transmitía una profunda alegría el saber que su amigo ya lo había superado y no se echaba a llorar cada vez que lo recordaba.

Tsuna se la pasó aclarando algunas cosas que él quería saber por gusto, y también le presentó al espíritu de su tátara-tátara-tátara-abuelo, y si bien al principio se había asustado porque para él no era normal ver eso todos los días molestándolo, pero se la había pasado bien con ese fantasma.

Finalmente llegó la noche, y los invitados comenzaron a llegar a la casa de Mochida, sorprendiéndose por la presencia de cierto castaño, hasta que por fin aparecieron las chicas, entre ellas Haru, que saludó a su viejo amigo muy feliz.

Estuvieron hablando bastante, hasta que llegó la hora de contar las historias de sus vidas, en especial para el joven Sawada que era al que menos habían visto últimamente. 

Haru era la secretaria de una empresaria conocida, y amiga de ella hasta el punto de ser muy cercanas. Tsuna la había felicitado por todo su avance, se había vuelto toda una mujer.

El resto de la noche había avanzado como si no existiera un mañana, se la pasaron muy bien entre risas e historias, entre ellas el avance de sus vidas luego de dejar la universidad y algunos el país. 

Terminaron durmiendo a las tantas de la noche, ese había sido el tan merecido descanso de los trabajadores castaños.

Ciao.

Me inspiré otra vez .-. No sé qué pasa conmigo. 

Antes me quedaba sin inspiración a estas alturas, pero es tanto el apoyo y las ganas de continuar que mi mente se inspira y me permite escribir.

Muchas gracias, los amo ahre <3  


Tsuna, no eres el décimo Where stories live. Discover now